¡Oh san Valentín, qué suerte la mía! Se acabó mi felicidad prematura
de tener mis dólares en los bancos yanquis. Nadé satisfactoriamente lo
más que pude a fuerza de tracalerías y vivezas contraídas, para morir
en la orilla, como si fuera un simple empleado que por muchos años no
ha dejado de sudar sin descanso de estirar sus manos y agarrar lo que
por voluntad popular los más osados nos enseñan a no dejar pasar de
asir cuánto hay para eso, sin maltratar a los que depredan al Estado
venezolano que, ahora por las malas intenciones del senado de los EEUU
me dejarán sin nada como trapo a la intemperie sin reconocer nuestros
esfuerzos arraigados de servidores desconocidos.
No tengo respingo que calme la ansiedad que me entró en que después de
encariñarme con el bendito dólar americano, tenga que contentarme con
un bolívar desvalorizado que todo lo compra caro y que no subsana la
angustia que precipita más angustias en mi mente de vulgar
capitalista, forjando el orden natural.
Ahora sé que nací pobre y pobre moriré a pesar que mis trasnochos
fueron tantos por lograr lo que no logré de tener mis dólares libres
de atención en un país que se dice democrático hasta la saciedad y,
por enconos contra el gobierno de Maduro, los perjudicados siempre
somos, los que luchamos por el desprendimiento global de tener algo
cada día sin importarnos el cómo ni el cuándo ni mucho menos que la
oposición venezolana esté de acuerdo con los métodos represivos del
Norte y, se los alabe.
Mi ignorancia en eso es tal que no entiendo ese capricho que parece
legulecho y de aspaviento político contra un régimen que siempre ha
querido estar en las buenas conlos gobiernos de Whasington y, por más
que ha dado su brazo a torcer, allá no entienden de buenas intenciones
de cooperación y libertad y, siempre se nos van por la tangente de
perversos inquisidores y, ya no encuentran cómo fastidiarnos y meterse
en nuestras políticas de Estado y, ahora nos salen quitándonos
nuestros dólares obtenidos en el libre esparcimiento de la cautela.
Decir que somos honestos es una falsedad que brinca espacios
inauditos, pero decir lo contrario también tiene un trasfondo opaco
que nos limita la concentración de luchar por lo nuestro que en
revolución todo vale, siempre que nuestras banderas sean de
compromisos inalienables con la Patria que, como consecuentes
socialistas luchamos por lo mejor de los demás y,lo mejor siempre ha
estado en el Norte que, por eso el Sur le pertenece y, dada la máxima
que entre más tienes más eres, seguimos ese camino recto.
No es fácil recordar que empezamos de cero siempre viendo hacia arriba
con la esperanza que, algún dia seríamos vistos como progresistas y
cuando llega ese día del día a día nos salen que como empleados del
Estado no podemos tener algunos dólaresallá en USA, para ciertas
satisfacciones que no es nada nuevo si a ver vamos y, el que no sueña
sigue soñando de vivir independientemente del lbre mercado que
consolide parte del sueño americano que sin dólares no somos nadie y,
por eso de todo el mundo migran hacia ese país de cultura anglosajona
a convivir con el placer de estar allá en dual resignación.
Nada difícil ha sido usar la inteligencia de nuestros métodos de
extraer un poco más de dinero por nuestros servicios que siempre serán
mal pagados como servidores públicos, desde el ángulo que se piense en
la memoria y, si de algo estamos seguros es que, nos quieran o no
allá, seguiremos produciendo, para nuestro peculio que como dólar bien
venido es y, más con lo escaso que está esa moneda y, más ahora que
nuestro principal barril de hidrocarburo va en bajada.
Con dólar o sin dólar la vida continúa y, para nosotros esté dónde
esté siempre iremos tras de él y, esa medida a ultranza lo que hace es
incentivar nuestra dignidad de libres trabajadores.