¡Latinoamérica, asaltemos al imperio yanqui!

Cortas frases, pocos vocablos para expresar una visión diferente al concepto del "patio trasero". No es un exceso sino expresar un escenario en contrario; es proponer un ejercicio geopolítico donde reflexionemos sobre qué podría suceder en caso que los latinoamericanos tomemos la hipotética decisión de "…asaltar al Imperio yanqui…" con todas las consecuencias realistas que ello desarrollaría, de nuevo, hipotéticamente. La idea no es para nada nueva porque creemos recordar que años muy del pasado histórico, la Corona borbónica "manejó" la tesis de la hispanización de regiones estadounidenses sustentando esas sus propuestas en tesis sobre dos realidades: la colonización española durante la Colonización de América, particularmente, el sur de esa geografía del norte de América y aquella frase de "…300 millones de hispano-parlantes…" en la geografía total americana junto a los criollos ibéricos.

Como lo hemos escrito, este escrito para nada será extenso pero para nada aburrido. Ello nos lleva a inquirirnos sí los países latinoamericanos podríamos asaltar el territorio imperial estadounidense; para ello es obligante un poquito de Historia continental del pasado pre-Independencia, un poquito de realidades históricas sobre las participaciones de americanos del Sur en la Independencia de la "13 Colonias" por algunas razones comercial-impositivas, otra colaboración referida a una bandera criolla que ondearía en la península de la denominada como Florida, otro poquito recordando algunas frases históricas de don Simón Bolívar sobre el novel país del norte del continente americano, otro agregado sería todo el desarrollo de la "buena vecindad" (sic) entre los territorios geográficos y sus habitantes del norte del continente americano con los mismos espacios geográficos y sus habitantes del sur del continente americano siempre incluyendo las realidades históricas tanto de ese interesante espacio geográfico que hemos denominado Centroamérica y las realidades de esos espacios geográfico-acuáticos controlados por los indios Caribes que hemos conocido tanto como el Caribe Oriental como el Caribe Occidental, espacio de dolor de cabeza para aquel país del norte del continente americano.

Vayamos a la sociología histórica. Recientemente, en algún lugar leíamos que las demostraciones de Lewis Morgan, aquel referido por Federico Engels, se han demostrado con todas las seguridades que las ciencias nos proporcionan, es decir, que los originarios americanos proveniente del continente de Asia caminaron y navegaron para ocupar espacios geográficos en todo el continente americano; es decir, tanto por el estrecho de Bering como por navegación llegando tanto a costas del actual México como del actual Perú. El científico Morgan alcanzó esa demostración gracias al ADN lo cual es bien interesante. Ello podría significar que el continente americano sería lugar de migración de habitantes asiático-mongoloides, es decir, tanto de la denominada como Siberia como de los espacios isleños de las Polinesias. Que lo catires de ojos azules conocidos como los vikingos llegaron al Hudson está demostrado pero siempre teniendo presente que alcanzarían las costas del continente norte de América muy "endespués", como se diría en buen "pacense".

Lo que hemos denominado y aceptado que nuestro vecino del norte del continente americano es "el Imperio post-moderno" y "alguito" de modernidad, es una obviedad obvia que hemos no solo aceptado sino que "…lo hemos sufrido en carne propia…". Cuando conocemos algo de la Historia de Europa, sabemos que esos países con sus testas coronadas no han dejado de "caerse a cuchillo" desde tiempos posteriores a las realidades del Imperio Romano en decadencia, es decir, el Imperio Romano fue un poder en permanente expansión controlando lo que los positivistas han denominado como "…el mundo conocido…", olvidándose de toda la realidad del continente de Asia y de la África subsahariana, es decir, la África negra. Es decir, que las bases ideológicas de los "Padres Fundadores" se sustentaron en esa "modernidad guerrera europea" de permanente expansión terrófoga. Pero, esos "fundadores" actuaron sobre las propias experiencias europeas buscando evitar contradicciones internas (a pesar de la Guerra Civil), la consolidación de todo el territorio continental norteño americano, la solidez de una economía expansiva y la presencia en ultramar. Ello, claramente, lo podríamos considerar como la base fundamental para el diseño de la "Doctrina Monroe" y aquella interesante pero terrible frase: "América para los americanos". Es decir, sí conocemos las fechas históricas de cuando se aprobara dicha doctrina, de cuando la armada estadounidense tuvo presencia tanto en Japón como en China y el proceso de su consolidación como "nación importante en el escenario internacional" durante toda la segunda mitad del siglo XIX, podríamos, probablemente, demostrar cómo se irían preparando como país-nación para asaltar hacia el concepto "imperialismo".

Pero pareciera que América Latina ha sido invitada a un akelarre denunciado por don Simón Bolívar más como un concepto "moderno" de "esclavitud manipulada" que como "aliado y socio". Una sencilla prueba es la compleja y difícil discusión que tiene el Poder estadounidense, en estos tiempos actuales, referidos a la denominada "migración latina". Ésta discusión ha tenido su expresión, quiérase o se rechace, en dos realidades recientes decididas por el propio Imperio estadounidense: la denominada "Orden Ejecutiva" contra uno de los países de América Latina pero con posible y probable retrueque hacia el resto de las naciones al sur del continente americano a pesar de algunos personajes con altas decisiones ejecutivas y la otra es todo el escenario que giró alrededor de la presencia del "Hermano Mayor" en la "Cumbre de Panamá" donde le pondría más énfasis a su conversa con el Presidente de Cuba, país caribeño, General Raúl Castro y a su discurso en la "Cumbre de los Empresarios" que a quienes Washington "no considera ni aliados ni socios sino segundones".

Es curioso como la Historia del continente americano ha ido evolucionando de palpable demostración. Recordemos el "Bloqueo de La Guaira", metodología aplicada por las "14 Potencia" sobre el puerto de la ciudad de Tianjin (norte de China y puerta de entrada a la capital Beijing) un par de años previos; es decir, que la metodología geopolítica jurídico-financiera de esa relación dual: "Imperio-Imperialismo" es base fundamental de praxis políticas inherentes al propio desarrollo del sistema capitalista. Para actualizarlo podríamos referirnos a dos escenarios harto demostrados como son Iraq y Libia pero la decisión de suscribir la "Orden Ejecutiva" tiene lecturas adicionales a los discursos justificativos expuestos por voceros del Imperialismo estadounidense porque se presenta una realidad objetiva como es la relación de la actual expansión militar del Imperio estadounidense global y las obligantes necesidades de materias primas fundamentales para la "industria militar estadounidense".

En el marco de esta propuesta de introducción debemos considerar las asimetrías reales entre el "poder global de Imperio estadounidense" y las realidades socio-económico-dependientes de los países que componen el sur del continente americano pero ello no obsta para que nosotros también conozcamos de las lecciones que nos ofrece la Historia de la Humanidad en cuanto se refiera al "Auge y Caída del Imperio Romano" (James O´Donnell. "La Ruina del Imperio Romano". Ediciones B. Barcelona, 2010, pp. 527).



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Miguel Ángel Del Pozo


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