El sábado 18 de octubre se produjo un apagón que afectó el suministro eléctrico en casi todo el país. Fue el tercer gran evento de esta naturaleza en lo que va de año y, naturalmente, generó desajustes en la vida cotidiana de todos, al mismo tiempo que también afectó los procesos productivos de varias empresas y comercios, ocasionando pérdidas en algunos casos considerables.
Las razones por las cuales se han presentado este tipo de eventos son múltiples y diversas. De acuerdo con la explicación ofrecida por las autoridades se han conjugado problemas de índole estructural con factores de orden coyuntural.
Entre las variables estructurales figura la desinversión acumulada durante décadas en los sistemas de generación y en las redes de transmisión de energía eléctrica aunada a una total y absoluta falta de planificación, para atender el crecimiento poblacional.
En el ámbito coyuntural, el incremento sostenido del Producto Interno Bruto (PIB) por un lapso récord de 6 años, ha significado un aumento generalizado de la demanda de energía eléctrica, insumos para la producción, alimentos y bienes y servicio.
La fase expansiva iniciada por nuestra economía, luego del golpe de Estado y el criminal paro petrolero, exige un aumento sostenido de la producción de bienes y servicio y también de la generación de energía eléctrica.
Sin embargo, con respecto a las causas específicas que motivaron el incidente del sábado han salido a relucir también otros elementos de los cuales aún no hay certeza pero sí muchos indicios. De hecho la Fiscala General de la República, Luisa Ortega Díaz, ha imputado a tres ingenieros de la empresa Edelca por la supuesta comisión de delitos de sabotaje.
Siendo objetivos no puede negarse que existe un cuadro estructural-coyuntural que ha originado fallas en el servicio eléctrico, para atender esta crisis el gobierno nacional tienen en ejecución varios proyectos de envergadura en las áreas de generación y transmisión de energía eléctrica que se encuentran en plena ejecución.
No obstante, al que está picao e culebra, cuando ve bejuco brinca. De la dirigencia opositora sabemos que se puede esperar de todo, si muchos de ellos siguen comprometidos en la planificación de aventuras golpistas y planes magnicidas, nada de nada tendría que se estén valiendo de sus fichas infiltradas en el poder público (que son muchísimas y de variado pelaje) para ejercer acciones de sabotaje que permitan magnificar los problemas durante este período de definiciones en plano electoral.
Los cuerpos de seguridad y los organismos de inteligencia deben extremar las medidas para desactivar a tiempo este tipo de maniobras antinacionales. Hasta ahora han funcionado a la perfección las acciones preventivas y se han logrado desmontar a tiempo las agendas inconfesables, pero no conviene bajar la guardia. Nuevamente insistimos en la necesidad de que el pueblo esté movilizado y alerta, pero que en verdad lo que esta en juego no es poca cosa.
Lo que sí no tiene remedio es el descaro de las lacras que conducen a al oposición. Estos bandidos han tenido el caradurismo tan impresionante de pavonearse ante los medios de comunicación social exigiendo que los afectados por el apagón sean resarcidos por los daños causados por el apagón.
Es justo y es lógico que los empresarios y las personas naturales que hayan sido afectados por la falla eléctrica y puedan demostrarlo, sean debidamente compensados pro las empresas responsables. Lo que sí es inaceptable y provoca indignación es que estos pillos con su cara tan lavada pretendan reclamar reivindicaciones, cuando fueron los responsables directo del descalabro que sufrió la economía con el para suicida patronal y petrolero. Esa gracia significó pérdidas a la nación por más de 15 mil millones de dólares, léase bien 15 mil millones de dólares y ninguno de ellos se hizo responsable por nada ni ante nadie.
Realmente por eso les va como les va, su filosofía de vida es la irresponsabilidad, el pitiyanquismo y el descaro sin límites. Son lacras de la política ¿Qué más podemos esperar de ellos?
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