Perentoria la inquisición. Cuando nos retrotraemos hacia los hechos históricos referidos a imperios con la visión de tratar de conocer y comprender las actitudes y decisiones de esos imperios frente a sus supuestos enemigos a invadir, ello nos lleva, inevitablemente, a poner en contexto esas realidades en objetividad y dialéctica con la finalidad de tratar de contrarrestar esos avances, fundamentalmente, bélicos como primera fase de dominación en la consecución del control absoluto de las realidades geoestratégicas de los mencionados objetivos geográficos convertidos en nación-estado según sean esos tiempos históricos.
Un somero análisis histórico de esas realidades sobre las expansiones de los imperios hacia sus vecindades nos obligan a diferenciar esos tiempos históricos según el imperio al cual nos estemos refiriendo. Es decir, es de imposibilidad comparar las realidades expansivas de Grecia con un imperio constituido inclusive jurídicamente como el Imperio de Roma. Por cierto es referente su estudio de auge y caída por parte de la intelectualidad estadounidense como "espejo donde mirarse". En ese contexto, cuando tratamos de comparar aquel imperio denominado, simplemente, "Roma" con las realidades de Carlomagno conocemos como la religión entró a jugar una muy importante y fundamental papel justificativo de expansión que se iría desarrollando durante las Edades Medias en sus diferentes etapas para alcanzar, en lógico desarrollo de la Humanidad, a la entrada de lo que serían los imperios europeos cuales se afianzaron como poder gracias a los desarrollos de la Ciencia y la Tecnología. Pero en ese curioso matiz judeo-cristiano poco y con poco interés, aquella cultura imperial observaba mucho menos se relacionaba con las realidades asiáticas exceptuando tanto Marco Polo como los jesuitas.
Pero todo imperio se sustenta en objetivas realidades: lo militar conjuntamente con los presupuestos militares, lo ideológico que desde las realidades europeas lo fundamental era lo cristiano en sus diferentes manifestaciones religiosas, las necesidades de los mercados nacionales en obligadas importaciones como conocemos con aquella Roma y aquella Holanda de las especias en tiempos históricos diferentes, lo ideológico-religioso-europeo como lo conocemos con las invasiones en China por parte del Imperio británico, como las imposiciones jurídicas desde antaño con reglamentaciones y prohibiciones, como han sido los controles de las rutas marítimas como lo hemos aprendido en el Mediterráneo con los fenicios, los españoles, los turcos, como han sido las adaptaciones a los desarrollos de las fuerzas productivas y aquellas relaciones obligantes gracias a la evolución natural de los modos de producción como lo estudiara en conclusiones Karl Marx. Todas esas variables y otras han sido y lo son los paradigmas que permiten que un imperio pueda ejercer como lo que es: un imperio.
La expansión imperial la hemos conocido gracias a la Historia de la Humanidad desde Grecia pasando por Roma, la justificación de las Cruzadas para conocer los escenarios que se desarrollaron en el sur de Asia para, posteriormente, caminar hacia China y Japón. Es decir, pareciera y nos atrevemos a exponerlo, el concepto "imperio" va íntimamente compenetrado con "lo global" independientemente de sus propias características en su concepto como expansión imperial. Es de obligación precisar que un imperio, cualesquiera sea, está íntimamente coligado con su expansión global para poder tener y mantener su propio poder como imperio global, valga la repetición conceptual para nuestra precisión ideológica.
Generalmente, nos llenamos de palabras repitiendo los paradigmas impuestos durante los diferentes Congresos de la Internacional Comunista desde Vladimir Ilich Lenin y León Trotsky pasando por Joseph Stalin y otros quienes se auto-denominan como líderes revolucionarios. Esos paradigmas en constante repetición han marcado los análisis chucutos de y en países denominados como países periféricos frente a las expansiones imperiales según los tiempos históricos. Tomemos un ejemplo. La propia visión de Stalin con respecto al desarrollo de la Revolución China (1924-1927) es la base fundamental del error en el análisis de las contradicciones. Pero ese fundamental error conceptual fue impuesto globalmente y fundamentalmente en América Latina como muy bien lo analizó el historiador Manuel Caballero en su tesis doctoral sobre la Tercera Internacional en América Latina. Esos paradigmas han sido políticas impuestas en los cuadros revolucionarios que han sido, perfectamente, comprendidas y utilizadas por el Imperio estadounidense para la consecución de sus objetivos imperiales concretamente para nuestra región americana. A título de ejemplo, podemos mencionar las siguientes realidades históricas: el "Plan Condor", Chile-de-Allende, el fracaso de la insurrección armada en Venezuela, la derrota del primer gobierno sandinista en elecciones, la paz centroamericana, los diferentes golpes e intentos de golpes de estado en América Latina en sus diferentes modalidades como podemos, actualmente, observar tanto en el golpe parlamentario en Paraguay, en Brasil como el que se pudiera desarrollar en Venezuela el "Día Después". Es de nuestro criterio que aún y actualmente poco se ha desarrollado la crítica a esos paradigmas político-ideológicos que fueran impuestos por Stalin en la Tercera Internacional con lo cual, a excepción de las propuestas de Hugo Rafael Chávez Frías, del Presidente de Ecuador, Rafael Correa, del Presidente de Bolivia, Evo Morales, como conceptos revolucionarios del siglo XXI, están marcando unas profundas diferencias en el concepto revolucionario post-moderno ante la permanente expansión del imperio estadounidense.
