Tenemos Salvador: gloria al salvador europeo

Paz en la tierra en lo adelante, aunque Trump, nos mantenga en jaque e imponga y disponga del mundo, pero como todo no puede ser de constante mal en peor, el infinito reino de Inglaterra liberará al mundo de tantos problemas creados, así como Dios tarda pero no olvida, ellos nos ponen a la orden un sucesor que en lo adelante hará prodigios por nosotros que, últimamente no tenemos quien nos auxilie y, más que todo a los pobres que de todo padecen y cada día son más por obra y gracia de un mundo muy exigente que, la escala social se le hace más fácil ser escalada por los ricos que por los que sufren de contagiosas necesidades y, entre ellos, nosotros los venezolanos, odiados más que todo por el imperio y parte de Europa tras de ellos que, nos ven como el infierno de sus amarguras por un socialismo que viene del chavismo y que no debe tener cabida en una América sólo para los americanos gringos, mientras los capitalistas están sin poder, aunque tienen un autoproclamado en lista de espera y apoyado por ellos.

Todo lo antes plasmado en ese párrafo: viene al caso por ese proyecto de ternura que sacudía a la tierra desde que en Inglaterra sin nacer, lo que para este planeta se veía venir con una ansiedad que ha desarticulado las redes sociales que, en una espera calmosa se ha dejado llevar a ver que le iba a reparar el destino a la realeza con el nacimiento de quien no se sabía el sexo como incógnito de sí o sí que, ya se sabe que es un bebé sin describir sus ojos y su piel que, no es lo interesante de ese respirar profundo que con su llegada le da a las naciones del mundo que como un solo corazón de múltiplos palpitares iluminará la conciencia mundial y, que la vivencia de su eterna sonrisa sea el eslabón que una la paciencia de amarse los unos a los otros con dignidad.

Y, ese bebé real de carne y hueso de médula digna de su sangre que de una duquesa y un príncipe, debería ser el motor de la esperanza en que las puertas de la información están abiertas a recibir el adivinar el nombre que habrá de llevar que, por los momentos mantiene de cabezas sin giro de proclamación, su futuro nombre que, ni Benito, ni salomón, ni Arturo, ni de santo alguno, lo más posible no llevará que, como una lluvia de razones habrá tempestades cuando muchos no estén de acuerdo, pero no por eso Gran Bretaña dejará de ser cuna de seres que nacen llenos de razones y de obediencia que, contagia como un espectáculo más de los famosos de lo que nacen marcados por un porvenir que es solo de ellos que cultivan con atracción.

Mientras que los pobres nos distraemos de sufrimientos, Europa se sacude de inteligencia y, con un rumbo que no los saca del camino, celebrará tan dignatario devenir del que apenas comienza a vivir, pero que vino a estas tierras de desigualdades lleno de riqueza que no cabe todavía en lo que será en lo adelante, pero que todos los sueños por venir serán de él sin tener que pedirle a Dios algo que, a nosotros nos niega como es ser libres sin tener al crucificador de nuestros días tratando de imponernos nuestro modo ser a su disentir que es nuestra piedra de tranca de nuestra existencia, lo contrario, del bebé real, gratificado hasta por el más humilde de los pobre sin fortuna, sin Dios y sin oraciones y, menos de una iglesia católica que le da la espalda y tuerce sus funciones hacia los ricos a sus interéses.

Ha nacido un nuevo salvador de Inglaterra y del mundo en general que la paz de ellos sea la paz de nosotros, si Trump quiere y que no lo desea y, que la felicidad que hoy como nación los embarga, se acuerden, aunque sea por unos días, brindarnos los "miaos" de su celebración. Así es el mundo, su mundo.



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Esteban Rojas


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