Antes de la Segunda Guerra Mundial, la única acepción que se conocía de la palabra Holocausto era la referida al sacrificio de vidas humanas que hacían los hebreos en la antigüedad, en nombre de la fe. Por extensión se llama así a cualquier ofrenda que se hace a Dios.
Luego de la persecución y matanza que sufrieron los judíos por parte de fascismo alemán, el mundo conoció de una nueva definición para una palabra que anteriormente tenía un significado religioso. No sé en nombre de cuál Dios cometió Hitler su crimen, pero lo cierto es que el abominable hecho se conoce así desde entonces: El Holocausto.
Sin embargo, y pese a que la Real Academia define el término como "una gran matanza de seres humanos", el concepto quedó para uso en singular y en exclusivo del exterminio nazi contra los judíos. Pareciera que ni antes ni después de ese hecho, la humanidad hubiese conocido matanzas similares a ésas o que la vergüenza universal frente al sufrimiento hebreo, le restase "méritos" a los de otras naciones o grupos religiosos que han corrido con parecida desgracia.
Los textos de la historia deberían recomponerse para hablar de holocaustos anteriores, como lo fue, por citar sólo un ejemplo, la cruenta desaparición de las etnias aborígenes que poblaron el continente antes de la llegada de los españoles. Los indios americanos fueron literalmente exterminados.
En las últimas semanas, a propósito del quinto aniversario de la invasión norteamericana a Irak, se dieron a conocer algunas escalofriantes cifras. No fueron muchos los medios que conmemoraron la fecha, ni menos aún los que arrojaron un balance cercano a la realidad sobre lo que está aconteciendo en esa región. Pero Prensa Latina hizo un patético resumen del sangriento quinquenio según el cual la matanza alcanza, hasta ahora, a más de un millón 250 mil iraquíes.
Bush invadió Irak buscando armas de destrucción masiva.
No las encontró pero sus soldados han utilizado, para el exterminio del pueblo iraquí, armas no convencionales yprohibidas como el fósforo blanco, napalm, uranio empobrecido, bombas de racimo, agentes y gases químicos. Según un informe de la organización Opinión Research Business, radicada en Londres, casi una cuarta parte de la población ha muerto o está refugiada como consecuencia de la ocupación. Una quinta parte de los hogares ha perdido al menos a un miembro de la familia en los últimos cinco años a propósito del conflicto y en Bagdad la situación es más escalofriante: más del 40 por ciento de los hogares han perdido a uno o a varios de sus miembros.
De acuerdo a la nota de Prensa Latina, decenas de miles de niños han perdido a un progenitor o a ambos, han sido despojados de sus derechos, y a menudo víctimas de violencia psicológica, física y sexual.
Más de cuatro millones y medios de iraquíes se encuentran desplazados a causa de la guerra. Mensualmente, sesenta mil personas se ven forzadas a abandonar su país.
El 43 por ciento de los iraquíes vive en situación de extrema pobreza. El 70 por ciento no tiene agua potable y se calcula que entre el 60 y el 70 por ciento de la población está desempleado.
Mientras tanto, mientras este Holocausto ocurre en tiempo presente, el mundo sigue girando cómplice e indiferentemente.
mlinar2004@yahoo.es