Hilary Clinton brindaba y bailaba por su triunfo en las pasadas elecciones del 06 de diciembre en Venezuela. Su descaro es asombroso, su postura frente al mundo ha sido y es violenta; y ha participado en la componenda de mil y unas guerras que ha provocado la muerte de millones de seres humanos inocentes, que de una u otra manera se han visto inmiscuido en las trampas y engaños oscuros y poderosísimos de un imperio inmoral, inhumano y asesino.
Las víctimas festejaron con sus verdugos. Los días postreros a las elecciones de la AN pudimos observar perplejos cómo algunas personas que otrora provenían de familias humildes, que ahora disfrutaban de las tantas misiones, obras y gestión de un gobierno hecho pueblo que a lo largo de 17 años ha sabido entender y atender las necesidades de las mayorías, logrando una inclusión social; pues ahora, en una inexplicable razón se embriagan confundidos con quienes pretenderán quitarle todo lo que hasta ahora se ha logrado alcanzar con las leyes y medidas de gran impulso social.
La derecha nacional desgarra sus fauces con una altisonancia sin precedente. Las ínfulas de sus odios los catapultan a una arrogancia sideral donde pretenden ya imponer una serie de medidas para doblegar el sentir revolucionario y someter a las grandes mayorías, incluyendo a quienes engañados y confundidos creyeron, siguieron y apoyaron sus ilusiones embrujadas, su hipnotismo televisivo, donde ofrecieron una propuesta de papel, un cambio de mercadeo publicitario y como toda publicidad suasorio, manipulador y engañoso.
Las medidas contra la guerra económica no fueron suficientes ni alcanzaron sus objetivos…, por ahora. Vendrán nuevas situaciones y el país está obligado a enrumbarse hacia un destino mejor. El gobierno responsablemente se sacude, pasa el mal momento, y se levanta con nuevos planes, nuevas tareas para emprender un resurgimiento telúrico, que toque las fibras del pueblo para seguir afianzando el proyecto revolucionario y consolidar los sueños bolivarianos y las ideas independentistas del comandante Hugo Chávez.
Muchos seguidores y simpatizantes del chavismo han visto los colmillos desgarradores de una oposición iracunda y asesina; apenas han visto cómo pretenden destruir logros sociales y seguir destrozando la economía a su favor. Sus amenazas fascistas son desmesuradas y algunos que incautamente tropezaron con sus trampas han empezado a recapacitar y darse cuenta del error y se han sumado a este inmenso conglomerado de hombres y mujeres chavistas y revolucionarios que enfilaremos nuevas tácticas y estrategias políticas, sociales y económicas para pulverizar esta guerra que ha logrado, en cierta medida, molestar la tranquilidad familiar mellando sus presupuestos y finanzas domésticas.
Las fuerzas chavistas se reagrupan, se sobreponen del accidente del 6D y se eleva la moral combativa de amor y de paz. Reuniones van y vienen, llamadas se cruzan unas y otras, se unifica el discurso, se ubica el faro, se trazan líneas, se convergen ideas, se aviva la llama sagrada del pueblo y nos alistamos para las tareas que nos deparará la patria. Nunca antes hubo más conciencia y nunca antes estuvo tan diáfano aquel exhorto de Chávez de “unidad, lucha, batalla y victoria”. Obligados a vencer, el triunfo es nuestro y la victoria nuestra antorcha. La palabra victoriosa emerge, el canto revolucionario nos atrapa y daremos hasta la vida por seguir teniendo patria…, “patria perpetua”.
Sólo hubo una arremetida imperial, uno más de sus tantos ataques e injerencia, pero con la sabiduría del pueblo, sabremos saltar obstáculos y asirnos de las banderas de la libertad, la independencia, la justicia y la inclusión social que, pese a los saboteos constantes de la derecha irracional y perversa, hemos logrado alcanzar para el pueblo venezolano. Y como lo dijo el presidente Nicolás Maduro, seguiremos luchando con mayor ahínco para derrotar la guerra económica y estabilizar la economía nacional para el beneficio de todas y todos.
