Los nuevos compromisos firmados en la Habana, Cuba, para un Acuerdo definitivo de Paz en Colombia previsto concretar en marzo de 2016; y el histórico encuentro suscitado entre el mandatario colombiano Juan Manuel Santos y el Comandante guerrillero de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, Ejército del Pueblo (FARC-EP), Timoleón (Timoshenko) Jiménez [1], significaron una nueva oportunidad y esperanza para el hermano pueblo Bolivariano que ha padecido de la más larga y cruenta guerra civil conocida en la historia del continente. Todos los gobiernos de Nuestra América han expresado satisfacción por los resultados de la Habana. El Papa Francisco, quien ha sido un importante mediador en el proceso, manifestó que "no tenemos derecho a permitirnos otro fracaso" [2]. Para asombro de muchos, también los medios transnacionales alineados a Estados Unidos -quienes hasta hace poco definían a las FARC-EP como "grupo terrorista"-, resaltaron de forma positiva las "buenas nuevas" de Colombia. Hasta las opiniones del ultra facineroso diario español ABC hizo referencia a los acuerdo de la Habana como "el único legado de paz que desea defender el gobierno de Juan Manuel Santos, en medio de sus innumerables derrotas políticas" [3]. El fash de las cámaras no cesó de brillar tras el apretón de manos entre Santos y Timoleón. Hoy Santos ha sido convertido en un "santo" y beatificado por los grandes medios transnacionales.
No ha sido ésta la primera ocasión en que el grupo beligerante revolucionario y el Estado colombiano hayan aceptado iniciar un proceso para un acuerdo de la paz, aunque todos los medios insisten en que ésta vez se trata de "acuerdo histórico" entre las partes, y que cuenta con el apoyo del gobierno de Estados Unidos. Todo está por verse.
Muy pocos recuerdan que durante el gobierno del arribista ex presidente colombiano Andres Pastrana, la paz entre ambos actores estuvo en camino de alcanzarse. En aquella oportunidad, los diálogos se suscitaron en otros países y en las montañas mismas de Colombia. Pastrana estrechó las manos del legendario líder desaparecido de las FARC-EP, Manuel Marulanda. El mundo lo celebró. Pero finalmente se dio un cambio de señas desde Washington, y el gobierno colombiano pateó la mesa de negociación.
Cabe recordar, antes, en 1990 el grupo guerrillero M-19 pactó la Paz con el gobierno colombiano, entregó sus armas y fundaron el partido Unión Patriótica (UP). El resto de la dolorosa historia la conocemos bien. Muchos dirigentes y familiares de la UP fueron brutalmente asesinados por los grupos paramilitares apoyados por el régimen de Colombia, y Pilatos se lavó sus manos por la desgracia de los confiados.
La Paz en Colombia ha sido muchas veces traicionada por la oligarquía colombiana que vive del despojo que le procura la guerra; que ha construido una verdadera economía de guerra, pero que también la utiliza para servir a los intereses geopolíticos del imperialismo estadounidense. Es preciso aquí volver a preguntarse: ¿A quiénes conviene la Paz en Colombia? Sin la supuesta "amenaza guerrillera" o "terrorista" ¿Cómo podría Estados Unidos seguir justificando su presencia militar en Colombia? ¿Qué garantías tendrán las FARC-EP para no correr con la misma suerte del M-19? ¿Qué país con más de 8 bases militares estadounidenses invadiendo su territorio, cuyas tropas cuentan con inmunidad para cometer cualquier delito, puede darse un gesto de independencia política para buscar la paz con sus conciudadanos y vecinos? ¿Hasta dónde soltará la cuerda a sus cachorros el imperialismo estadounidense? ¿Será posible la Paz sin revolución en Colombia?
La Paz en Colombia no es sólo un clamor del pueblo colombiano, sino también de los gobiernos y pueblos de la región quienes también han sido afectados por drama interno de aquel país.
Se cuentan por millones los desplazados internos en Colombia, quienes fueron obligados a abandonar sus tierras y su patria para buscar refugio en otros países vecino y lejanos. La Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) cifra en más de 6 millones los desplazados internos [4], pero poco o nada hablan los medios occidentales sobre los emigrantes colombianos en otros países. Sólo en la República Bolivariana de Venezuela se encuentran más de 5.6 millones de hermanos colombianos, la mayoría son inmigrantes por razones económicas, y varios miles se encuentran bajo el estatus de refugiados. Se calcula en 1.5 millones los inmigrantes colombianos en los Estados Unidos y en 1 millón en Europa. Faltan todavía datos sobre los colombianos que han tenido que refugiarse en Brasil y Ecuador.
