La importancia de la trascendencia de las elecciones del país del norte USA, sería, la ascensión del primer ciudadano afrodescendiente, que, llega a la presidencia de esa gran potencia como candidato de un partido, en este caso, el demócrata. Fue elegido en elecciones de segundo grado por los colegios electorales de la unión de estados, a consecuencia del bajo perfil político acumulado por el ensarte de disparates cometidos durante los 8 años de gestión de mandato por el actual presidente Bush, todavía residente hasta el 20 de enero, en la mansión, como lo es, La Casa Blanca. Centro de poder maquiavélico, que atiza y manipula con desdén todo el odio que incida negativamente en las políticas en general de otros países, coartando iniciativas, creando molestias y dificultades que perviertan situaciones, que generalicen malestares, planificados con antelación que serán luego proyectados por los grandes medios de comunicación al alcance de ese poder desbastador de realidades y de oportunidades, de cuya consecuencias somos ejemplos vivientes de un golpe de estado, ensayado y anunciado, con su respectivo paro petrolero que nos dejó aleteando hacia abajo, pero que sirvió con muchas otras calamidades foráneas a integrar la sumatoria de vilezas cometidas en otros países de América del Sur en particular y, que fueron, denunciadas y registradas al voleo verbal de nuestros líderes como actuación de las injerencias solapadas del Departamento de Estado, y todas ellas se acumularon en la mente de los yanquis, además de, la baja condición humana registrada en los habitantes de esa nación y más en la población hispana, que los dejó sin amparo socio-económico, aunado al grito desgarrador de libertades democráticas que recorre el planeta y la compra de conciencias a los apátridas de los pueblos del tercer mundo, incidió directamente en la iniciativa de aspiración de poder, que acabaron con las probabilidades de triunfo del otro candidato.
Eufemismos van y eufemismos vienen, navegando a gran velocidad por Internet y medios desgarradores de principios, de acuerdo a las piruetas que cada quien en el mundo maneja a su antojo, tratando de adivinar cuál será el futuro para los estadounidenses, a través de este nuevo caballero negro que llega a la presidencia de ese país.
En particular creemos sin mucho soliloquio, que será más de lo mismo, y que posiblemente en el transcurso de los acontecimientos en el tiempo, se usará el látigo opresor que lastime y debilite acercamientos de convivencia en el panorama mundial y será dirigido sin contemplaciones o quizás, con más rigor. De todo hay en la Viña del Señor y Obama es del establishment, al que debe respetar y seguir sin contemplaciones de ninguna clase y como en el juego de béisbol debe cumplir con las reglas preestablecidas o sino, le saldrá jugar banco en otra parte, que los representantes de las grandes trasnacionales lo saben muy bien. Ojala nos equivoquemos, que no nos gusta buscarle los tres pies al gato por el gusto ajeno –verdad, Sancho.
Por lo que he leído y he oído de comentaristas de tv, es política arraigada yanqui, que todo presidente elegido por ellos, que llegue a La Casa Blanca, debe llevar un perro de mascota. Y a una pregunta, sobre el particular, de una periodista, Obama, respondió que, aunque una de sus hijas es alérgica, va a buscar en un refugio de animales al perro que acompañará por 4 años a la familia.
Pensé, que habiendo en Venezuela tantos perros pitiyanquis en el movimiento 2D, partidos políticos de oposición y demás apéndices, bien enrazados, vacunados, sin garrapatas ni pulgas, de ojos agonizantes, hocicos escuálidos, olfatos estereofónicos de dimensión gradual, sumisos y amantes de los buenos huesos que les tiren, ladrantes del inglés y complacientes de las políticas neoliberales de los EE UU, ¿no sería posible prestarle uno al presidente electo Obama por 4 años?, que nos dé cache y beligerancia, y que privilegie nuestra idiosincrasia. Que feliz seríamos con un perro de esa calidad que nos representara en los predios de La Casa Blanca
En Margarita, por desgracia nuestra, tenemos el perro pastor, pero ése, está obeso, viejo y cansado de tanto llevar palos por el buche y en vez de ladrar muerde, como ha mordido la mano amiga de sus paisanos y compañeros de latrocinios y lo más seguro es que por las malas pulgas y resaca de ese animal, nos invadirían los yanquis. ¡Zape gato!
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