No hay que ser tan ingenuo para no entender que oculta ese ridículo "Decreto Ejecutivo" de Obama, declarándonos "amenaza inusual y extraordinaria a la seguridad nacional y la política exterior de Estados Unidos". Por cierto, este llamado " adefesio internacional" que viola normas elementales del Derecho Internacional Público , nos recuerda otro sonado y abominable caso como fue el de las armas de destrucción masiva que supuestamente estaban en poder de Saddam Hussein, falacia que a todas luces resulto un vulgar pretexto para ultrajar la soberanía de Irak.
Para nadie es secreto que Washington y sus aliados del mundo occidental llevan años tratando de derrocar el nuevo sistema político que rige en Venezuela desde 1998. A Chávez no le perdonan haber utilizado la bonanza petrolera para provocar el despertar de los pueblos latinoamericano; y que además, haya tenido el coraje y la audacia de resistir un golpe de Estado, paro petrolero, guarimbas, así como también a una feroz guerra económica caracterizada por la inducida escases de bienes y servicios que afectan a la población consumidora. En cuanto a su sucesor Nicolás Maduro, desde su elección ha sido objeto de una continua conspiración que busca moverle el piso político, pero que seguramente no correrá con éxito porque lo impide el binomio pueblo-ejercito. De modo que por descartado que esta vez prosperen las maniobras de un parlamento infectado de apátridas y cuya composición obedece a un fraude propagandístico que ya comenzó a desprestigiarse por aquello de que la mentira tiene patas cortas.
Como es sabido, hoy Estados Unidos está en plena campaña electoral presidencial, siendo su equivocada política exterior una piedra en el zapato que seguramente encontrara resistencia en un electorado que rechaza la inherencia de Obama en los asuntos internos de los gobiernos del Hemisferio. Que el Consejo Editorial del diario "The New York Times" arrecie su guerra mediática contra nuestra revolución bolivariana, total, qué importa otra pinta más para el tigre, si llevamos diecisiete años haciéndole frente a la más salvaje de las agresiones que se haya conocido en nuestra historia republicana. ¿O será que los Halcones y sus aliados criollos quieren que los coma el negro?
Aconsejamos de manera cordial a quienes andan depravados con el demonio suelto, a que sean más prudentes y cojan mínimo, porque de tanto tensar la cuerda pueden terminar deslizándose al precipicio. Recuerden además, que en política no es primera vez que se piensa que los mangos están bajitos y de repente sale el tiro por la culata. Y después no digan que no se lo advertimos.