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Mister Bush y compañía, las verdades de Cuba son de siglos

La nueva diatriba del presidente Bush ha tenido una digna respuesta del gobierno de la República de Cuba en voz de su Canciller. Su amenazante discurso tiene de todo lo que es capaz de repetir un emperador mediocre: mentiras, engañifas, amenazas, burla e irrespeto al derecho internacional, ingerencia descarada, violación de la letra y el espíritu de la Carta de las Naciones Unidas. Se ha producido una avalancha de opiniones críticas al tal discurso, y acciones de solidaridad con Cuba en todo el mundo, y en especial se puso de manifiesto durante la votación ocurrida en Naciones Unidas contra el bloqueo económico, comercial y financiero de Estados Unidos contra Cuba.

Mucha gente en el mundo piensa que el diferendo entre Estados Unidos y Cuba es un producto del triunfo de la Revolución Cubana y la declaración de su carácter socialista. Algunos pueden considerar que se trata de las consecuencias de las medidas aplicadas por el Gobierno cubano, que han sido lesivas o han resultado de mal gusto para Estados Unidos.

Sin embargo, toda fuente objetiva permitirá darles su merecida crédito al hecho que durante siglos en los Estados Unidos estuvo presente la idea de apoderarse de Cuba por distintos medios, y esa idea persiste en la actualidad.

Estados Unidos no sólo trató de impedir el triunfo de la Revolución al brindar apoyo total al régimen dictatorial de Batista, sino que vio con malos ojos y empezó a actuar inamistosa y enemigamente ante las naturales medidas y las soberanas decisiones revolucionarias adoptadas por el Gobierno Revolucionario.

Estados Unidos guiado por su política ingeren­cista inveterada y la concepción de considerar a la América Latina como su patio trasero, estableció tempranamente su política e instrumentó las accio­nes diversas encaminadas a la destrucción de la Revolución, brindando su respaldo absoluto a sus aliados destronados del poder.

Estados Unidos adoptó las medidas unilaterales que fueran poniendo fin a todas las relaciones diplomáticas, consulares, económicas, comerciales, financieras, etc., establecidas con Cuba en el período anterior. E impuso el bloqueo genocida que tiene casi medio siglo de instrumentación lesiva en todos los órdenes, y que el 30 de Octubre fue condenado por 184 naciones en la Asamblea de las Naciones Unidas por décimo sexta ocasión.

Cuba ha vivido una larga historia de agresiones y ofensas a sus ansias y condición de nación soberana, libre e independiente por parte de los Estados Unidos.

Cuba, en voz de su Canciller, ha declarado ante las Naciones Unidas (Noviembre del 2000) y ha reiterado en esencia en su reciente intervención pública ante la prensa en La Habana para responder en nombre del Gobierno de Cuba al discurso descabellado pero peligroso del presidente Bush, lo siguiente:

“Se puede inspirar terror mediante el ejercicio de la fuerza, pero jamás simpatía. Se puede ser el más fuerte, pero no querido y respetado. Se puede imponer el poderío, pero no tener autoridad moral ante los demás. Se puede mentir, pero no lograr engañar a todos indefinidamente. Se puede martirizar un pueblo, pero no se le puede impedir que luche con todas sus fuerzas por el derecho a la libertad y a la vida”.

Por esas razones y por su espíritu de rebeldía, los cubanos pueden declarar muy bien, con la pasión de Simón Bolívar, que frente al pertinaz empeño de los gobernantes de Estados Unidos de sostener lo que no es defendible sino atacando nuestros derechos, Cuba afirma que no permitirá que se ultraje y desprecie al gobierno y los derechos de los cubanos. Defendiendo la dignidad e independencia de Cuba han vivido y luchado millo­nes de cubanos, han muerto millares y millares de ellos, y las nuevas generaciones están dispuestas y ansían merecer igual suerte. Lo mismo es para Cuba combatir contra Estados Unidos por sus dere­chos e independencia, que contra el mundo entero, si todo el mundo la ofendiera y la agrediera.

En el mundo del mañana debe esperarse que preva­lezcan los mejores sentimientos, ansias y acciones de la humanidad. En ese mundo del mañana, bajo el imperio de la paz y la amistad, liberado del miedo y la miseria, esperamos que Cuba pueda realizar plenamente los sueños que hoy atesora. Mientras esa hora llega, Cuba debe seguir oteando el horizonte, seguir armada de su verdad, seguir alzando su dignidad y rebeldía y continuar forjando su victoria.

Cuba patentiza con las palabras de Martí que “Nada piden los cubanos al mundo, sino el conocimiento y respeto de sus sacrificios, y dan al universo su sangre (..) “Y al mundo preguntamos, seguros de la respuesta, si el sacrificio de un pueblo generoso, que se inmola por abrirse a él, hallará indiferente o impía a la humanidad por quien se hace”.

Mister Bush y sus lacayos, países o personas, deben saber que Cuba sabe resistir y triunfar, que Cuba sabe imponer respeto y enfrentar la ingerencia, que sabe luchar por sí y por los demás, que Cuba sabe ser solidaria y conoce y agradece la solidaridad que recibe del mundo.

wilkie@sierra.scu.sld.cu



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Wilkie Delgado Correa


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