Conociendo el vasto arsenal de armas sucias del Pentágono y la CIA, nada de extraño tendría que se trate de otra olla podrida para desacreditar al gobierno revolucionario, ahora en víspera de unas elecciones reñidas por la guerra económica y la propaganda farisaica de la ultraderecha. Aunque los profesionales de las ciencias jurídicas aconsejan no emitir juicio de valoración sobre la presunta comisión de un hecho punible, hasta tanto el juez que conoce de la causa no emita sentencia, sin embargo, podemos advertir que será imposible que nos convenzan con esa guerra bacteriológica, pues hace tiempo que el mundo entero sabe que estamos en la mira de Washington, y que sus planes injerencistas persiguen recolonizarnos como en el pasado. Y es que desde que el "General Petróleo", como entones llamaron a Juan Vicente Gómez, EEUU no pierde ocasión sino que las busca para torcerle el cuello a nuestra soberanía.
Por encima de las diferencias partiditas y las bajas pasiones que enrarecen a veces el clima político, quienes nos importan la suerte del país debemos ser solidario en esta lucha contra un monstruo de mil cabezas que pretende asaltar nuestra riqueza petrolera. Por fortuna, la inmensa mayoría de la humanidad conoce los cochinos procedimientos del imperialismo norteamericano, y por eso estamos obligados a rechazar esa andanada de calumnias, que comenzó con el supuesto "Cartel de los Soles "que quisieron encaramárselo a Diosdado Cabelo, y ahora pretende hacerla extensiva a los miembros de la familia del Palacio de Miraflores.
Para nadie es secreto que EEUU sigue siendo el principal comprador de estupefacientes que se produce en Colombia; y que además, a través de la DEA se transportan toneladas de drogas para abastecer a más de treinta millones de estadounidenses que requieren de una dosis de consumo diario. Entonces preguntamos: ¿Qué autoridad moral puede tener el gobierno estadounidense para andar pavoneándose como campeones en la lucha contra el tráfico y consumo de droga? ¿Sera que olvidaron que el ex presidente George Bush en sus mocedades fue empedernido adicto, y Ronald Reagan canjeaba droga por armas para suministrarlas a la Contra en Nicaragua? ¿Por qué la DEA no se ocupa de seguirles los pasos a unos cuantos cabecillas de la MUD, quienes seguro estamos que no resistirían una prueba toxicológica? ¡Qué asco! Con razón dicen que mono nunca se ve el rabo.