El año 2015 pareciera se desarrollará la arena internacional en permanentes y graves tensiones internacionales en conociendo como terminó el escenario internacional en el año 2014. En ese marco referente, en nuestra personal visión, nos permitimos considerar tres escenarios donde la “nueva política Obama” (JVR dixit) profundizará sus propuestas de política internacional sobre la base fundamental de la necesaria continuación de la reingeniería del sistema capitalista global. Estos escenarios considerados serían: Rusia, China y Venezuela.
Nos explicamos. Washington ha venido desarrollando desde hace años una política agresiva de rodear el territorio ruso a través de decisiones asumidas por la OTAN como podríamos recordar con el establecimiento de bases lanzamisiles supuestamente dirigidos a contrarrestas “la amenaza iraní”. Ese hipotético escenario europeo se vería interrumpido, aparentemente, por los desarrollos en Ucrania que obligaría a Moscú aseverar la validez de algún importante tratado sobre la región de Crimea. De todos es conocido como se han desarrollado las contradicciones en su expresión bélica con la realidad tangible de un desarrollo de guerra civil en menor escala comparativamente con el “escenario en Siria”. Pero el “caso Ucrania” le ha permitido a los países miembros de la OTAN y sus aliados impulsar una serie de decisiones económicas que en nuestra modesta opinión se nos parecen a las decisiones alcanzadas en el Tratado de Versalles con las lógicas limitaciones visto los tiempos históricos distantes. Es decir, pareciera que sobre la base de la experiencia que se desarrollaría con la aplicación de aquel tratado en mención, la OTAN ha ido avanzando hacia el estrangulamiento de la economía rusa con las lógicas consecuencias sobre la sociedad rusa como bien se han venido expresando diferentes líderes del continente europeo y la sinceridad radical del Presidente Vladimir Putin. Pero las denominadas como “sanciones económicas” referidas, por ejemplo, al estadio agrícola no tendrían un tan importante impacto si no estuvieran acompañadas por la “piedra fundamental” de los precios del barril de crudo a nivel internacional que han impactado a todos los productores de petróleo no solo los países miembros de la OPEP sino también sobre aquellos productores no miembros-de-la-OPEP.
En este orden, las relaciones de Washington con Beijing son diferentes a las de Washington con Moscú y asimétricas en sus contenidos independientemente de las relaciones de Moscú con Beijing. Es de interés académico realizar un profundo análisis de las relaciones actuales que sostienen los EEUU de América con la República Popular China desde todas las variables posibles aunque para este texto podríamos mencionar algunas y destacar otras pero precisando que no es nuestra intención alcanzar un desarrollo total de esas relaciones, por ahora. Cuando incursionamos en la Historia Universal comprobamos que los EEUU de América es, fundamental, un país joven pero de una interesante agresividad que denominamos “potencial mundial” y que en el marco de los paradigmas capitalista lo denominamos como “país imperialista”. Sosteniendo esas variables y comparándolas con el proceso histórico desarrollado por el “país del centro” (China) conocemos de las profundas diferencias cuando nos acercamos a ambos comportamientos en la arena internacional cuales son de todo conocimiento histórico. La política de estado estadounidense es, desde su fundación por los “Padres Fundadores”, expansionista; es decir, terrófoga mientras que China ha mantenido una historia de relaciones comerciales que se remontan a aquellos tiempos del Mar Egeo y los griegos y las diferentes “Rutas de la Seda”.
