La derecha y Capriles han dado la demostración de seguir al pie de la letra el plan del imperialismo: dejad que los empresarios (Fedecámaras y Consecomercio) generen desabastecimiento y altos precios en productos primordiales, que los infiltrados saboteen la electricidad, que esparzamos rumores que generen desgaste y desilusión social y muy expresamente: “no polarizar políticamente con Maduro”.
Estas políticas han venido generando un fuerte impacto de desgaste en la población, sobre todo en un sector poco politizado y comprometido del chavismo, las causas de la crisis para estos sectores no se ven, tan solo sus consecuencias y los reflejos de la política comunicacional y de rumores del imperialismo que conducen a señalar como culpable a: 1) “un gobierno incapaz e ilegitimo”, que, 2) “no es igual al de Chávez” y cuya solución es un 3)“cambio hacia el progreso”, todo esto acompañado del Bloqueo argumentativo en el calificativo de “enchufados” que separa a la población aun disgregada y presa del pensamiento espontaneo del movimiento popular participativo (el chavismo).
Ante esta situación, el PSUV ha emprendido la fórmula política de provocar a la derecha, sacándolo de la mimetización en la que se encuentran junto a los sectores burgueses del país, y finalmente polarizar en los términos políticos que empleó Chávez; dejando en evidencia el rostro fascista de la MUD; el mejor ejemplo de este intento, lo veríamos este martes, cuando anticipando a una marcha de trabajadores de la gobernación de Miranda inducida por Capriles, el PSUV desplegó a su militancia a una protesta contundente para deslegitimar el gobierno de Miranda:Trancaron calles, gritaron consignas y realizaron efectivamente un asedio político.
La respuesta de Capriles en el guión del imperialismo, consistió en torear tal provocación, llamó a visualizar que "La verdadera guerra es entre Maduro y los venezolanos”, señaló que “no podemos permitir que la crisis se siga adueñando de nuestro país”, ofreció una salida electoral como fin del conflicto: “El 8 de diciembre tendrán la oportunidad de elegir entre el país que ustedes quieren o el que Maduro quiere que tengamos" y finalmente realizó una amenaza impersonal y provocadora: "el cambio va, o el pueblo lo impone".
Aún queda el debate de la habilitante, este será un verdadero desafío para la derecha, el mismo que se escenario que se efectuará la próxima semana, mostrará si la derecha se lanzará a la ofensiva al margen de la pugna electoral o como apunta su accionar actual, pasaran agachados esperarando los resultados del 8-D, el cual lo perciben como un plebiscito.
El antídoto posible lo recetó Chávez en 2012
Chávez en su discurso del 20 de octubre del año pasado, visualizó este tipo de coyunturas, señaló que para el nuevo período de la revolución, era necesario construir un sistema de comunicación e información eficaz, solido, coherente, cercano a las masas y producto de ellas, también planteó que este nuevo período debía caracterizarse por una activa participación protagónica del pueblo en un “modo sustancialmente democrático de control social y autogestión general”.
La formula de Chávez era adelantarse al marketing político, a los rumores y a la guerra de desgaste, esto, solo sería posible con el ascenso de la sociedad civil a la sociedad política a través del movimiento del Poder Popular, de un “Golpe de Timón”, de un giro en la política en el que son protagonistas las grandes masas populares y en donde el rumor no tendría efectos con ataques a personificaciones o instancias, sino que sucumbiría ante el ejercicio del amplio protagonismo popular.
Hoy, esa es la carta que tiene Maduro, “jugársela totalmente con las bases” (con las comunas, consejos de trabajadores, sindicatos revolucionarios y movimientos sociales y políticos) y a su vez, el movimiento popular “jugársela por Chávez y Maduro”, y por el avance de la revolución popular en medio de las actuales complejidades del momento político.
Sabemos que no es así, que a la burguesía y al imperialismo aún le tiemblan los huesos, que no olvidaran que aún en las bases de este proceso, sigue esperando el turno al bate: el “Chávez Colectivo”, el movimiento del poder popular y cuando este se configure y salga a la batalla no quedarán ni las huellas de esta derecha reaccionaria ni de esta burguesía parasitaria, el escenario nos brinda muchas señales, es hora de leerlas y hacer tensión de esta contradicción principal de la coyuntura actual.