Se tambalea y maniobra agresivamente

Principal adversario de la revolución bolivariana

El panorama electoral para ocupar la presidencia de Estados Unidos, la profundización de la crisis económico-financiera estadounidense en este año 2008 y el deterioro de sus relaciones con América Latinas son tres temas muy vinculados y que, lejos de ser de fácil pronosticación, ofrecen a cualquier analista más de una paradoja a observar.

Resulta paradójico el hecho de que las fuerzas más conservadoras de los Estados Unidos, que han controlado el poder gubernamental en la mayor parte del tiempo en los últimos veintiocho años y que han conducido al país hacia la catástrofe por la que hoy atraviesa, sea la que va a volver a imponer su candidato en unas elecciones supuestamente democráticas, y un aspirante como McCain, con ánimos, deseos y propuestas guerreristas, también desequilibrado mentalmente como el actual Presidente pro-torturador, George W. Bush, pueda llegar a ser Presidente de la mayor potencia nuclear del planeta.

Por otra parte, resulta paradójico también que esas fuerzas más conservadoras hayan estado haciendo todo lo posible en los últimos meses para que un candidato “demócrata”, de origen africano, negro y opuesto a la guerra, como Barack Obama, sea quien gane la postulación dentro del partido demócrata.

Como toda paradoja, ambas contradicciones son pura apariencia. McCain es representante de las fuerzas más conservadoras y en particular de ciertas fuerzas económicas emergentes dentro de ellas, que basan su acción en el mercenarismo contrarrevolucionario, con grandes inversiones en la industria de guerra y petrolera, diseminadas por varias partes del mundo y para las cuales lejos de interesarle la salud económica del país, están interesadas en quebrar a grupos capitalistas y monopólicos competidores, aún a costa de que Estados Unidos caiga en una recesión profunda, que en definitiva les va a crear mejores condiciones para adquirir miles de bienes de capital a muy bajo costo.

Esa es la lógica que anima las acciones negociadoras que han realizado con otros candidatos republicanos y hasta oscuras operaciones encubiertas para despejarle el camino a McCain frente a la candidatura del Partido Demócrata y que también pudieran haber llevado a cabo contra la senadora Clinton, con la aprobación o no de su esposo el expresidente e invasor de Irak, Bill Clinton, para despejarle o para reforzarle el camino a Barack Obama, quien ha manejado los mayores fondos, hacia la nominación demócrata, pues él sería la opción menos peligrosa para que las aspiraciones de McCain se logren concretar en noviembre próximo.

En definitiva, todo eso forma parte de ese llamado “pragmatismo” estadounidense impulsado filosóficamente por William James desde hace cien años, que ha dado pie a decir que “no hay nada más parecido a un republicano que un demócrata” y que ha facilitado las decisiones antiéticas y amorales de los gobiernos estadounidenses.

En efecto, para esas fuerzas sostenedoras de McCain, el mayor peligro en las elecciones de noviembre es la candidata blanca, guerrerista, sajona de pura cepa y con imagen de dura pero comprensiva, incluso a nivel familiar, como lo es Hilary Clinton. Salir de ella, sin matarla, como lo han hecho en otras oportunidades en la historia de los EEUU, es la opción que explica la paradoja de observar cómo Barack Obama, el antiguerrerista, ha estado recibiendo apoyo tras apoyo, incluso de medios de comunicación ultraconservadores de forma discreta, hasta de un probable vicepresidente de McCain, portentoso financiero de Wall Street. Por otra parte, líderes sociales muy apegados a la senadora Clinton, están manifestando, en este tramo final de la carrera hacia la nominación demócrata, su respaldo a Obama.

Por supuesto, “el tiro les puede salir por la culata” como se dice en el Caribe y Obama pudiera ganar las elecciones de noviembre, aunque no es lo más probable, o pudiera convertirse más adelante en otro Luther King, dado el control político-militar y de seguridad que el clan Bush/Cheney ha logrado montar en los Estados Unidos: desde haber podido dar un Golpe de Estado en las últimas elecciones usando el poder judicial contra Al Gore, el verdadero presidente electo, o haber violado flagrantemente la Constitución a principios del 2004 e instaurar un espionaje telefónico y digital a cualquier persona en EE.UU o en algún país aliado; hasta la reciente decisión de no prohibir la tortura como medio para sacar informaciones a detenidos en Estados Unidos o en cualquiera de sus cárceles clandestinas esparcidas por todo el mundo.

Tales apreciaciones nos podrían llevar a considerar un probable incremento de las disputas y las contradicciones económicas entre los grupos de poder económico radicados en el país, diseminados por los estados de la Unión que también coinciden con determinadas regiones de poder, alentadas todas esas contradicciones por un insoportable déficit presupuestal, una galopante crisis de la deuda externa, una insolvencia voraz en algunas grandes empresas y grupos no transnacionales y multinacionales, una tendencia a la desvalorización de las acciones aún de las empresas de alta tecnología, una pérdida sustancial de las capacidades competitivas frente a Europa y Asia, un incremento de la violencia en diferentes espacios públicos y la corrupción en las filas del poder, y una afluencia cada vez menor de capitales latinoamericanos y caribeños hacia los bancos del norte, con los cuales crecieron multimillonariamente por más de medio siglo y ahora no pueden contar con ellos para paliar las crisis como hicieron antes. Para mayores detalles de los graves problemas de EE.UU, léanse las cinco reflexiones de Fidel sobre el candidato republicano.

A mi juicio, si algún desenlace es posible, a mediano plazo, deberíamos recordar aquella sentencia del periodista norteamericano Bruce Nausbaum quien la hizo a fines de los 70 en aquel interesante libro titulado “El Mundo tras la Era del Petróleo”, no vuelto a importarse a nuestra región, donde previó dos grandes acontecimientos mundiales: la desaparición del campo socialista y la desintegración de los Estados Unidos de América, y expuso las causas de sus ocurrencias. Del primero ya se han hecho varios libros como hecho consumado y del segundo ya van miles de artículos como antecedentes de un hecho que sin dudas se consumará. ¿De qué modo? Ya veremos, aunque posiblemente en un mundo que sigue estando en la Era del Petróleo, lo cual hace aflorar otra de las paradojas.

Ante la grave situación energética mundial y la crisis económica interna, el gobierno de los EE.UU, principal adversario de la Revolución Bolivariana, ha decidido incrementar sus agresiones a uno de sus principales suministrador de petróleo, como es Venezuela, lo cual producirá en toda América Latina y el Caribe, y en otros gobiernos amigos de Venezuela, un efecto repulsivo y anti gringo de mayores proporciones, y le obstaculizará más sus relaciones con el continente de mayor potencialidad para futuros proyectos de mutuo beneficio, presuponiendo que los futuros gobiernos abandonen sus políticas imperiales y comiencen a respetar la soberanía de nuestros países.

¿Coincidirán en este análisis la cantidad de estadounidenses necesarios como para votar por un cambio radical en las elecciones de noviembre? ¿Y quién podría ser como para enfrentar a esa mafia enquistada en la Casa Blanca y poderosa que invade países, bombardea pueblos, masacra familias, tortura y asesina a mansalva y trafica con drogas a gran escala?



(*) Email: wongmaestre@gmail.com. Profesor del Seminario de África de la Escuela de Estudios Internacionales de la UCV y del Instituto de Altos Estudios Diplomáticos “Pedro Gual” y Coordinador Asistente de la Revista “Latinoamérica y el Caribe hacia la Integración” en Website: www.parlatino.org.ve.


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Ernesto Wong Maestre (*)


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