"Estoy convencido de que el monólogo no existe.

Es siempre un diálogo entre un hombre y su conciencia"

Joaquín Calvo Sotelo

Le escuche a una maestra expresar en voz alta: ¡Hay diálogo o hay plomo, una de dos! Las palabras de esta amiga, sonaron como unos disparos en medio de la sala, envolviendo en un profundo silencio a todos los presentes; no esperaban la reacción de esta mujer. No quedó una persona, que no le prestara atención al mensaje reflexivo, para finalmente un joven, motivado por lo que había oído la vio de frente para reafirmarle el apoyo: ¡Usted tiene razón, tenemos que dialogar, para poder enfrentar a Trump, y al grupo de arrastrados que quieren la guerra por sobre todas las cosas, y no se cansan de sabotear! El recinto se fue quedando solo, sin dejar de sonar en el ambiente los mensajes de dos personas, nacidos en épocas muy distantes, pero unidos en la conciencia.

El saboteo al diálogo, no es nada nuevo. Después del golpe de estado contra el Comandante Chávez, al recuperar las riendas del estado venezolano, lo primero que hizo, fue perdonar con un crucifijo en la mano, y como bien sabe todo el mundo, la oposición venezolana recurrió por unos instantes a una estrategia propia de los verdaderos vendepatria, replegarse bajo las instrucciones del gobierno estadounidense, para luego continuar en sus andanzas, confirmando el pensamiento del Libertador Simón Bolívar, "a cada conspiración sigue un perdón y a cada perdón sigue una conspiración" Motivo esencial para escribir el manifiesto de Cartagena publicado en 1812.

Los cuestionamientos al coloquio entre el gobierno, y una parte de la oposición, que ha venido rectificando en bien del país, se oyen como un verdadero estribillo en boca de los mismos de siempre, pero no podemos dejar pasar por alto. Una alerta antes las conspiraciones planificadas en Washington, el cual forman parte de la agenda para los países que no se someten a sus mandatos. El primer saboteador, el gobierno estadounidense con un nuevo vocero: James Story, pero, con la misma historia de la pandilla de Donald Trump, como haciendo alarde a la traducción de su apellido: "El oficialismo nunca ha querido dialogar con la otra parte; el Presidente Donald Trump, sigue firme en su apoyo a la oposición aglutinada en torno al líder del Parlamento, Juan Guaido".

Las declaraciones de este portavoz oficial del gobierno de los Estados Unidos, apoyando al convicto y confeso: el autoproclamado, a quien solamente le falta alistarse en el grupo de narcoparamilitares colombianos "los rastrojos" es un verdadero chispazo, y en cualquier momento puede encender nuevamente a la minoría opositora, cuadrada abiertamente con el fascismo, y el terrorismo representada en este personaje, que ha dado muestras de un verdadero trastornado.

La minoría opositora se vale de cualquier medio y circunstancia para sabotear, y distorsionar la realidad de los hechos, y lógicamente en este nuevo intento de buscar la reconciliación del país, han empezado aplicar uno de los principios del método de Joseph Goebbles, el 7. LA RENOVACIÓN: "Hay que emitir constantemente informaciones y argumentos nuevos a un ritmo tal que cuando el adversario responda el público esté ya interesado en otra cosa" Han lanzado una nueva "bomba" para atemorizar a la población: ¡le van a quitar las viviendas a los emigrantes venezolanos! Son tan falsos, que ni siquiera utilizaron la palabra (expropiación) como es bien sabido tiene otro significado: en la mayoría de los casos requiere una indemnización. Ni van a quitarle, ni van a expropiar a nadie, es un censo, pero aprovechan para tratar de crear una matriz de opinión bajo el engaño.

El impacto de la mentira, en algunos momentos hace estragos en personas que se encuentran comprometidas con el golpeado proceso bolivariano. Por esa razón tan sencilla no podemos bajar la guardia, y la primera tarea de un revolucionario, y de toda persona con mentalidad progresista, que en verdad ame a la patria, es hacerles frente a estas noticias mal intencionadas, y aupar el diálogo por sobre todas las cosas, para evitar una confrontación dirigida directamente por el gobierno de los Estados Unidos, y después sabemos lo que viene.