Verdaderas batallas campales se libran en las calles de Latinoamérica entre los pueblos y los organismos represivos que protegen los intereses de los capitalistas del mundo. Unos gobiernos entregados a los intereses de las trasnacionales chocan contra la consciencia popular que se lanza a la calle en protestas multitudinarias. En toda esta batalla los medios de difusión de ideas, comúnmente conocidos como medios de comunicación, dependiendo la trinchera que defiendan, asumen posición. La mediática capitalista supera en capacidad tecnológica a las redes populares, sin embargo, la verdad tarde o temprano sale a relucir imponiéndose claramente. El caso de Ecuador y Argentina merecen un comentario especial; sin duda allí se produjo un cambio drástico luego que fueran derrotados los gobiernos progresistas y, en el caso de Ecuador, se quitara la máscara el traidor de Lenin Moreno. Vale la pena recordar que los gobiernos anteriores, en el caso de estos dos países, lograron unos niveles de inversión social muy por encima de lo que hoy invierten los gobiernos traidores a la voluntad popular. Algo similar se podría decir de Brasil en donde la campaña de Lula contra la pobreza logró importantes avances. Todo esto fue derrumbado por los gobiernos derechistas, aplicando las recetas del FMI. El deterioro está a la vista y apenas comenzamos a observar la reacción popular que sin duda fracturará la hegemonía burguesa en todo el continente y todo revolucionario tiene la obligación moral de estar atento y aportar en lo que pueda en medio de esta coyuntura de lucha popular.
Se puede decir que hay buenos augurios porque son los pueblos los principales protagonistas de las revoluciones y éstos asumen la vanguardia en la batalla; son los pueblos en su conjunto que empujan los profundos cambios sociales, sin embargo, estos cambios no se concretarán si no existe una dirección acertada y una capitalización política de la coyuntura de forma adecuada y con visión clara de poder. Ya en Argentina se dio un campanazo en lo electoral, ahora falta concretar la victoria de la fórmula Fernández-Fernández y avanzar en hacer irreversible esa revolución iniciada en el proceso de los Kisner. Lo mismo ocurre en Ecuador, hoy un pueblo se bate en las calles y se juega su futuro, depende de la direccionalidad y de los conductores de ese proceso el éxito será una realidad o un mero espejismo. Venezuela juega aquí un referente necesario e insoslayable. No es que se quiera copiar la revolución, como afirman los ideólogos de la burguesía, las revoluciones no se copian, pero, los ejemplos se siguen y los procesos se concatenan históricamente, es así cómo, al igual que en el proceso independentista, ¡otra vez nos toca estar en la vanguardia! culpa e' Chávez pues.
La base teórica de la revolución bolivariana parte de las raíces más profundan de nuestra cultura de lucha y batalla. Allí se concatena un Guaicaipuro con un Bolívar, José Leonardo Chirinos, Simón Rodríguez, Sucre y toda la pléyade independentista y llega a nuestros días con Chávez pasando por Zamora, Fabricio, Chimiro y la generación de 1958, o como es mejor conocida, la generación de los sesenta. Ya nuestro proceso tiene 20 años de haberse concretado el paso de la toma del poder; aunque debemos tener claro que aún estamos en esa batalla, pero ubicaremos el 6 de Diciembre de 1998, día del triunfo de Chávez, como el hito en donde se desencadena un huracán de cosas que nos ha traído hasta estos días. Durante todo este tiempo hemos vivido situaciones nunca antes vistas, razón tenía Fidel cuando afirmó: "uno de los principales errores fue creer que alguien sabía cómo se construía el socialismo". Es por ello que modestamente desde Venezuela podemos aportar mucho a la batalla que estos pueblos libran, es por eso que Venezuela es y seguirá siendo vanguardia de la revolución en Latinoamérica y el mundo, aunque le duela al imperio. Obviamente que respetando cada realidad, entendiendo cada situación, pero somos y seguiremos siendo vanguardia. A veces es muy sencillo criticar con comodidad, decir, pronosticar, incluso hasta acusar sin estar en el ojo del huracán. No obstante, al ver la batalla de estos bravíos pueblos, no podemos dejar de decir algo, escribir alguna cosa, tratar de orientar si es que es posible hacerlo, pero el deber nos llama a decir y hacer lo que cada quien esté en capacidad y disposición de hacer, yo hago lo que puedo, escribo.
