Veamos. Su cargo es obra y gracia del fascista más connotado de españa: francisco franco. Su “noble” origen jamás hubiese tenido cabida en la historia actual española de no ser por la irrupción fascista de franco y sus asesinos. Es un mantenido del pueblo español: no trabaja, vive una vida, regalo de franco, vive en un castillo, regalo de franco y para colmo no ha sido elegido por nadie. Hace apenas unas semanas 22 catalanes fueron encarcelados simplemente por haber quemado una foto suya.
Los catalanes se oponen a seguir manteniendo semejante flojo, aseguran ellos mismos. También hace pocas semanas se fue a Ceuta y Melilla a regodearse con los aplausos de sus melillenses súbditos (así los considera él), no en vano les otorgó la “gracia” de un día de asueto para que pudieran salir a vitorearlo cual noble monarca que franco designó por “obra y gracia” de Dios. Le irrita profundamente el espíritu rebelde del pueblo vasco: por eso evita decir Guernika con la pasión que un humanista lo reivindica.
También a los vascos considera súbditos, sino ¿cómo se explica los ilegales ataques al partido de Herri Batasuna? Para su majestad, le encanta este noble tratamiento al muy bribón, todos deben ser “fieles y obedientes” como zapatero. Que zapatero se llame a sí mismo “socialista” no le impide la debida subordinación a su franquista rey, que para eso “don francisco” (así lo llamaba él) le dio tan noble rango. De manera que encontrarse cara a cara con un “indio insolente y mal hablado” (calificativos usados por los colonizadores españoles) no puede ser tolerado.
Tal bellaquería es una ofensa a su origen franquista. Pero olvida algo el rey don juan carlos: La República Bolivariana de Venezuela, a diferencia de Ceuta y Melilla, no es colonia española ni volverá a serlo jamás. Así que con altivo orgullo indio debemos decirle: ¡Cállese la jeta, su fascista majestad!
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