En lugar de guerrear, el legendario comandante Raúl Reyes se la pasaba chateando en las selvas colombianas. La cibernética revelación la acaba de hacer, para sorpresa del mundo, la infalible INTERPOL. Y el nombre de ciberguerrilla para las FARC lo sacó por deducción en caliente el marianelo ( por Marianela) Mario Silva.
En rueda de prensa precedida por el suspenso de las películas de Hollywood, el policía global, Ronald K. Noble, escupió que en las tres computadoras que le entregó Álvaro Uribe, hay documentos que, para leerlos todos, se necesitan mil años. Y aun así, nadie sabe si tenga paz la eternidad.
Si para leerlos se requieren diez siglos, en su escritura se debe haber invertido el doble de ese tiempo. El sincerísimo gobierno colombiano asegura que las tres laptops eran del comandante Reyes. Esto significa que el jefe guerrillero, como la Sherezade de las “Mil y una noches” y la Penélope de la Odisea, lo único que hacía, día y noche, era teclear sus ordenadores.
Pero ni aún así, le habría alcanzado toda su rebelde vida en las montañas para escribir tal cantidad de documentos. Es más, no lo habría logrado así toda las Farc se turnara para alimentar las insaciables computadoras que hacen salivar a los anclas de Globovisión aquí y Cadena Caracol allá.
Este Mr Noble es sin duda un pésimo actor en eso de intentar emular a James Bond. En su pose de 007, se deshizo en elogio hacia la policía colombiana, su colega, la misma que le suministró las laptops. La puesta en escena no podía resultar más burda. Nada dijo que ya no lo hubiera dicho Uribe dos meses atrás. De allí que la rueda de prensa, por calichosa, resultara una decepción.
Lo único que salvaba todo aquel montaje era que se realizaba en Colombia, la tierra del Gabo, ámbito de Macondo, donde a Noble le dio por imitar a Melquiades El Gitano, cuyos manuscritos ahora aparecían en las computadoras de Raúl Reyes, descifrados por INTERPOL.
En la magistral y mágica obra del Gabo, la saga de los Buendía sufrió cien años de soledad sin otra oportunidad sobre la tierra. En la rueda de prensa de INTERPOL, su jefe pidió que le dieran mil años para descriptar los manuscritos digitalizados de un jefe guerrillero, Raúl Reyes, devenido en tremendo cibernauta.
El Macondo digital de la INTERPOL es de una sincronía perfecta. Se devela cuando se acerca la cumbre de Lima entre la Unión Europea y América Latina. Antes, la canciller alemana se descargó al presidente Chávez. Así se creaba una atmósfera anti chávez para la cumbre. Y se le tiende la cama al desprestigiado paragobierno de Álvaro Uribe, protegido de Bush.
Lo mismo pasa con el inagotable maletín de Antonini. Cada vez que Venezuela asiste a una reunión internacional o nos visita un jefe de Estado (sobre todo si es Cristina Kirchner), los jueces de Miami sacan o descubren algo “nuevo” en el famoso maletín del ahora famoso gordo. Si en la laptop del asesinado jefe de la FARC hay lectura para mil años, la INTERPOL andará con ese aparato para todos los lugares a los que vaya Chávez. Una verdadera e insufrible ladilla cibernética.
El paragobierno de Uribe se debate bajo un fuerte chantaje gringo que no cesa ni afloja. Varias decenas de sus aliados del Congreso, están tras las rejas. Simultáneamente, lo obligan a extraditar a sus antiguos aliados de la cúpula paramilitar. Lo de la laptop de Raúl Reyes, en este asfixiante contexto, es una agónica y desesperada búsqueda de oxígeno. La ciberguerrilla de INTERPOL es una vuelta de tuerca en el cuello de un gobierno que ya no se gobierna. El precio que le piden es alto: una guerra contra sus vecinos, llámese Ecuador o Venezuela. Si Uribe se niega, la INTERPOL le recordará que puede empezar a descifrar las computadoras de los paracos.
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