Respuesta a una carte del Señor Tim
Brummett,
(Véase: Your
corruption-ridden, crime-ridden nation will be swept under so fast...
http://www.vheadline.com/readnews.asp?id=49542)
Señor Tim Brummett, no sé, si
entendí muy bien su carta Su país, dominado por la corrupción y el
crimen, pronto será exterminado, pero esencialmente nos dice lo
siguiente:
Que básicamente nosotros, los
Venezolanos, como país, estamos dominados por la corrupción y el
crimen, y que esto es una de las razones, por la cual, al fin, los
EE.UU. nos exterminarán y nos borrarán de la faz de la tierra.
Sin embargo, usted sencillamente no
entiende, por qué “los venezolanos se sienten tan oprimidos por parte
de los EE.UU.”.
Usted nos acusa, que de repente hemos
olvidado todos los años de “asistencia y ayuda norteamericana en el
desarrollo” de nuestros recursos naturales, incluyendo el petróleo.
Según usted incluso ignoramos el
hecho de que los EE.UU. actualmente luchan contra un “enemigo terrible
e inhumano, cuya única meta es matar a aquellos, que no creen en lo
mismo que él”. En otras palabras, los EE.UU. luchan contra el
terrorismo y combaten el ‘eje del mal’, al cual ahora también pertenece
Venezuela.
Como profeta recién nacido, usted
está convencido de lo siguiente: “Esos asesinos islámicos vienen por
nosotros, cuésteles lo que les cueste”.
Usted nos llama a entender, como
“hermanos cristianos”, que todos “estamos amenazados”.
Usted viene con la típica
ultra-estupidez, que además revela sus verdaderas intenciones, que los
EE.UU. “no son nuestro enemigo”, dejando al mismo tiempo claro, que
nosotros los tenemos locos a ustedes y que si realmente quisiéramos
“pelear con los EE.UU., entonces hagámoslo”.
Usted concluye de manera típica:
“Dios bendiga a Norteamérica, Dios bendiga a Venezuela y que Dios
ilumine a Hugo Chávez”.
Véase: http://www.vheadline.com/readnews.asp?id=49542
Ahora, aquí en Venezuela, nuestra
constitución democrática y nuestras leyes garantizan la libertad de
expresión de todo el mundo, que es un derecho inalienable, y por eso
respetamos incluso puntos de vista como el suyo, que escuchamos a
diario, porque aquí no existe censura en absoluto. Por lo tanto,
primero tomaré sus opiniones en consideración científica.
Por su puesto, esto vale para toda
clase de opinion, no importa, si esa es de carácter fascista, nazi,
cristiano, pagano, civilizado, occidental, árabe, democrático,
socialista o comunista. Primero escuchamos lo que nos tiene que decir
el individuo, lo que piensa, lo que representa y lo que defiende, en
otras palabras, primero afirmamos de manera muy democrática cualquier
cosmovisión u opinión que nos enfrenta. ¿Cómo vamos a discutir algo, si
ni siquiera escucháramos, ni siquiera conociéramos los actos y
pensamientos de nuestro adversario?
En este espíritu democrático, hice un
resumen de lo que usted escribió en su carta. Ahora le invito a
escuchar también muy cuidadosamente lo que yo tengo que decir.
Conozco lo que usted dice, porque lo
estudié durante décadas, ya lo escuché lo suficiente. Aunque usted no
lo crea, pero había un tiempo, en la Sudáfrica nazi y blanca, donde me
sometieron a la ‘Educación Bantú’ y donde tenía una visión similar a la
de usted. Yo fui cristiano y pasé a través de tres iglesias cristianas:
la anglicana, la católico-romana y la holandés-reformista. Sé cómo
pedir bendiciones.
Fui educado en una sociedad
apartheid, que tenía mucha similitud con los EE.UU. contemporáneos, con
la Alemania nazi, con la Unión Soviética estalinista y con la Israel
sionista. Sé, cómo uno lleva banderas de difamación y cómo uno recita
lemas anti-semitas, anti-terroristas y anti-comunistas.
