¡Trump y Guaidó, de tanto fracasar con sanciones y violencia, terminarán guindándose de la pandemia!

Pompeo y Elliot Abrams, por cuenta de Trump y Guaidó, en representación de Leopoldo López y los restos del G-4, se enlazan por los dedos meñiques, forman un círculo y levantan la mirada como buscando el cielo, mientras cierran los ojos con fuerza, tanta que hasta arrugan la cara toda y se ponen a ligar. Ramos Allup, a un lado, tratando de pasar desapercibido, algo poco habitual en él, sólo cierra el ojo derecho y con el izquierdo revisa los espacios intentando marcar por dónde habrá de salir cuando le llegue la hora.

Y a coro imploran, "demonio de las pandemias, señor poderoso que al Covid-15 monitoreas, en tus manos ponemos nuestro espíritu, hasta cuerpo y voluntad, sin esfuerzo alguno, pero haz lo que sea menester para que todo el virus caiga sobre Venezuela y haga lo que no hemos podido hacer, pues a nosotros, en verdad, se nos trancó el serrucho".

Es necesario que algo pase, pues ellos todos, han quedado muy mal ante toda aquella gente que en el mundo lleva tiempo esperando que el gobierno "dictatorial, genocida e ilegal, sin sustento ni apoyo alguno" según han evaluado, se derrumbe, tal como, más que asegurar, han augurado. Con lo del libro de Bolton, que denuncia ante la opinión pública mundial todo lo que ellos han hecho, incluso lo que se empeñaron en negar, como hasta el magnicidio, sus imágenes se han deteriorado más y han descendido tanto que Trump, quien quiere quedarse en noviembre para un nuevo período, pudiera defenestrarlos para refrescar su imagen. Una muestra de eso, es haber dicho a la prensa que pudiera reunirse con el presidente Maduro, pasando por alto que él mismo, asesorado por ellos, le puso precio a su cabeza en 15 millones dólares. ¿Cómo entender que Trump manifieste el deseo o la simple posibilidad de reunirse con un tipo a quien antes puso bajo esas condiciones?

Eso, por encima de todo, significa desmentir y quitarle a López, Guaidó y los más duros de G-4, el piso y dejarlos guindando de la brocha.

Trump anda mal, porque siguiendo lo que antes Obama hizo de declarar a Venezuela como "una amenaza inusual y extraordinaria para EEUU", que no es más un crear las bases para lograr la soñada meta del capital de su país de apoderarse de Venezuela, le ha desatado una guerra que tiene como fin la exterminación de la especie que aquí vive y con todo eso nada ha conseguido. Por eso ha quedado peor su prestigio y hasta el de su nación ante el mundo, que mira como agrede con saña a un pequeño país y nada de lo que quiere logra. Y eso adquiere mayor dimensión estando en campaña por la reelección, si se piensa que, por ese ultranacionalismo que ha intentado desatar entre los suyos, sus votantes, hasta pudieran comenzar a preguntarse ¿cómo confiar en un tipo que no puede con Venezuela? Para ellos, pues eso les han enseñado, el nuestro es un territorio, un pedazo de tierra habitado por inferiores que les pertenece. Entonces se preguntarían, ¿si no puede con eso entonces que esperar cuándo tenga que entromparse con China? Y esas reflexiones, en plena campaña electoral, son muy peligrosas y hasta de mal augurio.

Entonces siendo así el panorama, es natural que Pompeo, Abrams, Leopoldo López y Guaidó, estén muy preocupados. Todos ellos, sobre todo los dos últimos, sin ese apoyo no son nada. Hasta la gente de aquí paulatinamente les ha venido haciendo el "fo", sacándoles el todo, dejándolos solos. Eso que llaman el G-4, parece que el número ese, ya de por sí pequeño, les luce como demasiado grande y pudieran andar en resta, corrosión y al faltarles aquel apoyo de Trump quedarían tan solos que hasta la G terminaría por caérseles.

