Tenemos una desagradable visita en Venezuela

“ABUCHEAR Y TIRAS PIEDRAS
>
> ES POCO DEMOCRATICO Y POCO EUROPEO”
>
> Comentario a unas declaraciones de Jaime Mayor Oreja en Venezuela

No vino José María Aznar, el deplorable líder del neofranquismo
español, lameculos de Bush y Superman del antipopulismo, pero ha
llegado al pais su lugarteniente, Jaime Mayor Oreja, con la misma
misión: entrometerse en los asuntos internos del país diciendo que no
lo hace o no lo hará, reunirse con el liderazgo de la oposición, y
hacer declaraciones sobre la necesidad de votar por el líder de la
vuelta al pasado, Manuel Rosales, y sobre los supuestos peligros que
corre la democracia en nuestro país si se produce el triunfo de
Chávez, triunfo inevitable dado el inmenso apoyo popular que tiene el
actual Presidente, candidato a la reelección para un segundo período.

De sus intromisiones en la política venezolana y de las esperadas
imbecilidades que ha dicho hasta ahora (son demasiadas y nada
originales) no voy a hablar. Creo que no vale la pena, y de no ser por
algo especial que dijo no me habría movido a escribir este artículo.
Lo escribo porque en medio de una sarta de sandeces (es como oír una
regrabación de los rebuznos de su jefe Aznar), dijo algo que realmente
me indignó, que me sacó la piedra, como se dice coloquialmente en
Venezuela. Se trata del comentario que hizo Mayor Oreja a raíz de su
reunión con el Cardenal venezolano Urosa y con otros miembros de la
Conferencia Episcopal. Según reporta hoy El Universal, Mayor Oreja
dijo que a la salida de esa reunión alguna gente del pueblo chavista,
que estaba congregado en los alrededores del sitio, le gritó ofensas y
le arrojó unas pedradas, gesto que él considera “poco democrático y
poco europeo”. Porque, al parecer, para él se trata de sinónimos, de
vocablos intercambiables. Y, para que no se me entienda mal, si es
cierto lo ocurrido (porque a diarios como El Universal y El Nazional
no les creo ni la fecha), dejo claro que no respaldo el que se le haya
abucheado, y menos aun el que le hayan lanzado unas pedradas.
No habíaque contaminar las pobres piedras. Habría sido mejor ignorarlo,
simplemente no ocuparse de él. Pero, en fin, ya pasó. Y no fue nada.
Un pretexto suyo para escandalizar. Lo que me interesa es comentar lo
que dijo el ofendido: que gritar ofensas y arrojar piedras son gestos
‘poco democráticos y poco europeos’.

No me queda la menor duda de que ante esta ridícula y amanerada
declaración de desprecio y condescendencia racista la respuesta
espontánea de un venezolano del pueblo, de esos que son ‘poco
democraticos’, y sobre todo ‘poco europeos’, habría sido, en el tono
más burlón: –¡Ay, papito! ¡cojo culo y pago con chapitas! Pero aunque
creo que esa –por lo clara, breve, contundente y demoledora– es la
mejor respuesta que podría darse a este individuo, ya que discutir con
fascistas es inútil, voy a intentar de todos modos responder de otra
forma a sus imbecilidades hipócritas y racistas, tratando, para
complacerlo, de ser serio y racional.

De entrada, lo primero que habría que decirle a este fascista
comemierda es que nosotros los venezolanos no somos europeos. No, no
somos europeos, ni queremos serlo. Sí, tenemos de europeos, de indios,
de negros; y también de muchos otros pueblos. Y nos sentimos
orgullosos de ello. Somos mezclados, somos mestizos, como lo son por
lo demás todos los pueblos de la tierra, aun los que se consideran
puros y producen genocidas racistas como los nazis, o como el SS de
opereta que es este espécimen del PP español, hijo abortivo por
cierto, igual que su jefe Aznar, de uno de los pueblos más mestizos de
la tierra, el español, uno de los menos llamados por ello a alimentar
o copiar trasnochadas ideas racistas. Igual que todos los
latinoamericanos, los venezolanos somos una maravillosa mezcla, que se
renueva a diario, de europeos, asiáticos y africanos, de blancos, de
indígenas, de negros, de todas las razas del planeta, si es que
podemos seguir usando para definirnos ese desprestigiado término. Sí,
pero por eso mismo somos otra cosa; y estamos orgullosos de serlo.
Somos americanos, somos latinoamericanos, somos venezolanos. Y sobre
todo somos latinoamericanos y venezolanos libres. Libres, soberanos e
independientes; o en lucha permanente por lograrlo. Y por lograrlo
además por nuestros propios medios, sin tutelas ni condescendencias de
nadie.

