Para nadie es un secreto que China es percibida por el Imperio
estadounidense como su actual y futuro gran rival económico. Se
desprende entonces que también debe serlo -por propiedad de ley
conmutativa- para sus incondicionales aliados (o mejor dicho,
subordinados) europeos. Lo cual explica por qué en occidente hoy
escuchamos una única versión sobre los recientes hechos de violencia
en el Tibet. Versión en la que éstos han sido producto del desalmado
gobierno comunista chino, capaz incluso de abatir a monjes budistas
indefensos.
Sin embargo, gracias a Internet hoy la información no la encontramos
sólo en los medios corporativos de la prensa mundial. Afortunadamente,
cualquier individuo libre, independiente y capaz de pensar y sentir
por sí mismo, puede filmar discretamente, movido por algún instinto de
responsabilidad civil, escenas que tienen lugar en cualquier parte del
mundo. Sólo necesita servirse para ello de su teléfono celular, y
luego publicarlas en uno de tantos servidores gratuitos que existen
hoy en Internet. Por el momento contamos con esa bendición…
La otra versión de los hechos ocurridos en Lhasa, la capital del
Tibet, está allí, al alcance de cualquier internauta. Libre, intacta,
sin manipulación. Porque los verdaderos reporteros o informantes del
mundo de hoy ya no son los de nuestros medios de comunicación
tradicionales y corruptos, son los hombres y mujeres libres del mundo,
ellos mismos. Ver ejemplo: http://www.youtube.com/watch?v=DhjCX4KIz4Q
Lo bueno de estos "vídeos de amateur" es que las patrañas, los hechos
orquestados y telegrafiados por parte de las potencias hegemónicas
mundiales quedan impecablemente al descubierto: junto a cualquier
vídeo de agencia de prensa reproducido en Internet es posible
encontrar a su vídeo-antídoto, por decirlo así; generalmente se trata
de destartalados, vulgares pero dignos vídeos de celular. Entrometidos
a más no poder. Y que muestran el ángulo indeseado de los hechos.
A veces son tan perturbadores que antes de poder ser publicados en
Internet por sus propios autores las agencias profesionales de la
desinformación, afiliadas siempre a intereses mucho menos que
imparciales, los compran, editan y editorializan adecuadamente. Pero
luego terminan también publicados en Internet, donde otros vídeos
celulares raza "cacri" los esperan, de esos que compran peleas,
rabiosos! Así, un vídeo-celular en el que aparece un grupo de
manifestantes tibetanos pasando súbitamente a la violencia, fue
comprado por una multinacional de la (des)información (adivinen cuál),
quien lo difundió luego con una narración que pretendía –muy mal-
explicar que todo lo que veíamos era culpa de los cuerpos de seguridad
chinos. Una escena muy parecida, por cierto, a la de la protesta
frente a Conatel durante el caso RCTV, donde obviament los policías
eran los agredidos.
Pero vengamos a la historia del Tibet. Al comienzo de la guerra fría,
el gobierno de Estados Unidos, a través de su Agencia Central de
Inteligencia (CIA), implementó de manera casi simultánea su política
anticomunista contra la Unión Soviética y la República Popular China.
En los años 50 fueron puestas en marcha diversas estrategias contra
revolucionarias precisas y adaptadas a cada caso, una de ellas siendo
el entrenamiento de guerrillas mercenarias en propio suelo
estadounidense (más precisamente en Camp Hale, Rocky Mountains de
Colorado), destinadas a desestabilizar la recién recuperada soberanía
china (1959) sobre sus ancestrales tierras tibetanas, las cuales
estubieron por mucho tiempo en manos de una teocracia feudal terrible,
encarnada por la secta budista Nechung. El Imperio, en su afán de
corromper la integridad territorial china -y así debilitar el
comunismo- formó, entrenó y financió a través de la CIA una guerrilla
mercenaria a la que luego lanzó en paracaídas sobre esas tierras. Todo
ello con pleno consentimiento, o más bien complicidad de la mayor
autoridad tibetana, el entonces joven Dalai Lama, una supuesta actual
reencarnación de Buda. Sus dos hermanos de sangre integraban esos
comandos.
Como sabemos, para Estados Unidos el aprovechamiento de cualquier
tensión interna de los pueblos es siempre buena. Era lógico que su
política internacional anticomunista en contra de la China de Mao
comenzara por una ingerencia voraz en el conflicto étnico
chino-tibetano, armando a la casta religiosa derrocada por el ejército
popular chino y creando a partir de ésta una imagen mediática
holywoodense de mártires sublimes. El Dalai Lama era financiado, pues,
por la CIA al mismo tiempo que ésta coordinaba el desembarco de Bahía
de Cochinos...
No requiere muchas vueltas el asunto. Estados Unidos, una vez más, ha
fabricado, con su uso tradicional del "right timing", o momento
apropiado –aunque siempre telegrafiado a leguas-, un complot nefasto
contra su peor enemigo a largo plazo, la China. Pero a sólo tres meses
de los juegos olympicos de Beijín, ni la República China, que todos
los pronósticos dan por invencible ante Occidente, se chupa más el
dedo, ni nosotros los bolivarianos creemos en cuentos chinos texanos.
xavierpad@gmail.com