Para poder comprender el inmenso e intenso interés de los EEUU de América como "Imperio estadounidense" en Venezuela lo primero que tenemos que alcanzar es conocer qué significa Venezuela como realidad geográfica en todas sus divisiones conceptuales incluyendo la geo-política y la consecuencia geo-estratégica. En nuestro anterior señalábamos que fueron los indios Caribes aquella etnia que le diera el nombre al Mar Caribe, un dato no menor desde lo ideológico porque nuestro enemigo actual son los EEUU de América y no aquellos sucesos encontrados con la denominada Hispanidad porque es de obligación geo-estratégica poner las bases objetivas y real-históricas en su contexto político-militar-ideológico e histórico. Otra realidad es nuestro "frente caribeño" solo comparable, objetivamente, con el "frente caribeño" estadounidense con lo cual Venezuela no solo tiene que asumir esa realidad sino todas las consecuencias geopolíticas que ella significa y, en consecuencia, las realidades geo-estratégicas correspondientes. Una otra realidad de suma importancia sería que el posicionamiento geográfico de Venezuela no solo en su fachada caribeña sino en sus realidades tanto oriental como occidental y sureña por lo cual es de toda lógica la decisión del Presidente Maduro Moros de cerrar fronteras y de imponer la reactivación del "Acuerdo de Ginebra". Es una realidad geo-militar obligante y necesaria además de histórica y objetiva. Una realidad a considerar en los contenidos en la geografía física de Venezuela cual lo obliga al Imperio estadounidense en sentir las necesidades de "controlar esas realidades" para su propia supervivencia como imperio actual-histórico-global.
Pero Washington sabe y conoce de las objetivas relaciones bilaterales con Caracas, relaciones históricas, por cierto, extremadamente "chucutas y subjetivas" en ambos lados de la mesa porque, reiteramos, es de obligación ser objetivos en los análisis referidos a la geopolítica. Podríamos mencionar "hechos históricos" que demuestran como ha evolucionado esa relación bilateral pero lo importante es la objetivación de esas relaciones bilaterales. Podríamos mencionar a Francisco de Miranda, la izada de la bandera patria en la península de la Florida, la correspondencia de don Simón Bolívar con personeros estadounidenses, el Congreso Anfictiónico en Panamá, la aberración sobre El Esequibo, el Bloqueo de La Guaira, Juan Vicente Gómez, la Segunda Guerra Mundial, el Gobierno de don Rómulo Betancourt, la realidad de la insurrección armada en Venezuela, Arístides Calvani y Centroamérica, los golpes de estado contra Hugo Rafael Chávez Frías y las presiones permanentes sobre el Gobierno de Maduro Moros. Todas estas referencias independientemente de sus contenidos marcan una relación que podríamos titular como de "desencuentro permanente".
Según la "nueva política Obama" (José Vicente Rangel Vale dixit-JVR-) ha desarrollado en profundidad una nueva doctrina militar heredada desde el Gobierno de Bill Clinton. Lo observamos en los escenarios en el Mar Mediterráneo, en Siria, en las propuestas en respuestas a Rusia sobre las acciones militares rusas contra ISIS en Siria, los impulsos (presiones) en imposiciones militares tanto en presupuesto como en tecnologías a los países miembros de la OTAN, en las siete (7) bases militares en Colombia y las diferentes en El Caribe, los acuerdos militares con Perú y Chile. Esta nueva doctrina militar conlleva la poca y/o ínfima presencia militar oficial estadounidense en escenario de guerra de baja y mediana intensidad (on the ground) dejando a sus "socios y aliados" las responsabilidades "en tierra". Ello significa, de un solo plumazo, que tanto las fuerzas armadas colombianas como las fuerzas armadas guyanesas serán las responsables de invadir a Venezuela en caso que el Imperio estadounidense decida aplicar las tesis militares que aplicara en Libia y, actualmente, en Siria a diferencia de los escenarios consecuenciales que se han presentado y se presentan actualmente tanto en Iraq como en Afganistán (Barack Obama acaba de ratificar la permanencia de tropas estadounidenses en Afganistán). Es por ello que el "golpe parlamentario" en Brasil es fundamental que tenga conclusiones positivas para el Imperio estadounidense ya que sería el "modelo suramericano" frente al tradicional "golpe de estado militar".