No soy ‘blanco’ y sé lo que significa
ser clasificado como ‘negro’. Sé, cómo afirmar el prejuicio racial, la
discriminación racial y el racismo. Estudié a Voltaire y Montesquieu,
quienes me dijeron que no podían entender, cómo Dios todopoderoso, que
por sí es la bondad misma, pudo colocar un alma, y peor aún, un alma
buena dentro de un cuerpo tan negro como el mío. De hecho e incluyendo
al gran filósofo Hegel, ellos estaban convencidos que mis hermanos
negros cristianos y yo no servimos ni para el uso ni para el abuso de
la filosofía.
En la misa las bendiciones de Dios no
llegaron hasta mí, porque para mis amos Boer ‘israelitas’, para el
pueblo escogido, que al igual que Bush anda hablando con Dios, yo era
simplemente una ‘herramienta que habla’, un ‘portador de agua y
leñador’.
Señor Brummett, ¿está escuchando,
siguiendo, comenzando a entender lo que trato de decir?
Sé lo que es arrogancia metropolitana
y lo que es ideología colonial en las escuelas. Aprendí por memoria que
soy la ‘carga del hombre blanco’, que soy indígena y que mis
antepasados eran monos, caníbales y salvajes. Luego nos enseñaron que
no servimos para formar un Estado moderno y que somos un país ‘dominado
por la corrupción y el crimen’.
Sí, tiene razón y hay mucha evidencia
de que esto es una epidemia global. Leíamos todo sobre Colgate,
Watergate, Nigergate y Angolagate, sobre Enron y Parmalat; vimos lo que
hicieron aquí los Cisneros, Mendoza o Capriles y escuchamos que
desaparecieron grandes sumas de dinero, equivalentes a tres o cuatro
veces el ‘Plan Marshall’, todo esto mucho antes de que se conoció a
Chávez.
¡Vaya que sí tiene razón!
Pero, como usted nos recordó, hemos
olvidado lo que nuestros amos coloniales hicieron para nosotros, cómo
nos descuartizaron por deporte, cómo robaron y saquearon a nuestros
continentes, cómo nos extinguieron, porque no nos queríamos convertir
en esclavos. También olvidábamos, cómo nos ‘chuparon la sangre’ a
través de nuestras ‘venas abiertas’ (Eduardo Galeano) y qué nos hizo la
‘plaga’ norteamericana (Simón Bolívar). Olvidábamos que fue la hada
Norteamérica, su CIA, su Banco Mundial, su Fondo Monetario
Internacional, su Casa Blanca, su NASA y su Pentágono, que durante
todos esos años nos brindaron “asistencia y ayuda en el desarrollo de
nuestros recursos naturales, incluyendo el petróleo”.
¡Somos tan desagradecidos! ¡No
sabemos valorar lo que los EE.UU. de manera tan cristiana estaban (y
siguen) haciendo por América Latina, por Venezuela y por el mundo!
¡De verdad, cada vez más, comienzo a
entenderlo, Señor Brummett y su manera de razonar! ¿Usted también trata
de entender lo que estoy diciendo?
¡No tiene nada que ver con marxismo,
comunismo o terrorismo! Es sencillamente una realidad a nivel mundial,
la cual usted no conoce, no quiere conocer y en la cual usted no vive.
Si usted no logra entendernos,
entonces, por lo menos nuestros lectores comenzarán a dudar y a
cuestionar las ‘verdades absolutas’ del New York Times y de Fox News,
el ‘sentido común’ de CNN y los ‘hechos’ del Miami Herald sobre Chávez
y Venezuela.