La violencia y las guerras que intentaron desatar no sólo terminaron en fracasos, como esa del Gedeón, tan costosa, materialmente hablando, por el mono que tienen con Goudreau, que seguramente este no olvidará nunca y de alguna manera intentará cobrar, sin que sepan cómo y cuándo, sino que de ellos alejaron a un poco de gente, a la que nunca en eso creyó y a los que sí, pero no le ven el queso a la tostada. Y ha sido un fracaso el plan, según el cual, las sanciones que casi matan de hambre a los nacionales, derivarían en alzamiento popular hasta integrado por militares. Y todo ese derroche de fracasos, de tortas y torpezas, cosecharon la soledad en la que ahora se hallan, cuando la mayoría opositora empieza a ver la salida electoral como viable, si no para acceder al poder ahora mismo, si ir creando las condiciones, como ganando una buena representación parlamentaria, nueva correlación de fuerzas en el aparato estatal con fundamento legal que podría, entre otras cosas, hasta favorecer un intento de revocatorio de acuerdo a la legalidad. Y en fundamental instancia, por ese camino, si es verdad que podrían ir construyendo la unidad necesaria para la opción que los venezolanos todos demandan.

Pero ellos no entienden de legalidad y mayorías. La legalidad es una vaina que se contradice con aquello inveterado, aprendido en la educación informal y hasta en la casa, según la cual "cuando pierdas arrebatas y no dejarse joder con nadie con eso de los derechos de la gente, pues ese es un papel de pendejo". Además, de dónde sacar mayorías, si a estas, para atraerlas hay que ofrecerle y hasta defender en su favor vainas que "uno no está dispuesto dar porque para eso no estamos ganados y quienes nos apoyan, para que hagamos nuestras vainas como nos gusta hacerlas, a los meros coñazos, menos lo están".

El último recurso y hasta sueño, pese siempre ha estado sobre la mesa, y el único que ahora les pudiera quedar y con el cual todavía sueñan, el de la invasión, también parece haberse esfumado en medio de los avatares de la vida estadounidense, como los relativos a las elecciones presidenciales, donde Trump no parece tenerlas todas consigo y esta vaina que se vino de golpe de la pandemia que, entre otras cosas, ha generado una seria crisis económica, obligando a todos allá en el país del norte a concentrarse en sus asuntos, por lo menos por ahora, pero justo cuando Guaidó y Leopoldo López y los restos del G-4, más están necesitados para tumbar a Maduro o quedar sólo para el recuerdo y el ejemplo de lo que nunca debe hacer un político.

Lo de la falta de gasolina, en lo que pusieron fe y esperanza que el país se incendiase, aunque parezca paradójico, no sólo fracasó porque los iraníes la trajeron, sino que la entrada misma de los barcos, puso por demás en duda la disposición de EEUU a meterse en una guerra para hacerle a ellos un gobierno.

Estando así la cosa, como dije al principio, Pompeo, Abraham, López y Guaidó, como Los Tres Mosqueteros, que eran cuatro como ellos, Arthus, Portos, Aramis y Dartagnan, tomados del meñique, formando una ronda, con la cara hacia arriba y los ojos cerrados, ligan para que lo que ellos no pudieron hacer lo haga la pandemia.

Entonces, pese el buen trabajo del gobierno, una de las pocas cosas buenas que ha hecho y como tal digna de reconocimiento, la pandemia avanza. No pueden las autoridades evitar ni creo debería hacerlo, que los venezolanos regresen a su país. Es difícil controlar la forma de entrada y conseguir que quienes regresan lo hagan de la manera deseada. La irresponsabilidad, complicidad y hasta la creatividad humana juegan en contra de la necesidad perentoria de evitar que se expanda el virus. Y entonces este se expande y cada día el número de contagiados, llámense comunitarios o contagiados crece, que aunque lo haga en pocas cantidades, en comparación con otros países, no deja de alarmar.

Y justo en este fenómeno se guinda ahora la estrategia de Trump, Pompeo, Abrams, Leopoldo López y Guaidó. Por eso en rueda, en donde como dije antes cerca está Ramos Allup y hasta Rosales, aunque los dos con un ojo abierto, se conjuran para que se expanda la pandemia, mate a cuanto venezolano sea posible, que no serían sólo chavistas, convierta al país en un hospital y de gente rendida, para ellos entrar triunfantes y sobre la ruina de todos, hacer posible su sueño de libertad y democracia.

¿Y si esta estrategia también les falla? ¿Con qué cosa extraña nos vendrían después?



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Eligio Damas

Militante de la izquierda de toda la vida. Nunca ha sido candidato a nada y menos ser llevado a tribunal alguno. Libre para opinar, sin tapaojos ni ataduras. Maestro de escuela de los de abajo.

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