Venezuela-Reina de Sabá: objetivo principal del poder oscuro

La tierra prometida es la misma Reina del Sur; es decir, la que se encuentra en los confines de la Tierra: Venezuela. La tríada del poder oscuro (el capitalismo, la religión y el imperio) sabe que es así, desde hace muchos siglos conocen esta verdad. Por alguna razón los reyes católicos junto a la iglesia (ambas fuerzas oscuras), tenían conocimiento dónde estaba el paraíso terrenal y de la gran riqueza que este lugar poseía. Lo que hizo esta primera tríada en esa era fue tan perverso que hasta la presente aún muchos hermanos están dormidos, adoctrinados por la iglesia y con ansias de que el imperio yanqui nos invada para vivir como esclavos.

El presidente ilegítimo No. 46 de EE.UU., Joe Biden (representante del poder oscuro), ya empezó a atacar todos los objetivos centrales que él estima le favorecerá lucrativamente para sacar a su país de la debacle económica a la que ellos mismos sometieron, por todos los continentes: En Asia, a China; en Eurasia, a Rusia; en África, a Siria y amenaza a Irán; en América, a Venezuela.

Por creerse el dueño del mundo, el imperio está penetrando en cada continente para comenzar una guerra a gran escala y dominar al planeta. A Biden no le preocupa la vida humana, ni siquiera la recuperación económica de su país; solo le interesa la guerra, el conflicto, tomar el poder de los recursos minerales y energéticos donde los haya, para obtenerlos basta con promover una guerra, o una invasión y/o utilizar un país aliado para lograr sus objetivos, como Colombia, cuyos gobernantes han puesto su territorio a merced del imperio para entregarle a Venezuela, como si éste fuera otro departamento de Colombia, utilizando cualquier método guerrerista.

A los fines de iniciar un conflicto bélico, el gobierno de Colombia ha propiciado una ofensiva contra Venezuela desde la frontera con el estado Apure (al sur de este país), el cual se emprendió este 21 de marzo, en vista de que por la frontera con el estado Táchira fue infructífero. En este sentido, el gobierno colombiano está tocando varios puntos vulnerables de Venezuela para lograr el plan del imperio. Esta zona (La Victoria, Apure) está en una situación de guerra donde se enfrentan la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB-ejército patriota de Venezuela) y por el otro lado grupos armados irregulares preparados por el gobierno de Santander.

Aunque en estos momentos la situación está controlada, los patriotas permanecen activos atendiendo a la población y realizando detenciones de sospechosos o de grupos irregulares, se estima que estos enfrentamientos dejaron casi una veintena de muertos en ambos bandos. Ha sido una práctica constante que los gobiernos de Colombia, especialmente el de Uribe, irrumpa por las fronteras de Venezuela para cometer delitos comunes.

Desde el gobierno de Chávez hasta el de Nicolás Maduro se han cometido un gran número de violaciones, atentados, actos terroristas e invasiones a nuestra soberanía y mal llamadas "ayudas humanitarias en nombre de la libertad" para "salvar a Venezuela de Chávez y Maduro": el gobierno neogranadino estuvo involucrado en el golpe de Estado contra Chávez (año 2002); pasando por intentos de homicidios contra él; violando nuestra soberanía para secuestrar personas; han cometido intentos de asesinatos contra Maduro; instalación de siete bases militares extensiva a diez años en Colombia, para facilitar la intervención militar en Venezuela; intento de invasión simulada como introducción de ayuda humanitaria por la frontera con Táchira (año 2019). El año pasado fue derrotada la invasión por mercenarios de la empresa Silvercorp, entrenados y armados en Colombia, trasladados en lanchas de desembarco del ejército neogranadino.

Ahora este nuevo ataque a la frontera, el gobierno de Duque-Uribe lo disfraza con la excusa de solucionar los problemas que se presentan aquí y piden una intervención extranjera, bajo el supuesto de "ayuda humanitaria urgente, para una atención profunda e inmediata". Algo así como que vengan los cascos azules a invadir el territorio bolivariano, a sacar al presidente y tomar el control con la ultraderecha fascista venezolana y el gobierno santandereano. Lo curioso e inmoral es que los medios de comunicación colombianos no digan nada al respecto ni del descuido de la frontera del gobierno de Uribe en todos estos años, ni de los desplazamientos forzados masivos como el que ocurre en Alto Tapaje (Dpto. de Nariño), o sobre crisis similares en Tumaco, Catatumbo, Chocó y otras regiones del país, o de los asesinatos contra líderes campesinos y sociales que ya reportan 753 asesinados entre 2016 a 2020.