No son dos días los que tenemos resistiendo las embestidas de los más feroces imperios con sus monstruos de mil cabezas que van desde lo más insignificante hasta lo más complejo de la economía, verbigracia guerra económica y financiera, que un pueblo cobarde se hubiera rendido desde hace rato, pero eso no ha ocurrido ni ocurrirá mientras exista el espíritu de Bolívar y de Chávez al frente del poder político en el país, eso hay que internalizarlo por sobre todas las cosas, el poder político, clave para desencadenar todos estos procesos.
En este orden de ideas lo principal es retomar el poder político en estos países y avanzar, que las fuerzas progresistas avancen hacia el poder político en sus respectivos países. Perú, Colombia, Paraguay, Honduras, Guatemala, etc. No es posible sino desde el gobierno hacer los profundos cambios que requieren nuestras sociedades, desencadenarlos, motorizarlos. La esencia central del planteamiento revolucionario bolivariano está en la delegación del poder al pueblo. Nuestro comandante Chávez aportó el tema del socialismo territorial, la democracia participativa y protagónica, entre otras muchas cosas, pero hablemos de esta en concreto que tiene que ver con el poder, el poder comunal, el poder del pueblo en lo concreto... ¡El pueblo como sujeto principal de los cambios! "No es posible superar la pobreza sin darle poder a los pobres", nos decía Chávez. ¿Acaso no ha sido esta premisa la que ha sostenido al pueblo en el poder en Venezuela a pesar de la más bestial embestida imperialista? Quien tenga dudas deténgase un instante a revisar concienzudamente lo que pasa en Venezuela. ¡Con solo resistir tenemos al imperio loco! Eso no es poca cosa diría Cristina Fernández.
Ha llegado la hora pues, de un Correa y su heroico camarada Jorge Glass, resistiendo en la prisión, preso del traidor Moreno, en Ecuador, la dupla Fernández Fernández en Argentina. Perú tendrá algún día que salir de ese marasmo en que se encuentra y la pelea se plantea entre la derecha contra la derecha, pero no se ve opciones claras desde el ámbito revolucionario, aunque el pueblo está allí y en cualquier momento llegará la hora allí, Colombia no puede seguir por mucho tiempo en manos del narcotráfico, además de ser de hecho una colonia gringa sometida por nueve bases militares y convertida en base de operaciones contra la revolución bolivariana, está en manos del narcotráfico y el paramilitarismo, ambos fenómenos propios de los momentos extremos de la derecha... y Brasil ¡Algún día, más temprano que tarde, brotará de nuevo la esperanza popular que representó Lula!.
El imperio, como cosa rara, seguirá con su fake news acusando simplonamente a Maduro de "ser el culpable" de las protestas populares, pamplinadas pues, pero de lo que si puede estar seguro el mundo es que Maduro y el pueblo venezolano es culpable de tener a los imperialistas locos porque se han gastado una millonada y los resultados han sido algo menos que nulos, no nos han podido joder, ni podrán. Maduro es la referencia de la batalla de un pueblo en resistencia y el imperio es tan débil que con solo resistirles se les derrota, razón tenía Mao cuando acuñó la frase de "tigre de papel", refiriendose al imperio, sin duda con mucha capacidad de hacer daño este imperio, sobretodo por sus métodos fascistas, eso no lo dudamos, ni queremos ser los ilusos de plantear que ya el imperio está derrotado y caído, pero de que cae, cae... lo derrotaremos cuando podamos caminar con nuestros propios pies en lo tecnológico, lo económico, lo financiero, etc, etc y ellos nos están echando la ayudadita para que lo logremos, con su enfermiza guerra económica.
Por lo pronto, la batalla está bonita, se perfila un nuevo renacer en Latinoamérica, un renacer popular, revolucionario y humanista que ojalá tenga el tema del poder político como eje central de la concreción e irreversibilidad de estos procesos sociopolíticos, por lo pronto, diremos como el Che, "el presente es de lucha, el futuro nos pertenece" ¡hasta la victoria siempre!.