Claramente expresó el emperador Obama, la esperanza de los pueblos arios, que a él no le interesaba la historia dado que él no había nacido cuando sucedieron muchos de los acontecimientos que decidieron la situación actual del planeta. Quizás, ahora entiendo la razón de su comportamiento y su indiferencia ante las calamidades del nuestra errabunda e inmensa pelota azul. Debo entender que el soberano del norte nunca aprendió y tampoco le importa la historia de la nación que él dirige, mejor dicho, la que gobierna los centros financieros e industriales transnacionales. De seguro que el premio nobel de la paz no se enteró que los negros llegaron a EEUU para ser esclavizado y que la guerra de secesión entre el norte y sur fue motivada porque los de arriba (norte) querían quitarle a los de abajo (sur) su hegemonía económica agrícola y por eso propiciaron la abolición de la esclavitud (lo humanitario fue secundario). Parce ser que el ignaro gobernante de color no recuerda ni le interesa que todavía en el siglo pasado (XX) los afroamericanos carecían de derechos civiles y los hombres de color de su piel no podían acudir a los lugares donde se recreaban y estudiaban los blancos. Todavía en el siglo XXI en cierne la población negra de USA está excluida de los servicios más elementales (educación, salud y vivienda) y por eso le envían guardia nacional para que los reprima cuando uno de sus iguales es víctima de la brutalidad policial.
Sin lugar a duda, yo entiendo, a los cruentos y bárbaros emperadores como Darío, Mitrídates, Gengis Kan, Julio César, los Reyes Católicos, los monarcas ingleses, Napoleón, Hitler…y el actual emperador de EEUU: ellos no pueden estar pendiente de las nimiedades históricas. Lo referido en el párrafo anterior es relativamente reciente, a pesar de que Barack, el aborigen de Honolulú, lo desconoce porque él no había despuntado para esa época, además su pensadora no almacena datos tan fútiles. Eso no se lo enseñaron ni en Harvard ni tampoco en Columbia. Entonces, sus electores, qué podrán pensar de un gobernante que desconoce las efemérides de los sucesos relatados en miles y miles de libros escritos en su idioma natal.
A manera de recordatorio y espero que algún intérprete oficial le haga llegar a su majestad, el emperador Obama, este articulo para que en un futuro no se avergüence de su crasa ignorancia. No existe en la Tierra ningún imperio que no se haya impuesto sobre un terreno sembrado de cadáveres y de hecatombes culturales. La supremacía de una nación sobre otra, tal como ahora, se perpetraba bajo las acciones de lúgubres y nefastas guerras. Por esta razón la historia de la humanidad se conoce a través de las conflagraciones dirigidas por aquellos individuos, quienes como Obama, se consideraron escogidos por un ente divino para dominar a la humanidad. En caso de que un pueblo se resistiera a tal designio se le torcía el brazo.
Creo entender que asesinar a sus semejantes no le crea a los emperadores ningún tipo de sonrojo ni de arrepentimientos, porque si esto fuera cierto a lo largo de la historia no se conocieran las estadísticas de nuevas mortandades. En fin, para los sanguinarios emperadores los muertos no son más que estadísticas. Veamos algunos datos que podrían ser del interés del desinformado soberano Hussein, el emperador norteño, referidos a los muertos consecuencias de las batallas, invasiones y las interminables guerras para sojuzgar al prójimo.
Ciertamente las nóminas de difuntos, consecuencias de las guerras durante el imperio persa y del imperio romano, no son exactas, dado que para aquellas épocas y latitudes no existía un departamento de estadística confiable. Pero según mis lecturas, por ejemplo, en una sola batalla morían hasta cien mil guerreros, sin contar los asesinatos, violaciones a las mujeres y otras cosas que los vencidos acometían contra los pueblos dominados. Prefiero no imaginar tales hechos sombríos para poder continuar con este artículo.