Y hay que recordárselo a este caballero porque estos fascista
supremacistas españoles (recién integrados, por lo demás, a una Europa
que los despreciaba hasta no hace mucho y que decía que el Africa
llegaba hasta los Pirineos) parecen no sólo no darse cuenta de lo que
pasa hoy en América Latina, de la extraordinaria lucha que libran
nuestros pueblos por su soberanía y su dignidad, sino también haber
olvidado lo que pasó hace ya casi doscientos años; y hay que
recordarles que en nuestro continente la Colonia española terminó hace
casi dos siglos y que en apenas década y media estaremos conmemorando
y celebrando la gloriosa victoria de Ayacucho. Así que, amigo
dirigente del PP español, amigo neofranquista, amigo supremacista
europeo, sepa que –gracias al triunfo de Chávez y a la revolución
bolivariana– nosotros, los venezolanos de hoy, tenemos una democracia
plena, popular, participativa, protagónica, y que nadie puede venir a
enseñarlos lo que es democracia; mucho menos un español, que estuvo
como toda España sometido a la dictadura de Franco hasta no hace
mucho, y mucho menos todavía un español neofranquista como usted,
cómplice y añorante de esa siniestra dictadura.

Pero lo que más me interesa es tratar de dilucidar lo que este
prepotente y condescendiente supremacista europeo intenta decirnos con
eso de que entre nuestro pueblo se producen gestos ‘poco
democráticos’, es decir, ‘poco europeos’. Porque todo indica que lo
que quiere mostrarnos es que estos gestos por ‘poco europeos’ son poco
democráticos y poco civilizados. Es decir, que, igual que en la
clásica lectura eurocentrista, colonialista y racista del pasado, él,
como europeo que es, representante de la cultura occidental, del mundo
superior, encarna la Razón, la racionalidad, la serenidad, la madurez,
la civilización, la pureza racial, la democracia, el debate de ideas,
la tolerancia, la libertad, es decir, todos los verdaderos valores; y
en cambio nuestro pueblo, pueblo mestizo, pueblo inferior, representa
a irracionalidad, la inestabilidad, la emotividad, la inmadurez, la
barbarie, el autoritarismo, la intolerancia, la servidumbre y el gusto
por la tiranía, vale decir, todos los antivalores.

Pero para eso está él aquí, para enseñarnos democracia y educación,
para civilizarnos y recolonizarnos, para asumir ‘la carga del hombre
blanco’ de que hablaba Kipling, para aconsejarnos, para educarnos
–hasta donde sea posible con pueblos inferiores como el nuestro– en
>os valores de la democracia y de la libertad, para ayudarnos, en fin,
apoyando a Rosales, a librarnos al menos de ese peligro que representa
Chávez. Por cierto, buen refuerzo para el pobre diablo de Rosales,
que nunca se imaginó que él encarnaba esos valores y que probablemente
no entienda nada de esto.

Y ya que a este señor tan educado y refinado, tan exquisito y tan
‘europeo’ (hablo de Mayor Oreja, no del pobre Rosales) le asombra que
en nuestro incivilizado país ocurran cosas tan feas como gritarle
palabras ofensivas a un líder político y hasta tirarle piedras, sería
bueno recordarle algunas cosas. Algunas cosas que ocurrieron, y otras
que siguen ocurriendo en esa Europa modélica que él pretende vendernos
con sus imbecilidades. Porque, ¿Cómo pretende este imbécil, que debe
haber aprendido historia de Europa en algún manual de historia sagrada
franquista o en alguna tira cómica de segunda mano, vendernos a estas
alturas la idea de que Europa y civilización son sinónimos, de que son
sinónimos Europa y democracia? ¿En qué siglo vive este gilipollas? ¿En
el XVI, en tiempos de la Conquista de América cuando España
‘civilizaba’ a los indios americanos a sangre y fuego? ¿En el XVII, en
tiempos de la Contrarreforma y del auge de la Inquisición española?
¿En tiempos de la dictadura franquista en que se formó y educó? ¿O es
que de verdad nos cree idiotas e ignorantes porque ha pensado, después
de hablar un rato con el pobre monigote de Rosales, que éste es la
genuina expresión del pueblo venezolano?

