El imperialismo yanky padece graves heridas. En la segunda mitad del siglo XX sufrió en Corea y Vietnam las más vergonzosas derrotas que ejército alguno haya sufrido. En Afganistán ha tenido que retirar sus tropas con bajas y heridos y la rebelión continua. En Irak y Libia su intervención ha tenido como consecuencia diarios enfrentamientos armados. La creación yanky de Al Qaeda y el Estado Islámico se han tornado ahora sus enemigos.
El presidente Obama ha reconocido el fracaso del bloqueo y política agresiva en todos los terrenos contra Cuba. Después de Playa Girón, el imperialismo no se atrevió a invadir la pequeña isla a escasas millas de su territorio. En la historia no se conoce caso igual.
Un extracto del informe de la CIA a Ronald Reagan sobre Cuba, publicado en un diario venezolano, decía en síntesis que una invasión a Cuba, desde el punto de vista militar, era sencillamente imposible. A una revista mexicana le declaro Fidel que una invasión sería para el yanky peor que Vietnam. Al derrumbe de la URSS, pretendió el yanky extender por 1 mes la operación Unitas que anualmente se hacía por 3 días, Cuba realizó una contraoperación que demostraba que estaba en capacidad de penetrar territorio yanky, librar la guerra allí y tomar dos bases nucleares para dirigirlas contra Washington y Nueva York. La operación Unitas se retiró inmediatamente. Pensamos que Cuba tenía o tiene otras operaciones que no revela.
Más, la bestia herida puede lanzar zarpazos mortales. El imperialismo decadente cuenta, sin embargo, con arsenales de armamento sofisticados y tiene a Venezuela como objetivos. Lo ha dicho el Vicepresidente y el documento sobre seguridad nacional del gobierno norteamericano.
Estamos en presencia, como lo ha dicho el Presidente Maduro, de una amenaza real y la defensa efectiva es la unidad del pueblo venezolano y ésta no la podemos lograr sin la unidad de la clase obrera. Allí está la clave de la experiencia cubana y de la Venezuela del 23 de enero. "Unidad, unidad, unidad, esa debe ser nuestra divisa" decía el Libertador.
La larga lucha contra el imperio español culminó en la victoria con la unidad nacional e internacional. La división, después de la muerte de Bolívar, nos sumió en dos siglos de explotación por las potencias imperiales.