¿Qué más le puede pasar a Venezuela ante el desamparo de la OEA, de la Alta Comisionada de la ONU y de los países poderosos que osan horadarla? Tapan con un dedo lo que ocurre en Colombia, pero no dicen nada sobre esta invasión hacia Venezuela; ni sobre los responsables de su crisis económica, ni del robo de los recursos del pueblo en el exterior. La incursión de estos grupos armados en el espacio geográfico venezolano debe considerarse un acto de guerra auspiciado por el Sr. Iván Duque, con el asesoramiento del Comando Sur de los gringos. Venezuela es el objetivo central del poder oscuro, vive hoy una Guerra de Cuarta Generación, caracterizada por la guerra sucia, el terrorismo de Estado de los EE.UU.; a que la población civil busque un refugio forzado —no son desplazados los apureños, son refugiados—, como consecuencia de la guerra que ha generado el gobierno de Colombia, para luego invadirla por fuerzas militares extranjeras; creando falsos positivos de ataque de la FANB contra su mismo pueblo. La FANB se enfrenta a grupos delincuentes, sanguinarios y narcotraficantes, quienes pretenden aplicar la misma receta que ellos aplican contra el pueblo de Colombia. Los aliados de Venezuela son más fuertes e incluso su armamento militar y su fuerza armada está mejor blindada con la llegada de Chávez.

No obstante, a pesar del ejército poderoso de los gringos y del cerco militar que tiene Venezuela en la región (Colombia, Panamá, Guyana, Haití, Aruba, Honduras, etc.), no creo que soporten un bombardeo y ataque misilístico masivo; pero no hay que subestimar al enemigo, máxime cuando la decisión de atacar e invadir a Venezuela se pretenda justificar no solo por las condiciones políticas, regionales e internacionales; sino por todo lo que significa Venezuela para el mundo: su principio y fin, desde los confines de la tierra; sus riquezas en el Paraíso, sus maravillas en el Árbol de la Vida. Lo que está detrás no es solo el poderío bélico, logístico y de inteligencia de EE.UU. contra el pequeño David de América Latina, es una gran fuerza oscura, representada por un presidente oscuro y unos pigmeos que buscan lo que los reyes católicos de España con la iglesia católica buscaron hace siglos atrás. Sin embargo, el noble pueblo de Colombia, el que ha sufrido las consecuencias del terrorismo armado, del narcotráfico, de la violencia, del contrabando, del asesinato de líderes sociales, que ama la paz, que siente la causa de Venezuela como suya y es profundamente Bolivariano, apoya nuestra causa humanista, la defensa de nuestros derechos, la soberanía y la no intromisión del gobierno de Uribe en los asuntos internos de Venezuela.

Los organismos internacionales que dicen defender los derechos universales no se han pronunciado al respecto, porque son parte de ellos: la iglesia o El Vaticano hace mutis — ¿tendrán algún interés los hombres de sotanás, como otrora, en una invasión contra la tierra prometida?—. Su silencio es aturdidor, inmoral y violatorio de los DD.HH. Será difícil exterminar al pueblo de Bolívar que siempre ha estado despierto. Desde nuestra tierra seguiremos luchando por la independencia de la luz de América, no permitiremos que Colombia sea la nueva Israel de América y no admitiremos que se haga otro imperio en América Latina que nos impongan sus doctrinas; pero el teatro de la guerra (espacio físico) no será en nuestro territorio, la ganaremos en el otro lado; porque el de la guerra espiritual la combatimos y la ganamos. Los hijos de Bolívar no nos quedaremos cruzados ante una ofensiva, como el Libertador estamos dispuestos a buscar la paz destruyendo imperios, haciendo cambios trascendentales en el mundo.



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Esmeralda García Ramírez

Licenciada en Administración Articulista

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