Todos los gobiernos santanderistas de Colombia se han aprovechado del silencio internacional, de la complicidad de Estados Unidos, pero también de la buena voluntad (política de puertas abiertas de muchos países vecinos), para despojar a los campesinos colombianos de sus tierras y expulsarlos hacia otros países. Pero todo tiene un límite.
Con los acuerdos de paz, el gobierno de Santos reconoce que no puede seguir haciéndose de oídos sordos ante los pedidos de su pueblo y de los organismos de la región como la UNASUR, CELAC, incluso de la OEA, porque las posiciones intransigentes y anti diplomáticas sólo contribuyen en aislar a su país de los escenarios regionales multilaterales y mantener la vista del mundo puesta sobre lo que realmente ocurre en Colombia; en sus desplazados; sus desaparecidos; los "falsos positivos"; el terror paramilitar, etc., lo que podría afectar los intereses de la oligarquía colombiana. Por ésta razón, el Estado colombiano siempre ha pretendido limpiar su imagen atendiendo las exigencias de negociar con las fuerzas beligerantes de su pueblo para la resolución pacífica del conflicto interno.
Por otra parte, el gobierno de Estados Unidos y la oligarquía colombiana saben que su propio juego de la "democracia representativa" burguesa representa hoy una amenaza para su propia hegemonía. Los atormentan las experiencias de Venezuela, Ecuador, Bolivia, Nicaragua y Salvador. Muchos de sus ideologos han reconocido que las "grietas" de la democracia electoral han sido aprovechadas por las verdaderas expresiones del pueblo y su vanguardia organizada en partidos políticos de izquierda para conquistar espacios de poder en el Estado y, por tanto, el proceso de Paz con las FARC-EP permite a éste grupo entrar al ruedo político y ampliar las bases y las posibilidades de la izquierda política en Colombia. Un gran dolor de cabeza.
¿Hasta dónde la oligarquía colombiana está dispuesta a soportar la conquista de espacios políticos (gobernaciones, alcaldías, diputaciones, etc.) por parte de una coalición de izquierda colombiana que se verá fortalecida por los acuerdos de Paz?
La oligarquía colombiana alberga sentimientos encontrados, pero se manifiesta confiada.
En la izquierda venezolana y colombiana somos muchos quienes albergamos, también, sentimientos encontrados de dudas y la esperanza por el proceso de Paz abierto en Colombia. Todos queremos la Paz en el vecino país porque ella se traducirá enuna inmensa conquista para su pueblo y toda la región.
El gobierno colombiano deberá reconocer que Venezuela, la más afectada por la guerra civil en la hermana patria (por la gran cantidad de inmigrantes colombianos a quienes ha prestado, y seguirá prestando, apoyo solidario y desinteresado) ha sido respetuoso del derecho internacional y la buena vecindad con Colombia. Venezuela ha hecho sus mayores esfuerzos por la Paz en el hermano país. De toda la región, Venezuela ha sido la más afectada y, por tanto, es a quien más conviene la Paz en Colombia. Nadie podrá decir lo contrario.
Los ateos no creemos en Santos, pero creemos que todo ser humano, por más comprometido que esté con su clase y los intereses transnacionales, siempre alberga lago de buena voluntad en sus acciones. Sin embargo, son muchos y muy fuertes los intereses que están en juego.
Es muy temprano para cantar victoria y "canonozar" a un personaje que de Santos no tiene nada.
Fuentes:
[1] Acuerdo de Paz en 6 meses.
http://es.euronews.com/2015/09/24/colombia-la-paz-en-6-meses/
[2] Palabras del Papa Francisco
http://www.bbc.com/mundo/noticias/2015/09/150920_papa_francisco_cuba_homilia_misa_habana_revolucion_ac
[3] Santos necesita a las FARC-EP
http://www.abc.es/internacional/20150925/abci-santos-necesita-farc-201509242129.html
[4] Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) www.acnur.org