Pero continuemos investigándolo a
usted y a su cosmovisión hacia Venezuela. Nosotros somos las criaturas
desagradecidas, en vez de disfrutar el Santa Claus de Coca Cola, las
migajas cristianas que caen de la mesa opulenta de nuestro Hermano
Mayor del norte, quien nos permitió de visitar a Disneylandia, de ver
al Presidente Mickey Mouse; en vez de agradecerle a Dagoberto Duck
alias Bill Gates, que nos dio tanto amor y caridad, donándoles a los
pobres de este mundo nada menos que 15 mil millones de dólares. Sí,
olvidábamos todo esto, y también los negocios corporativos a nivel
global de Microsoft, cuyas ganancias anuales superan esta suma y
probablemente incluso los presupuestos anuales de nuestros continentes.
Usted dice, que actualmente los
EE.UU. luchan contra un “enemigo terrible e inhumano”; estoy seguro,
que este ‘enemigo’ no sólo es Osama Bin Laden y su pandilla de
‘terroristas’ del Al-Qaeda, sino cualquier persona o cosa árabe, o
cualquier país que posee petróleo o gas. ¿No sabe esto?
¿Usted no sabe, que los EE.UU.
consumen más que 40% de los recursos energéticos del planeta, no sabe
que existe una crisis energética mundial?
¿No sabe, que los EE.UU. son una
economía de guerra, que vive de la guerra, de la muerte, del genocidio
y que tiene que generar guerras mundiales cuando se encuentra en severa
crisis? ¿No sabe, que un sistema mundial en crisis tiene que mostrar
sus verdaderos colores (que son aquellos de color marrón fascista) y,
ya en agonía, tiene que quitar el velo ‘democrático’ que estaba
cubriendo la cara llena de sangre de su ‘estatua de la libertad’?
Desde el comienzo, desde el ‘Bill of
Rights’, ya durante siglos, la autopista transhistórica imperialista de
los EE.UU. era (y sigue siendo) pavimentada con la sangre inocente y
los cadáveres de millones de víctimas de su ‘política exterior’ y de
sus ‘intereses nacionales’.
No hace falta que nos amenacen y nos
cuenten mentiras, porque ningún país en este mundo era o es tan
estúpido como para declararle una guerra contra los EE.UU. Ni siquiera
Hitler o Stalin se atrevían de hacerlo. El agresor siempre fue los
EE.UU., que de bajo de su manto de Drácula del ‘libertador’ atacaron a
otros. Ahora imagínese, que los propios EE.UU. quieren hacer creer al
mundo, que Afganistán, Irak, Bin Laden, Saddam Hussein, Irán o
Venezuela, que esos ‘enemigos terribles e inhumanos’ vienen con la
intención de ‘matar y mutilar’ al pueblo norteamericano. Lo que usted
escribió, se conoce como viejo truco ideológico al estilo de Orwell,
que es poner las cosas al revés y acusar a los demás de lo que usted
mismo hace en realidad; utilizarlos como ‘chivos expiatorios’ y
‘enemigos’ para desviar la atención de su propia corrupción y crímenes
de guerra. Por favor, este truco ya es rancio y fue utilizado por todos
los tiranos y dictadores de la historia, desde los tiranos de Siracusa,
a través de Draco, Nero, Calígula, Stalin, Hitler, Mussolini y Salazar,
hasta Franco y ahora Bush I y Bush II; el primero era una tragedia
global, el segundo es una farsa americana y lleno de mentiras sobre las
Torres Gemelas y los ‘terroristas’. En cuanto a las Torres Gemelas,
¿usted realmente cree en Dios y en Bin Laden? ¿Realmente sigue creyendo
que la seráfica administración Bush es tan inocente como lo quiere
hacer creer ante el mundo?
Dentro de 50 años, cuando se
desclasifiquen los verdaderos documentos y cuando ya no importará,
porque probablemente el planeta entero estará radioactivo y tostado,
usted y yo podríamos reunirnos para volver a discutir este asunto, es
decir, discutir sobre la Verdad, que es el talón de Aquiles de los
EE.UU., sobre el ‘Proyecto para un nuevo siglo americano’ y sobre el
diezmo de miles de millones de trabajadores manuales físicos obsoletos
alrededor del planeta.
