El día de hoy, 18 de diciembre será recordado como un día noticioso. Primero, por la lamentable y sentida noticia de la desaparición física de un compañero de la talla de José Vicente Rangel Vale. Un hombre de una trayectoria revolucionaria intachable, uno de los imprescindibles como diría Bertold Brecht, y un compañero entrañable.
Fue una de las personas que, al igual que al Comandante Chávez, tuve el honor de conocer casi que en las postrimerías de su vida. Pero qué valor y que impronta dejó en uno.
Al igual que ayer, en el medio del fragor de esta batalla comunicacional, de manera involuntaria olvidé recordar los 190 años en que el Padre de la Patria Grande se hizo eterno. El paso a la inmortalidad de Simón José Antonio de la Santísima Trinidad Bolívar y Palacios. Una de las raíces principales y fundamentales del proceso político que hoy vive la República que con dignidad lleva su nombre.
Pero, a pesar de estos recuerdos y homenajes, que sin duda debe de dotarnos de razones sagradas para dar la batalla. Debemos continuar con las apreciaciones y análisis.
Gracias a la colaboración de un "patriota cooperante" y de todo un equipo desde el exterior, he estado escribiendo a varias manos sobre el tema de Guyana. Y ese es el motivo que me impulsa a escribir las líneas que a continuación van a leer todas y todos ustedes.
Como es un hecho público, notorio y comunicacional, hoy iba a conocerse la decisión de la Corte Internacional de Justicia sobre si se declaraba competente para conocer y examinar la decisión del Laudo Arbitral suscrito entre los entonces Estados Unidos de Venezuela con el Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte. Y hoy, debemos señalar, se ha completado la felonía de que dicha instancia se ha declarado competente para legitimar nuevamente el zarpazo territorial contra Venezuela.
Importante dentro del contexto y el análisis de esta situación es que la misma se decidió con 12 votos a favor y 4 en contra. Importante es de destacar que en esta audiencia sólo estuvo presente una representación de la República Cooperativa de Guyana. La República Bolivariana de Venezuela no tuvo representación en la misma por no reconocer dicha instancia para dirimir el correspondiente diferendo.
Indudablemente que esta decisión podríamos catalogarla de impredecibles y peligrosas consecuencias y sienta un mal precedente tanto para las relaciones diplomáticas y de diversos órdenes entre la República Cooperativa de Guyana y la República Bolivariana de Venezuela.
Venezuela no reconoce esta decisión ni esta instancia porque al igual que la República Cooperativa de Guyana, no se reconoce a la jurisdicción de la Corte Internacional de Justicia como la instancia más idónea para dirimir la controversia en el Esequibo. Eso constituye una violación al Acuerdo de Ginebra suscrito entre los gobiernos de la entonces República de Venezuela, Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte y la incipiente República Cooperativa de Guyana.
Importante es de destacar que en los considerandos a la firma de este Acuerdo que cualquier controversia debe ser resuelta de forma amistosa en forma que resulte aceptable para ambas partes; de conformidad con la agenda que fue convenida por las conversaciones gubernamentales relativas a la controversia entre el Reino Unido y Venezuela, según el Comunicado Conjunto del 7 de noviembre de 1963. Incluso, para haber acudido a la instancia de la CIJ, tenía que haber sido de común acuerdo.
Pero, para más inri, en caso de que la CIJ validará el írrito Laudo Arbitral de 1899, estaría desconociendo la existencia de la República Cooperativa de Guyana, puesto que el laudo arbitral en esa oportunidad favorece es al Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte.
Hay que recordar lo señalado por el abogado estadounidense Severo Mallet Prevost, abogado estadounidense que fungió como árbitro en el Laudo Arbitral de París del 3 de octubre de 1899, quien a través de su representante legal Otto Schöenrich, hace público por disposición del propio Prevost, un documento escrito por éste en 1944 (cinco años antes de su fallecimiento), donde señala que el Laudo Arbitral de París fue una componenda política, obra de la presión frente a la justicia, dentro de un compromiso de trastienda por el cual "tres jueces dispusieron del territorio de Venezuela, porque los dos jueces británicos no actuaban como jueces sino como representantes del Gobierno Británico". Según Mallet Prevost, el abogado Fiódor Martens deliberadamente no actuó como juez imparcial, ni se guió por los principios apegados al derecho ni de análisis técnico de las evidencias e incluso, según revela el documento, persuadió a una de las partes para que aceptasen una propuesta de solución de la controversia que él mismo había elaborado, alejada de las mismas normas contenidas en el Tratado Arbitral de 1897 y de los principios que rigen el derecho. Este hallazgo dejaría al descubierto una componenda que se produjo con respecto a la decisión del Tribunal Arbitral de París. El documento serviría a Venezuela como uno de varios elementos para realizar una denuncia formal del laudo ante el mundo en 1962.
Casualmente cuando Venezuela es despojada del Esequibo, es en pleno auge del imperio británico, quien por esas fechas, despoja también de las Islas Malvinas a Argentina.
No me cabe la menor duda, de que en esta decisión están las horripilante y nauseabundas manos de la ExxonMobil y otras transnacionales, que seguro hicieron lobby para esta decisión. Así como el Reino Unido, que busca favorecer a su antigua ex colonia para apropiarse y saquear las riquezas que yacen en ese sagrado territorio.
Si llegare a concretarse una vez más el despojo de este territorio, no sólo vendría el saqueo de las riquezas que allí subyacen, como lo he indicado en el párrafo anterior. Sino que esto configuraría una amenaza a la seguridad de la Nación en virtud de que el referido territorio sería utilizado como plataforma, al igual que Colombia, para desde la fachada Este, apuntalar nuevas y multifactoriales agresiones contra nuestro país, en el marco de la estrategia de "tenaza", en su momento denunciada por el Presidente Constitucional de la República Bolivariana de Venezuela, Nicolás Maduro, en el año 2015, año en el que casualmente, la administración Obama nos declaró "amenaza inusual y extraordinaria a la seguridad nacional de EEUU" en la inefable Orden Ejecutiva.
El tema del Esequibo debe convocar inmediatamente a la unidad nacional. Creo, y sugiero con mucho respeto al ciudadano Presidente Constitucional de la República Bolivariana de Venezuela, Nicolás Maduro Moros, que convoque a la Comisión Presidencial para en Defensa del Esequibo, y se delinee una alta política de Estado para la defensa de ese territorio, que sin duda es venezolano. Se debe convocar a todos los venezolanos estudiosos de ese tema, independientemente del signo político e ideológico que tengan.
El ejemplo está en Bolivia, donde Carlos Mesa e incluso Jorge "Tuto" Quiroga, formaron parte de una Alta Comisión de Estado durante el gobierno de Evo Morales Ayma, haciendo causa común para la reclamación de una salida al mar a Bolivia, en la frontera común que comparte con Chile.
Incluso este tema debe ser objeto de debate, de diálogo y de unión nacional a la nueva Asamblea Nacional de la República Bolivariana de Venezuela, que se instalará en su primer año del período constitucional 2021-2026 el próximo 05 de enero de 2021.
A pesar de las lágrimas que nos deja la partida del compañero eterno José Vicente Rangel Vale. Honremos su memoria, trabajando en las opciones de defensa políticas y diplomáticas en defensa del Esequibo.
¡Independencia y Patria Socialista!
¡Viviremos y Venceremos!