Como no pretendo hacer de este artículo un ensayo histórico y sólo
intento poner en claro algunas cosas, no voy a tocar temas remotos
como las Cruzadas, la Inquisición y la Conquista de América, todos
ellos ejemplos inmejorables de civilización, de tolerancia y de
apertura democrática europeas. Me limitaré sólo al siglo que acaba de
terminar y a recordar que esa Europa ‘civilizada y democrática’, en
medio de luchas interimperialistas por la hegemonía mundial, luego de
experiencias colonialistas saqueadoras de diversos pueblos
extraeuropeos y cargadas del más abierto racismo, después de siglos de
trata de negros y de desangrar el Africa, toleró y fue cómplice de
dictaduras genocidas como las de nazis y fascistas, o como la de
Franco, desarrolló nuevas y más criminales formas de racismo contra
los judíos, creó campos de concentración en buena parte de su
territorio, y se enzarzó en dos espantosas guerras mundiales, en las
que murieron cerca de ochenta millones de seres humanos. Buen ejemplo
para nuestros países.

Y si nos ceñimos a los últimos tiempos, lo que tenemos no es menos
estimulante: una Europa cada vez más egoísta, racista y derechista que
con su neoliberalismo explotador está cavando un abismo creciente
entre pobres y ricos, que está abriéndole campo por doquier al regreso
del fascismo, una Europa dominada por el racismo más abierto contra
negros, árabes, turcos y latinoamericanos, una Europa carente de
solidaridad, una Europa cobarde y cómplice de los Estados Unidos,
llena de Estados vasallos, serviles y carroñeros que viven de los
desperdicios que les deja el imperialismo estadounidense a cambio de
que lo apoyen en sus aventuras genocidas o de que volteen para otro
lado para no ver los crímenes yanquis o los de su cómplice Israel. Esa
es la Europa que, mirándonos desde lo alto del hombro, pretende este
pobre papanatas vendernos a nosotros los venezolanos de hoy como
modelo de democracia y de civilización. Ya sabe por donde puede
meterse su Europa, si le cabe.

Pero, a propósito de gestos ‘poco democráticos y poco europeos’, como
esos que escandalizan tanto a nuestro visitante del PP, permítanme
recordarle algo. ¿Se acordará este hipócrita del gesto grosero que
hace dos años hizo en público nada menos que el rey Juan Carlos con
el dedo, en respuesta a un grupo de vascos que lo abucheaba? ¿Habrá
sido un gesto latinoamericano? ¿Será el rey Juan Carlos ‘poco
europeo’? ¿Tendrá una tía venezolana que le enseñó a ser soez y a
hacer esos gestos tan feos que nadie hace en la exquisita España y que
sólo se ven en América Latina y sobre todo entre el pueblo chavista de
Caracas? ¿O es que por ser el rey de España el que lo hizo hay que ver
ese gesto como europeo, democrático, civilizatorio y nada escandaloso?
Después de todo, deben tener razón los que así piensan, porque sin
hacer en la cama, sin condones, y en buena compañía femenina lo que
indica simbólicamente ese gesto no habría más gente en el planeta, y
>a civilización desaparecería. No sé que piensa de esto el pacato e
hipócrita de Mayor Oreja, pero recuerdo ahora que en el Tercer Libro
de Gargantúa Rabelais escribió en forma jocosa, hablando de la guerra
y del soldado, que si perece la cabeza perece sólo la persona pero que
si perecen los cojones se acaba la humanidad. Así que ¡un aplauso al
rey Juan Carlos por su plebeyo gesto civilizatorio!