¿Usted realmente va a creer en otro
engaño al estilo de Pearl Harbor, al cuento árabe de ‘mil y una noche’
más reciente de Bush; va a creer en las alfombras voladoras en vez de
registrar los ‘platillos voladores’ que utilizan la tecnología de
Tesla? ¿Usted todavía viene con esas viejas historietas sobre ‘Aladino’
o ‘Ali Baba’, en vez de preocuparse de lo que pasa en Los Álamos o en
el área 51 del Desierto de Nevada?, para ver lo que está pasando allí
todas las noches con sus propios ojos y para analizarlo con su propio
cerebro, para entonces volver e informar a los lectores del New York
Times sobre las realidades estadounidenses; pero prefiere contarnos a
nosotros y al mundo estupideces sobre Venezuela y el Caribe.
Con toda la tan celebrada ‘libertad
de expresión’ que supuestamente tienen en los EE.UU., apuesto que sus
‘patriot acts’ no le permitirán decir la verdad e incluso podría
terminar en la cárcel o ‘desaparecer’, y nadie jamás sabrá, que pasó
con usted.
Bien, despiértese y estudie su
patriotismo; no es tan inocente que pretende ser. Usted lo sabe mucho
mejor, que vivimos en el tercer milenio y no en la era de McCarthy o en
la Edad Media europea.
No utilice más esa propaganda nazi
del ‘enemigo-amigo’; Hitler la utilizó y ustedes la aprendieron de los
‘filósofos’ caseros del fascismo norteamericano plagio del nacional
socialismo alemán, de Carl Schmitt y de Leo Strauss. Este tipo de
pensamientos terminó en declarar como ‘enemigos’ del ‘Tercer Reich’ a
los judíos, comunistas, gitanos y africanos.
Millones de esos ‘enemigos’
terminaron en los campos de concentración y fueron asesinados
brutalmente mediante armas de destrucción masiva. Sólo averigüe en los
propios EE.UU., y verá montones de armas de destrucción masiva en todas
partes; también encontrará los campos de concentración y las ‘cámaras
de tortura’ de la CIA, esos no sólo existen en Guantánamo o en la
Europa oriental, los tienen ustedes directo en casa, en su dulce hogar.
Así que amigo cristiano de Venezuela,
primero dense un vistazo a ustedes mismos en el espejo de la realidad y
encontrarán al verdadero Bin Laden, al verdadero y único terrorista y
no a un fantasma fabricado por la CIA. Lo que verán allí en el espejo
de la globalización no son los ‘asesinos islámicos’ que ‘vienen por
ustedes cuésteles lo que les cueste’; más bien verán a la CIA
estadounidense, los paramilitares y los Marines que se preparan para
invadir a Irán y a Venezuela en cualquier momento.
Ahora, después de escuchar a mis
puntos de vista, después de entender e incluso aprender algo, ¿qué
piensa usted que contienen esas bendiciones cristianas añejas y
farisaicas: “Dios bendiga a América, Dios bendiga a Venezuela y que
Dios ilumine a Hugo Chávez”?
Usted sabe, que donde quiera que ande
el dólar (que supuestamente confíe en dios), el ejército de Rumsfeld
sigue en pie. Mientras tanto nadie, ni siquiera dios mismo, confía más
en el dólar estadounidense; ya ahora necesita un 40% de devaluación y
pronto ya no valdrá un comino. Nosotros no nos ‘sentimos’ oprimidos por
los EE.UU., sino de hecho, el imperialismo corporativo estadounidense
nos está oprimiendo y explotando.
Original en Inglés: “We are being
opressed and exploited by United States corporate imperialism”
URL: http://www.franz-lee.org/venezuela00001.html