Bush se congracia con los seguidores ultraconservadores del bando Republicano en un tiempo cuya popularidad es la más baja de su mandato. Casi asegurada la perdida de la presidencia para el bando del elefante se evidencia que la solución a la confrontación entre culturas en EEUU (Norte Americana [GRINGA] – Sur Americana) se salda con la traición al espíritu fundacional del estado, o, al menos con la idea de que los emigrantes confundirán su cultura y tradición en los valores americanos por lo que creen poder deterner esa confusión con la Construcción de un nuevo muro en la frontera con México que abarcaría los estados de California, Nuevo México, Arizona y Texas.
Recordemos que el consumo de origen latino es del 8,1% y que el poder del voto latino y sus lobbies crece día a día. Este enfrentamiento agresivo no es bueno y no será nada bueno si siguen por esta por este camino, además hay que indicar que en los estados del sur de estados Unidos es de origen hispano y mexicano autóctona, al menos, igual que los anglosajones que vinieron después. Esta polarización será la consecuencia de este enfrentamiento no la causa como dice Huntington. USA no es una Norteamérica de base anglosajona, blanca y protestante (WASP) sino cada vez mas latinoamericana, de color meztiso y de multiplicidad de lenguas, credos y creencias.
La historia de los muros para separar grupos humanos es larga y al mismo tiempo efímera en tiempo no en horrores y dolor.
El muro de Berlín separaba el Bloque Socialista del infierno capitalista donde malo es que la temperatura del infierno quemó el proceso ahí en desarrollo convirtiendolo en un ejercicio de salto de vallas. La idea de muro me lleva, sin quererlo ni poder impedirlo, a la idea de GULAG y este, a su vez al cerco infernal que los Estados Unidos impone en iraq al su pueblo al destruir sistemáticamente el patrimonio arquiológico y cultural de esa nación.
Los judíos, por otro lado, en un intento voluntarioso pero estéril procuran separarse de sus supuestos "enemigos" palestinos mediante el hormigón, como los chinos de los bárbaros mongoles con la Gran muralla, el resultado será el mismo: imposible y absurdo y solo logrará enquistar y acentuar más el odio.
Estos métodos aunque pueden luchar y controlar el hecho indeseado ( caso: EEUU los inmigrantes ilegales) a la postre tienen unos hechos derivados que contrarrestan e incluso superan el problema inicial.
Estados Unidos parece ofuscarse en su cruzada huntingtoniana por evitar el mestizaje y la dilución de su cultura frente a la inmigración, el latino no entra en el concepto de mezcla expresado en E Pluribus Unum*, lema fundacional, sino que además mantienen resistencia (el Muro) con su cultura en contra de las culturas del mundo.
Esta diferencia cultural es la amenaza que sienten los Estados Unidenses (WASP) de no dejar de tener ese origen de puzzle acrisolado de elementos anglosajones y europeos.
Los kilómetros de muro (595) que pretende cortar el flujo migratorio entre la pobreza y la riqueza. Pero por mucho que haya ejército, muro, patrullas racistas armadas todo quedará en un intento sanguinolento y absurdo que busca generar más submundo, más violencia y más rechazo entre las poblaciones que se necesitan.
Este muro, con el olor de la separación y el racismo que produce, recuerda la ley de 1917 para negar la nacionalidad a los chinos, o la de negar el voto a japoneses o muchas más que el signo de los tiempos (zeitgeist) ha dejado claro la cultura y comportamiento de los EEUU.
Puede que la solución adoptada coarte a algunos de iniciar su carrera hacia “El dorado”, los menos, pero seguirán habiendo coyotes, pobres personas que se hipotecan al tratar llegar al futuro que creen, y caer en las redes de las mafias, de la delincuencia, del maltrato por parte de unos facinerosos. El resultado de acabar con la inmigración ilegal no está claro y, en cualquier caso lo que puede darse es una serie de consecuencias en dominó (más que en efecto mariposa) de dimensiones continentales.
*E pluribus unum fue uno de los primeros lemas nacionales de los Estados Unidos. Traducido de Latin, significa "De muchos, uno". Se refiere a la integración de trece colonias para crear un solo país, aunque hoy en día también toma otra definición, dado la naturaleza plural de los Estados Unidos como consecuencia de la inmigración. El lema tiene 13 letras. Fue escogido por el primer comité del Sello de los Estados Unidos en 1776, al comienzo de la Guerra de la Independencia de los Estados Unidos. Pierre Eugene DuSimitière originalmente sugirió E pluribus unum como el lema. Cuando el Congreso Continental aprobó este lema para el sello en 1782, simultáneamente aprobaron otros dos lemas: Annuit Coeptis (Dios favorece nuestro comienzo) y Novus Ordo Seclorum (un nuevo orden de los tiempos)
En 1956, E pluribus unum fue reemplazado por In God We Trust (En Dios Confiamos) como el lema nacional de los Estados Unidos por United States Code Título 36, Parte A, Capítulo 3, Sección 302. Los dos lemas son incluidos en las monedas Estadounidenses.