Y ya que hablamos de civilización, hablemos un poco de España, de esa
España que tanto ha contribuido a civilizar a nuestra América Latina.
¿Que tal si habláramos un poco de esa extraordinaria obra
civilizatoria que fue la Conquista americana? ¿Qué tal si recordáramos
que como resultado directo o indirecto de ella murieron en menos de un
siglo entre 80 y 90 millones de indígenas americanos, que
representaban alrededor de la quinta parte de la población mundial de
entonces? ¿Qué tal si recordamos con Gómara cómo en menos de medio
siglo toda la población indígena de la Española fue exterminada por
los conquistadores? ¿Qué tal si recordamos las masacres de aztecas, de
mayas, de incas, obra de esos grandes civilizadores que fueron Cortés,
Alvarado y Pizarro? ¿Qué tal si recordamos el simpático y civilizado
empleo de perros para desgarrar a indígenas rebeldes o el igualmente
simpático y civilizado método de empalarlos? ¿Qué tal si recordamos un
poco a Tamanaco, víctima venezolana del primer sistema, o a
Caupolicán, víctima chilena del segundo? ¿Qué tal si recordamos a
Leoncio, aquel feroz mastín descuartizador de indios de que habla
Oviedo, que tenía grado de oficial en las filas de los conquistadores
y que recibía doble ración por ello? ¿Qué tal si recordamos el
civilizado descuartizamiento de Tupac Amaru? ¿O si hablamos de la
guerra de Independencia de Venezuela y recordamos las civilizadas
masacres de los canarios Monteverde y Zuazola o del asturiano Boves,
de cómo abrían vientres de mujeres embarazadas o coleccionaban orejas
y narices a la manera de los antiguos asirios, otros grandes
de pueblos? ¿Y qué decir de la cabeza cortada y frita
en aceite de José Félix Ribas expuesta por los españoles para
escarmiento? ¿Y qué tal si recordáramos en la Guerra de Independencia
de Cuba los campos de concentración creados por ese genocida que fue
el general Weyler, precursor de los campos de concentración nazis y de
las aldeas estratégicas de los asesinos yanquis en Vietnam?

Pero mejor hablemos de hechos democrático/civilizatorios recientes que
han ocurrido en estos últimos años en España o que se siguen dando en
ella. ¿Qué opina este hipócrita fascista de quemar inmigrantes vivos,
de la forma en que en su civilizada y democrática España grupos de
neonazis incendian las casuchas o chabolas en que viven los pobres
inmigrantes africanos, árabes o latinoamericanos y los queman vivos?
¿No han ocurrido hechos como esos en España bajo el gobierno
neofranquista de su PP? ¿Qué le parece lo que ocurre a diario en las
costas españolas con las pateras repletas de inmigrantes africanos que
huyen de la miseria de sus países, una miseria causada por siglos de
saqueo europeo, hacia una España que los deja ahogarse o que los
devuelve a su miseria si es que logran desembarcar? ¿Que opina de las
masacres de Ceuta y Melilla llevadas a cabo por el gobierno de España,
el de su jefe Aznar y el actual de Zapatero, y de las alambradas de
púas de estilo nazi levantadas para evitar la entrada de africanos
hambrientos y desesperados a territorio ‘español’ (que en realidad no
es español sino africano, robado a los marroquíes)? ¿Qué le parece lo
que hace su país, pagándole al gobierno dictatorial y asesino de
Marruecos (cuyo rey es amiguísimo del rey de España) para que se
encargue del trabajo sucio de impedir el paso de inmigrantes africanos
hacia Ceuta y Melilla y para que los conduzca al desierto y allí los
abandone a fin de que mueran como perros hambrientos?

¿Qué le parecen las agresiones diarias de la policía española contra
los sudacas, término despectivo de moda ahora en España para llamar a
los sudamericanos, olvidando los españoles de hoy que gracias a
sudacas como esos fue que sobrevivieron, prosperaron y regresaron
ricos a España muchos españoles que huyeron del franquismo y de la
guerra, muertos de hambre y de miedo, hacia acogedoras tierras
latinoamericanas? ¿Qué le parecen los fascistas, votantes de su
partido racista y neofranquista, el PP, que salen por las noches a
recorrer los barrios pobres de Madrid a hacer ‘limpieza de
inmigrantes’, es decir, a apalearlos y matarlos a golpes y a palos
porque ellos, los fascistas, que no se han visto bien las caras,
quieren una España racialmente pura? ¿Que le parecen esos hechos a
este hipócrita, capaz –como diría el Evangelio en que tanto dice
creer– de ver la mota en el ojo ajeno y no ver la viga que tiene en el
suyo? ¿Cómo viene este papanatas a darnos clases de democracia y de
justicia? ¿Cómo queda aquí esa identidad ridícula que hace entre
democrático y europeo? ¿Es esa la democracia y la civilización que
pretende enseñarle a los venezolanos? ¿Qué tiene este pobre payaso
fascista que enseñarnos?