En ese contexto ubicándonos en el actual siglo XXI, en los comienzos de la segunda parte de la primera década de este siglo en mención, al analizar las relaciones bilaterales sino-estadounidenses alcanzamos a conocer cómo Washington ha venido desarrollando su “nueva política Obama” (JVR dixit) en evidente imposición imperial a sus “socios y aliados” de la Región de Asia-Pacífico para buscar equilibrar las contradicciones que se van desarrollando en cuando al propio desarrollo del sistema capitalista global y sus necesarias reingenierías por obligantes en perfectibilidades como sistema socio-económico en el marco de la Historia Universal. Es decir, pareciera que el desarrollo de una política de rodear a China conjuntamente con los países de la región referida ha entrado en una nueva fase cual, aparentemente, no pondría la balanza del poder a favor de Washington por diferentes razones geopolíticas mundiales en desarrollo actual. Pero lo fundamental, sí se nos permite, sería los acuerdos alcanzados por Beijing y los países de Asia Central y Rusia en diferentes estratos de los desarrollos energéticos cuales son importantes para las partes por diferentes y variadas realidades. Por ejemplo, un control energético compartido por las partes en referencia impactan, necesariamente, las exportaciones de crudo procedentes de los países del Golfo hacia la región oriental asiática con lo cual los acuerdos alcanzados por Washington y sus “socios y aliados” se podrían encontrar en un “cul de sac” geopolítico en sus expresiones geoestratégicas.
Hemos mencionado más arriba la contradicción en desarrollo entre Washington y Caracas mencionando a Washington en primer lugar por sus continuos avances agresivos políticos en sus relaciones hacia el Gobierno del Presidente Constitucional de la República Bolivariana de Venezuela, Nicolás Maduro Moros, como lo mantuvieran durante los quince (15) años de la Presidencia de nuestro Comandante en Jefe, Hugo Rafael Chávez Frías. Es decir, Washington mantiene un comportamiento inamistoso hacia Venezuela, su pueblo y su Gobierno. Cuando nos permitimos conjugar las tres contradicciones en el marco de las relaciones bilaterales de Washington con Moscú, Beijing y Caracas podemos alcanzar una primera “piedra fundamental” que en nuestra modesta opinión sería el petróleo; ello significa que el mantenimiento del actual sistema capitalista global y las consecuencias lógicas de su actual reingeniería sistémica global requiere para su mantenimiento histórico de las energías procedentes del desarrollo del petróleo tanto “aguas arriba” como “aguas abajo”. Podríamos llamar la atención, como ejemplo, como la “crisis de Ucrania” contiene como su sostén no solo geoestratégico el tema del cruce del petróleo y gas ruso hacia la Europa comunitaria, fundamentalmente, Alemania.
En ese contexto, cuando analizamos los importantes impactos que se vienen desarrollando tanto en cuanto a los precios del crudo a nivel internacional como los efectos contra-ambientalistas del desarrollo de la producción de crudo vía fracking van de la mano con los desarrollos geopolíticos, particularmente, en Ucrania como en el Medio Oriente. Son escenarios semi-bélicos y/o “guerras de baja y mediana intensidad” que expresan un peligroso camino hacia una confrontación de mayores dimensiones sí los escenarios internacionales “se salen” del actual desarrollo de la “nueva Guerra Fría” como bien lo ha expuesto transparentemente el Presidente ruso, Vladimir Putin. Debemos aceptarlo, el capitalismo, en sus actuales caminares, necesita de la energía producida por el petróleo pero no solo energía sino también todos aquellos productos consecuenciales que se desarrollan “aguas abajo” como, por ejemplo, los aceites.
En ese escenario es inevitable resaltar la importancia de Venezuela en el escenario internacional arriba en mención pero no solo por sus reservas petroleras sino por su realidad geográfica y el importante significado que esa realidad contiene frente a la actual reingeniería de la “Doctrina Monroe” no solo con respecto a los desarrollos recientes que se han expresado en la región caribeña sino en el marco de los fundamentos que se argumentaron para que el Congreso estadounidense a proposición del Ejecutivo estadounidense aprobara las aplicaciones de la “Doctrina Monroe” como “política de estado” estadounidense-expansionista y es por ello que popularmente se le ha denominado como “patio trasero”. En ese contexto, los estados afectados tendrán que asumir, responsablemente, el “ideario de don Simón Bolívar” y sus actuaciones y desarrollos en el marco de la praxis del “ideario del Comandante Chávez Frías” ante los actuales y futuros escenarios geopolíticos que viene desarrollando el imperio estadounidense.