Luego que el Presidente Barack Obama Hussein oficializara el Decreto contra nuestro país, señalándonos como una amenaza a la Seguridad Nacional de los Estados Unidos y a su Agenda de la Política exterior, inmediatamente después que se hizo la convocatoria para recoger firmas en contra de esa aberración jurídica y política, pude constara in situ, como el Cdte. Eterno y Supremo, había regresado junto al Padre Libertador, a través de toda esa gente que se apersonó a las Plaza Bolívar de todo el país, para firmar contra el imperialismo.
Cuando el gobierno de los Estados Unidos ejecuta esa acción lo que está diciendo es que sus sigüines en Venezuela ya no les son confiables por lo que se verían en la necesidad de ejecutar ellos mismos, las Operaciones Especiales (sino que una intervención directa), dada la incompetencia de quienes hasta fecha reciente (opositores civiles y paramilitares), se les han otorgado miles de millones de dólares para desconocer la voluntad popular, nuestra democracia, no han sido capaces de cumplir la tarea en el cuadro de la Guerra de Baja Intensidad, de derrocar al gobierno legítimamente constituido, del compañero, Nicolás Maduro Moros.
A Tío Sam, le salió el tiro por la culata. Ciento de miles y millones de personas en todo el país y en todo el mundo, han criticado y manifestado su desacuerdo con el injerensismo del actual inquilino de la Casa Blanca; sólo, los apátridas de siempre (minoría por cierto como en tiempos de Fernando VII), se han puesto en favor de tamaño extravío. El gran derrotado y porque no decirlo, afectado, es la oposición.
La Celac, La Unasur, La Alba, El G-47 + China, La ONU, Los BRICS, (e incluso La OEA); en fin, todos los amigos internacionales de nuestra querida, amada y soberana Venezuela, han manifestado su desacuerdo a este pronunciamiento anti histórico.
Nos veremos en Panamá quien será anfitrión de la VII Cumbre de las Américas donde es políticamente correcto asistir, no por habernos convertido al neoliberalismo (recordemos que la razón de ser de esa Cumbre, es imponernos el ALCA), sino porque no debemos ni podemos abandonar los espacios internacionales donde tengamos la capacidad y posibilidad de decir y afirmar a todos los vientos, que somos un país libre, soberano y de paz.
No permitiremos que en nuestra América Latina reproduzcan escenarios de disputas neo coloniales, por el control de los recursos naturales que ellos depredaron entre los siglos XIX y XX y hoy en el siglo XXI nos quieren nuevamente expropiar.