En contra de la guerra, pero con la guerra

Hay  asuntos muy claros en la vida, como eso de hacer la guerra y decir  a la vez que se está en contra de ella, como acaba de hacer referencia el Papa Francisco, al aludir directamente a los imperios, valga decir, EE.UU, Europa, Israel y otras naciones del Medio Oriente. No es que sea algo nuevo, sino que lo está reiterando el principal seguidor de Dios en la Tierra.

Estados Unidos siempre está lanzando mensajes de libertad y lanzando palomas de la paz en algunos eventos, pero hasta allí, porque para la Derecha de esa nación el concepto soberanía no es aceptable siempre y cuando no se metan en sus geografías, aunque no todos, porque a Israel “le dieron un pedazo de pan y hasta el trigo que había en la mesa también se lo comió”, pisoteando la soberanía de Palestina.

La Francia de estos días, que nada tiene que ver con aquella nación de la libertad, igualdad y fraternidad de 1789, porque la de estos tiempos es una nación cuyos valores éticos de quienes la dirigen han estado muy desgastados, está recibiendo -aunque lamentable porque las víctimas forman parte del pueblo llano- respuestas por parte de los descendientes de las antiguas colonias en África, sazonadas con “otros ingredientes” de la política internacional imperial.

La región de las luces y los derechos parece estar despedazándose y pareciera ser cierto porque apenas  ocurridos los infaustos sucesos que dejaron mas de 100 personas muertas, casi una docena de aviones galos estaban arrasando sin consideración alguna sectores de Siria, presuntamente porque por aquellos lados se han estado encontrando las huestes del Estado Islámico.

Pensamos que la rabia de Hollande no tenía nada que ver con la patria afectada, sino con la esencia  de lo que ha estado aconteciendo, es decir, que este señor siempre supo quién diablos es el EI y la manera como se constituyó, porque lo que siempre se buscó con esa farsa fue el petróleo. Los jerarcas franceses -que no son el pueblo- al parecer no se han visto lo suficientemente beneficiados con la guerra que han estado haciendo en el Medio Oriente aunque si han compartido esfuerzos dentro de la curiosa alianza esa de la Otan.

Las cuestiones no han terminado de estar claras -y así estarán durante cierto tiempo- pero las mismas determinaron la matanza y el robo de recursos hechos en Libia -antes en Irak- y con la nueva y extraña excusa, ahora en las fronteras de Siria, otro país cuyos generosos beneficios del petróleo ha ido a su pueblo y no a manos de corporaciones transnacionales.

No tratemos de buscar explicaciones adicionales a los sucesos del Medio Oriente, los que comienzan a presentarse en los alrededores de China, los que vienen dándose en Centroamérica y Suramérica, porque solo evidencian el apetito voraz por el poder, las ansias de control y el robo de recursos.

Las amenazas están presentes todavía y no cesarán hasta que esta Tercera o Cuarta Guerra Mundial sea mas virulenta y comiencen a a verse posiciones distintas en el mosaico de naciones que constituyen nuestro planeta, si es que acaso no llegan a destruirlo. Todavía la marabunta, esa masiva voracidad de la guerra no ha aparecido, pero está por allí.  

De la misma forma, ¿qué explicaciones sensatas vamos a buscarle a la Derecha opositora venezolana? Pues ninguna, es la misma de los poderes imperiales, con la diferencia que los lacayos locales, actúan como simples esclavos mentales de  los grandes expoliadores del capitalismo internacional, los mismos que ven con voracidad a Latinoamérica y muy en particular a Venezuela, por eso no hay que elucubrar mucho.



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Pedro Estacio


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