Racismo es una actitud de desprecio hacia un semejante, solamente porque piensa diferente que uno, tiene un color de piel diferente que la de uno o simplemente, porque no se parece a uno. El racismo es hijo del odio y bastardo de la intolerancia; en nombre del racismo la humanidad ha cometido los más grandes crímenes, no olvidemos lo que paso en la Alemania de Hitler o en el Apartheid de Sud África.
Pero una cosa había sido leerlo en los libros o verlo en las películas y otra, muy diferente, sentirlo en carne propia, en tu gente, en tu pueblo, en tu tierra. El sentido de pertenencia y la carga afectiva que esto representa, parece que hacen las cosas mucho mas intolerables, porque hoy estoy rota y lo estoy, desde el 24 de mayo, pero creo que no solo yo, sino todos los bolivianos y bolivianas nos hemos empezado a partir, a romper desde hace mucho tiempo ya. Desde el momento que unos cuantos han decidido que no les gusta que Bolivia sea el país de todos y no solamente de unos cuantos y entonces, como los muchos no son reconocidos por los pocos, estos poquísimos deciden atacar lo que no entienden ni conocen, intentando romper en mil pedazos la Patria, queriendo hacernos creer ahora que esta maravillosa tierra no es más que un conglomerado de pequeñas patrias, diseñadas al antojo de unos cuantos, que movidos por los intereses personales y por supuesto, económicos, apoyados por la nación más separatista del mundo como es Norteamérica, pretenden deshacernos y convertirnos en una entelequia, en tan solo una idea.
Dicen que uno solo ama lo que conoce. Que bueno sería que estos poquísimos empiecen a enterarse que es Bolivia para que empiecen a amarla con todo lo que ella representa; lo que ahora pasa es que estos pocos solo conocen lo que les han enseñado en tantos años de coloniaje mental, no lo que es la Patria en realidad; por lo tanto, ignoran la realidad y presas de su ignorancia, actúan.
Sin embargo, Bolivia es mucho más que rostros diversos o apellidos diversos; Bolivia es mucho más que pozos petrolíferos o gasíferos; Bolivia es la cuna de la Libertad de América; aquí, en Bolivia, se iniciaron los grandes movimientos, que en la época del coloniaje e independencia y en la época actual, han dado lugar a los cambios estructurales en Latinoamérica. Esta pedazo de América cobriza, quechua, aymara, chiquitana, guaraní, este millón y algo más de kilómetros cuadrados de tierras fértiles, de llanos profundos, de valles siempre verdes y nieves eternas, no es el producto de las cabeza de Bolívar, quién la llamó su hija predilecta. Bolivia es mucho mas: Es la sangre de sus hijos muertos en la Guerra de la Independencia y durante la campaña del Acre y del Chaco; es la lucha por días mejores para mujeres e indios en la Revolución Nacional de 1952; es la lucha de más de 20 años de dictaduras sangrientas donde mujeres y hombres ofrendaron sus vidas, perdieron a los que más amaban, para hacer de esta una Patria libre y digna, recuperando la democracia. Bolivia es el grito nostálgico de la quena y la dulzura de un charango; los ojos grandes de los niños y niñas descalzos del altiplano y el valle, panzones por desnutridos y parasitados; es la Patria de millones de mujeres valerosas que en la Guerra del Gas supieron que tenían una cita con la historia y valientemente, la cumplieron, aunque se les haya ido en la batalla algún hijo, algún hombre. Y Bolivia también es Sucre, es la Casa de la Libertad; es la Asamblea Constituyente donde doscientos cincuenta y cinco hombres y mujeres, de todas las clases sociales y de todas las tendencias políticas, soñaron e hicieron realidad el texto de una nueva Carta Magna que nos refleje a todos y refleje nuestra historia.
Bolivia no es, no ha sido nunca y no será jamás la tierra del separatismo y la violencia; la Patria de la desunión y la ruptura; el territorio de la desolación y la guerra; Bolivia es un país de paz, no de guerra; Bolivia, mi Patria, es un territorio libre, por decisión y determinación propia; porque se ha luchado muchos años para llegar a esta nueva aurora donde Bolivia, por fin es un país incluyente, donde todas y todas tienen cabida, son dignos y soberanos, tienen voz y voto y tienen responsabilidad en la construcción conjunta de una Patria fecunda; y esto se logró por el voto también libre y soberano de más de la mitad de la población que tomo el camino de la libertad y de la democracia.
Hacia allí vamos ahora, sin prisa pero sin pausa, aunque aquellos pocos que aún no han entendido que se acabó al era del pongueaje, de la esclavitud y la servidumbre, insistan por todos los medios posibles en destrozarnos utilizando el racismo y el desprecio como armas. Aunque sigan haciendo atrocidades, aunque, amparados en sus padrinos separatistas intenten hacer creer al mundo que lo que hacen es lo correcto, el mundo entero sabe que son solamente los últimos estertores de una casta decadente y deforme que no se resigna aún a comprender que la Patria también es de otros, aunque estos otros hablen otro idioma y tengan otro color de piel.
Por lo tanto, resulta imprescindible ahora, levantar las voces para decirle al mundo que esta minoría debe ser exterminada de una vez y que la única manera que lo haremos, no será con palos o fusiles, será con la fuerza de nuestra verdad y de nuestra dignidad, que eso si, no podrán matar jamás, por más balas que disparen.
La Paz, 30 de Mayo de 2008
mabolivia@gmail.com