De la conquista de América tampoco hay datos confiables. Algunos historiadores afirman que en el Nuevo Mundo perecieron más de cien millones de personas, reitero personas, puesto que para los conquistadores y para los curas nuestros naturales no tenían alma y por lo tanto, no podían ser considerado gente. Esta información no la pongo en duda. Está comprobado que después de conquistas desaparecieron, desde Alaska hasta la Patagonia, culturas y pueblos enteros. Esta fue la forma de operar el imperio inglés, el español, el portugués, el holandés y el francés. De nuevo, tal como el imperio persa y el romano, todos tienen en común la mortandad de inocentes.
Veamos otros datos, poco aleccionadores, facilitados por mi tía Wiky sobre el empeño de algunos emperadores de regir el destino de sus semejantes. Las guerras napoleónicas le costaron a Europa 2.500.000 soldados y entre 2.000.000 de civiles. Así mismo, uno de los imperios que lleva la batuta en eso de genocidio es el Reino Unido: acabó con civilizaciones completas en Asia, África, Australia y América. Indudablemente sus majestades británicas nunca escribieron un libro de historia sobre las cantidades de muertos y masacres debida a su dominio en territorios ajenos. Se sabe, que solo en la India murieron de hambre 10.000.000 de hindúes en el intento de los aristócratas de imponer el consumo de la comida inglesa. Lo demás queda a la imaginación del lector.
Como afirmé anteriormente las muertes y las destrucciones no intimidaron a los emperadores y les pareció que la humanidad no había sufrido los suficientes desastres, de esta manera los mandatarios europeos, en su afán de dividirse el mundo, se apandillaron para iniciar la Primera Guerra mundial (1914-1918). En esta tétrica conflagración perecieron casi 10.000.000 de soldados y casi cuatro millones de civiles. Todavía los familiares de los difuntos estaban llorando a sus muertos cuando en 1939 se inicia la Segunda Guerra Mundial (1939-1945) contra el imperio Alemán la cual culminó cuando el ejército rojo de la Unión Soviética penetró en Berlín. En esta tétrica contienda se contabilizaron 60 millones de muertos, 45 % de ellos eran civiles, 30 millones de desplazados, ciudades y hogares completamente destruidos. De todo estos difuntos 20.000.000 eran soviéticos. De eso hace 70 años.
Con todo lo anterior la humanidad pensó que los emperadores habían aprendido la lección y que el planeta merecía vivir en paz. Craso error, los habitantes del globo terráqueo no imaginaban que aparecerían noveles sátrapas que desconocían historia y que les importaba un carajo los desoladores episodios pasados. Me parece, es mi opinión particular, que el emperador Obama no recuerda nada de lo que hicieron sus colegas anteriores, en su afán de expandir el territorio de USA más allá de sus confines y de apoderarse de la materia prima ajena. El deshistoriado gobernante no sabe nada de las invasiones de los marines yanquis a Guatemala, Haití, Nicaragua, Granada, Cuba, Santo Domingo, Salvador, tampoco recuerda los cinco millones de muertos en la Guerra de Vietnam, mucho menos las base militares de EEUU regadas por todo parte del planeta. Tampoco sabe de las torturas en la cárcel Guantánamo, ni de las prisiones clandestinas en Europa, los muertos por bombardeos en Irak, Siria, Afganistán, Libia y recientemente contra Yemen, entre tantas barbarie. Simplemente porque tales sucesos no están registrados en los libros de historia y si aparecen, él no los lee porque un emperador no tiene tiempo para ocuparse de esas bagatelas. Él no había nacido cuando eso.
Como se ve, al emperador norteño lo que le gusta es regocijarse con los laurales de las conquista, tal como Cesar, Alejandro, Pompeyo, Napoleón, Hitler, Mussolini entre tanto bárbaro que han dejado su huella sangrienta en los campos de batallas y las calles de las ciudades destruidas. Recuerdo en una de mis lecturas cuando a Pompeyo le preguntaron unos embajadores hasta dónde pretendía llegar en Asia y el respondió con una socarrona sonrisa "El imperio de Roma se extiende hasta donde tenga derecho". No creo que al imperio de EEUU no le quede mucho tiempo para extenderse en un mundo multipolar, tal como lo pensaba mi comandante Chávez. Su derecho a expenderse está negado por los revolucionarios de todo planeta.