La reciente decisión de la OEA hace lucir como inevitable un enfrentamiento militar en nuestro país. Con un gobierno paralelo reconocido por la mayoría de los países de la región no hay manera del diálogo como solución, ya que si el gobierno nacional participa en algo así estaría convalidando la violación de nuestra constitución, y nadie puede hacerlo, ni siquiera el Presidente, so pena de ser desconocido.
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Estados Unidos conoce esta realidad y planteó desde el inicio la conformación de un gobierno paralelo como una estrategia para ir llevando los acontecimientos hacia una solución militar, única forma de poder alcanzar su objetivo estratégico de meterle la mano a nuestras inmensas reservas petroleras.
Recientemente sus voceros explicaron que con Venezuela no cometerían el mismo error que en Siria, que si bien montaron un gobierno paralelo, este no contó con ningún aval internacional que justificara su intervención directa. Es evidente que aprendieron la lección, y con este espaldarazo de la OEA se despeja el camino para una intervención "legal", bástese para ello que Guaidó constituya un gobierno, por más aéreo que sea.
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LA INEXPLICABLE POSICIÓN DE ALGUNOS PAISES LATINOAMERICANOS
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Es posible que algunos gobiernos del área hayan creído de buena fe que con su voto en la OEA estaban imponiendo la necesidad de un diálogo, desconociendo el enraizado valor que tiene nuestra constitución en nuestro pueblo. Claro, en sus países las constituciones son simples hojas de papel sin mayor valor ético ni moral.
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Los futuros acontecimientos los irán desengañando.
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Lo que si queda perfectamente claro es que la intervención militar va, y será más temprano que tarde, ya que la mayoría obtenida por el imperio en la OEA está sostenida por alfileres, y basta que uno o dos países le reculen, bien por elecciones o por convencimiento, para que esa pretendida legalidad se desmorone y no pueden darse el lujo que eso ocurra.
UNA IDEA MUY DAÑINA
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Lo que ha gravitado como un factor extremadamente perjudicial en nuestra visión de la realidad es la errónea extrapolación que se ha hecho de un principio que sostenía Fidel cuando decía que "al imperio se le confronta, no se le provoca", que traía como corolario que mientras no se provocara el imperio no actuaría en contra.
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La equivocada internalización de esa máxima proporcionó en muchos dirigentes una falsa sensación de seguridad, relajando los resortes de la seguridad interna.
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El reciente ataque sufrido por nuestro sistema eléctrico es una consecuencia clara. Es que ni siquiera después de la amarga experiencia del paro petrolero se han tomado medidas para garantizar un flujo de gasolina para situaciones de emergencia. Todavía tenemos los mismos llenaderos, la inmensa mayoría de las estaciones de servicio no cuentan con plantas generadoras de electricidad, por solo mencionar el aspecto del combustible.
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UNA ESTRATEGIA PARA AFRONTAR EL CONFLICTO
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La estrategia es bien sencilla, se debe derrotar esa estrategia bélica y prepararnos a la vez para un escenario militar, y en mi opinión debe cimentarse en seis columnas principales:
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1 – Desarrollar en los países de la región susceptibles de cambiar su postura una intensa y efectiva labor explicativa. Contamos con países aliados que pueden ser de inmensa ayuda en este sentido.
2 – Impulsar la formación de sólidos movimientos de solidaridad en el continente y en el mundo, solidaridad que hasta ahora ha sido muy tibia, por no decir nula. Hay que entender que en esa conducta privan dos factores: a) la existencia de esa falsa sensación de seguridad mencionada antes y b) el temor de verse apoyando a un sistema vendido como dictatorial, reproducción del régimen represivo y corrupto que imperó en la Unión Soviética.
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Un ejemplo de este último punto fueron las posturas públicas con relación a nuestro sistema que asumieron el año pasado dirigentes progresistas como Petro en Colombia o López Obrador en México.
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Chávez estaba muy consciente de ese peligro y tuvo el cuidado de bautizar su proyecto como "socialismo del siglo XXI" para desligarse de la porquería soviética. Sin embargo, vemos como tanto el gobierno como Estados Unidos se refieren al sistema venezolano como socialista a secas, sin establecer el desmarcaje explicado por Chávez. Estoy hay que corregirlo rápida y eficazmente.
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3 – Continuar y acrecentar la movilización popular, que vaya más allá de marchas y actos, haciendo sentir sus efectos en las propias comunidades.
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4 – Tener una fuerza militar lo suficientemente equipada, preparada y sobre todo creíble. En este aspecto la formación de las milicias es vital. Un contingente de más de un millón de milicianos preparados, entrenados y debidamente armados es el argumento disuasivo más eficaz para abortar y derrotar cualquier intervención. Es una tarea ardua y compleja, pero para iniciarla para luego es tarde.
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5 – Comenzar a desarrollar una política económica productiva de alimentos e insumos básicos que garantice la continuidad de la vida de la población en cualquier circunstancia.
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6 – Implementar una eficaz política económica que preserve e incremente el nivel de nuestras divisas, única manera de afrontar cualquier eventualidad que se escape de las manos.
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SERA UNA BATALLA DE NOSOTROS SOLOS
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De todas formas hay que internalizar que cualquier conflicto lo ganaremos únicamente los venezolanos. Hay que dejarse de espejismos con una participación rusa más allá de proveedor de armamento y algún asesoramiento. Y China, para la que el asunto Petrolero es cuestión de vida o muerte y pudiese involucrarse, no tiene la fortaleza militar para hacerlo y está muy lejos.
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Yo asimilo esta situación con la vivida por la República en la Guerra Civil Española, en la que ésta luchó prácticamente sola, con un ejército franquista apoyado directamente en el campo de batalla por las potencias fascistas; con una Unión Soviética que cobardemente se abstuvo de participar directamente para no "provocar" a los nazis (actitud que les costó muy caro, más de 20 millones de muertos, ya que con una España alineada con los aliados era impensable para Alemania e Italia entrar en guerra); con países y movimientos sociales democráticos temerosos de apoyar a un gobierno que podía desembocar dictadura comunista.
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Afortunadamente no todo es similar y si se comprende correctamente la realidad se puede tomar las medidas correctas y alcanzar una victoria histórica y necesaria.