Digamos algo, para terminar, de democracia. De democracia española. Y
de democracia venezolana. Porque este papanatas franquista, que viene
a darnos clases de democracia y a decir que la democracia peligra en
Venezuela, cree que aquí no sabemos cómo funciona la democracia
española y cómo funcionó sobre todo cuando los fascistas de su partido
tenían el poder. ¿O es que cree que aquí ignoramos cómo en la
democrática España por decisión gubernamental y complicidad de jueces
se han ilegalizado partidos y cerrado diarios y periódicos acusados de
simpatías con ETA? ¿O es que cree que aquí desconocemos los atropellos
de todo tipo que cometen la policía y la justicia españolas no sólo
contra los acusados o sospechosos de terrorismo sino contra los
extranjeros, en especial trabajadores inmigrados, africanos, árabes y
latinoamericanos? ¿Ha visto este tarugo la libertad de expresión
absoluta –y hasta desmesurada– que existe en Venezuela y la forma en
que los medios de comunicación privados, conspiradores, golpistas y
vendidos a los Estados Unidos, manipulan la información, mienten en
forma descarada y atacan y calumnian, sin que les pase nada ni nadie
los reprima, al Presidente y al proceso democrático que vive el país?
¿Es que acaso cree, o pretende hacernos creer este gilipollas que en
esa España aun atada al franquismo por una Constitución como la
española hay más democracia que en la actual Venezuela bolivariana?

Porque si a ver vamos el país de Europa occidental menos llamado a dar
clases de democracia a nadie es precisamente España, una España que
pasó sin transición del autoritarismo medieval al autoritarismo y
absolutismo modernos, que apenas conoció la Ilustración dieciochesca,
que sufrió la Inquisición hasta entrado el siglo XIX, que fue por
siglos el país mas atrasado, clerical y oscurantista de Europa. Una
España que apenas conoció un luminoso paréntesis democrático y popular
en la tercera década del pasado siglo con la República española, esa
República que los padres de este comemierda y los del comemierda de
Aznar contribuyeron a destruir bajo las órdenes de Franco, para
imponer la sanguinaria dictadura de éste, bajo la cual España padeció
por más de cuarenta años y de la que no ha salido del todo porque de
República pasó a ser de nuevo monarquía y porque el precio de la
transición fue olvidar el pasado franquista, dejar viva en buena parte
la estructura montada por Franco y tener que adaptarse a un híbrido
como es la actual Constitución de España.

Y esto sin olvidar que esa democracia semifranquista y neoliberal
española, dominada por la derecha y por la Iglesia, la Iglesia más
reaccionaria de Europa, aun no llega a los treinta años, en tanto que
Venezuela lleva ya medio siglo de régimen democrático. Una democracia,
sí, que empezó siendo una mierda en buena parte comparable a la de la
España de hoy: formal, apenas representativa, autoritaria, represiva,
anticomunista, militarista, entregada a los Estados Unidos, pero que
ha dado paso, y ahora en forma pacífica, a una democracia verdadera,
popular, participativa, protagónica, social, al servicio de las
grandes mayorías, como la que es está construyendo en nuestro país
dentro del proyecto bolivariano que tanto molesta y asusta a
reaccionarios como Aznar y Mayor Oreja y a su amo Bush.

Así que lo mejor que este desagradable invitado podría hacer, si no
fuera –como es– un redomado e incurable fascista, sería callarse la
boca, dejar de reunirse con conspiradores derechistas y fascistas,
dejar de declarar basura, limpiarse toda la mierda que tiene en el
cerebro, y luego quedarse unos días en el país, cubriéndose por
supuesto la inconfundible cara de fascista que le dio la madre> Naturaleza
(que para él fue una madrastra) a fin de evitar que lo
reconozcan y le tiren piedras o le hagan el gesto del rey Juan Carlos,
y así poder caminar tranquilamente por las calles y barrios de Caracas
y por las ciudades todas de Venezuela, para empezar a aprender lo que
es una verdadera democracia, a ver si se lleva algo de ella para una
España que bien la necesita.


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Vladimir Acosta

Historiador y analista político. Moderador del programa "De Primera Mano" transmitido en RNV. Participa en los foros del colectivo Patria Socialista

 vladac@cantv.net

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