Las cosas que dice y hace el Presidente norteamericano no tienen parangón con las de ningún otro jefe político de la historia contemporánea. Seguramente alguien pensará en Hitler, pero habría que decir, en descargo del nazi, que éste por lo menos era inteligente. Malo, pero inteligente.
En la misma semana en que el mandatario gringo tuvo el descaro de vetar una ley que pretendía suavizar "las técnicas de interrogatorio" legalmente aceptadas, el hombre se dirige nuevamente hacia nosotros para acusarnos de representar una amenaza contra la estabilidad del continente. En otras palabras: el Congreso quería prohibir el uso de la simulación de ahogamiento, como parte de las torturas que aplica EEUU para obtener confesiones de sus enemigos, y Bush lo prohibió. El presidente gringo no sólo admite que sus esbirros torturan a sus prisioneros, sino que además no quiere que los parlamentarios se atrevan a regular el proceder. Pero tiene el cinismo, a la vez, de cuestionar al Presidente venezolano porque se atrevió a demandar el estatus de beligerancia para las Farc.
En EEUU se "legisla" sobre los 19 métodos de tortura que son "aceptables" y que son aplicados actualmente en las distintas prisiones que mantienen fuera de sus territorios.
¿Cómo puede haber formas de tortura permisibles? ¿En nombre de qué convicción se defiende eso? Pero los terroristas somos nosotros. Venezuela es la amenaza para la paz del mundo.
Un barril de petróleo que ha superado los 110 dólares por barril, sumado a una economía en bancarrota a las puertas de una recesión, con una enorme deuda que tardarán mucho en cancelar los norteamericanos, son las verdaderas razones por las cuales nos están tendiendo una trampa monumental. Para ello cuentan con la invalorable ayuda de los medios de comunicación nacionales e internacionales.
En este subsuelo están enterradas sus esperanzas. El bloqueo no declarado pero efectivo, el conflicto con el vecino, la campaña mediática que busca el aislacionismo: son sólo unas muestras de la carrera de Bush para justificar la tropelía que intenta cometer contra nosotros. No podrá. Dios existe.
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