El pasado 24 de Junio fue conmemorado el día del ejército junto con el 185 aniversario de la Batalla de Carabobo. El desfile cívico-militar por el campo de Carabobo fue una muestra de poder, fuerza y compromiso del ejército venezolano junto con su pueblo. Más de 15,000 reservistas desfilaron junto con las unidades de fuerzas especiales, paracaidistas, cadetes, ingenieros, infantería y otros componentes del gran ejército de esta nación. Helicópteros rusos bailaron entre nubes encima de la tarima presidencial y tanques blindados de todos tamaños llenaron el campo con su fuerza, dejando a todos los espectadores, incluyendo al jefe de estado, totalmente impresionados y asombrados.
En ningún país del mundo se ha vivido una transformación tan profunda dentro de las fuerzas armadas como se ha visto aquí en Venezuela durante los últimos seis años del gobierno del Presidente Hugo Chávez. Antes de este gobierno, las fuerzas armadas cumplían un papel de represores en muchos momentos durante la historía contemporánea del país. Existía la recluta a nivel nacional, y jóvenes de la edad del servicio militar temían por sus vidas y su libertad varios veces al año cuando el orden de reclutarlos estaba activa. No podian salir a la calle a disfrutar sus vidas sociales con tranquilidad por miedo de ser reclutado e incomunicado de sus familias y amigos. Esta realidad que existía antes de Chávez casí nunca se discute ni se menciona, aunque sectores de la oposición tanto como del chavismo han beneficiado de manera igual de estos cambios radicales en la política militar del país. Extraordinario es que un presidente militar acaba con la recluta y ordena a las fuerzas armadas estar al servicio del pueblo. Hoy, los militares hacen pan para que coman sus comunidades en lugar de reprimirlas; arreglan vías para mejorar el tránsito de la nación en lugar de tomar armas contra los débiles; construyen casas, viviendas e infrastructura que permitan a los venezolanos y las venezolanas tener vidas dignas en lugar de destruir sus familias con violencia y represión. Han abierto a los hospitales y clínicas militares a toda y todo ciudadano que requiera atención médica, sin discriminar ni negarlo a nadie. Hoy, las fuerzas armadas venezolanas son los garantizadores de los derechos humanos otorgados en la constitución bolivariana, en lugar de ser los violadores de esos deberes como en tiempos anteriores. Hoy, no existe la recluta, pero cientos de miles de venezolanos y venezolanas voluntariamente se han inscrito en las reservas nacionales y la guardia territorial, dispuestos a defender la soberanía de la nación y orgullosos de llenar las filas al lado de sus compañeros y compañeras militares. La mayoría de los que componen a las fuerzas armadas y las reservas actualmente estan allí porque creen fielmente en el proyecto bolivariano, estan comprometidos con la lucha de mejorar el futuro de esta nación y estan dispuestos a dar sus vidas para esta patria y esta revolución.
No hay nadie más que incarna el sentido de estas fuerzas armadas renacidas al servicio del pueblo como el General en Jefe Raul Isaías Baduel, humanista, filósofo y profundo amante de la paz. El General en Jefe Baduel proyecta un aire espiritual que ha sembrado una nueva flor en el ejército venezolano que alimenta integralmente a la unión cívico-militar. Impulsor de los proyectos y obras sociales de su componente, Baduel comprende profundamente en su alma el sentir un servidor y un defensor de su patria. Un general que cita en su discurso ante la nación a Noam Chomsky, la biblia, Sun Tzu y el Arte de la Guerra, el Buda y otros grandes pensadores y documentos históricos, demuestra un nivel de alta consciencia y capacidad para ocupar una posición decisiva sobre temas de Guerra y paz, defensa y ofensiva, pueblo y patria, y el desarrollo de una revolución social.
La Venezuela revolucionaria tiene mucho que enseñar al mundo sobre el papel de las fuerzas armadas en la sociedad. Estos son soldados y soldadas ejemplares que entregan sus vidas no solamente para tomar armas en tiempos de Guerra, sino para servir a sus comunidades, alimentar a su pueblo y construir una nueva patria. Ojalá que en los Estados Unidos los componentes militares del Pentágono podrían seguir la pista de las fuerzas armadas venezolanas y dejar de masacrar a niños y civiles inoncentes alrededor del mundo y mejor atender a los millones de estadounidenses que viven en pobreza y no tienen acceso a la alimentación, la atención médica y la vivienda. Afortunada es Venezuela, de tener una fuerza militar humilde, sencilla y humana que contribuye a construir paz y prosperidad, en lugar de fomentar guerras y conflictos.