Después de todo el desastre que ha significado la escabrosa relación con EEUU, quisiéramos que alguien nos explicara que sentido tendría una Comisión de Alto Nivel para la Paz y el Respeto a nuestra Soberanía, precisamente con el autor intelectual, material y financiero de todas las brutales agresiones que se ejercen contra nuestra nación en los últimos quince años. Verdad que todo esto guarda algún parecido con la mención de la soga en la casa del ahorcado. ¿O sencillamente ahora le tenemos miedo al cuero después que matamos el tigre? Analice y juzgue usted amigo lector.
A estos flamantes geniecillos de la fulana Alta Comisión, les advertimos que no tienen la menor noción del tremendo berenjenal en que meterán al Presidente Maduro, porque después que tanto denunciamos las reiteradas agresiones del imperio, ¿con qué cara y justificación nos presentaremos ante los aliados estratégicos como China, Rusia, Bielorrusia, UNASUR y demás países no alineados? ¿A dónde llegaríamos con todos los enormes reconocimientos que hace el mundo, a la gallardía de un estadista como Chávez que se atrevió a desafiar al amo del mundo occidental, y que además tuvo claridad para entender que EEUU ya era una fiera herida, dedicada a cazar camorra para sobrevivir a su drama?
Y porque llevamos décadas conociendo el pájaro por la cagada, no olvidemos que los gringos son tan pragmáticos, que generalmente calculan hasta para echarse un peo. De modo que estos sesudos proponentes de la susodicha Comisión, deberían convencerse que pierden su tiempo pensando que mediante una táctica dilatoria para ganar tiempo, podrán esta vez marear al Departamento de Estado, la CIA y el Pentágono. ¿Acaso olvidan que más sabe el diablo por viejo que por diablo, y que a esos malvados inquilinos que han pasado por la Casa Blanca, no le arrancan ni un gargajo?
En lo que si estaremos conteste con quienes proponen la Alta Comisión, es que dependiendo de una difusión eficaz y oportuna, haremos que el concierto de naciones conozcan la magnánima vocación de dialogo del Estado venezolano, así sepamos de antemano que siempre fracasaremos intentando entrar en razón a quienes tienen como punto de honor descabezar la revolución bolivariana.
Pero como se dice que la peor diligencia es la que no se hace, y “tocar la puerta no es entrar”, veremos si esta propuesta un tanto ingenua corre con suerte, y logramos que esta vez EEUU se tome unas vacaciones; dejándonos trabajar en la construcción del proyecto futurista que nos legó Chávez. Que la oposición especule vociferando que Maduro está asustado y por ello cuida más el sillón presidencial, que el ciclo histórico, eso poco importa pues hace tiempo descubrimos que los fascistas no tienen buena intención con el país. De tal manera que ante los malos augurios de los apátridas, solo nos queda decir como el Quijote: “si los perros ladran, es porque estamos llegando”.
