Permítasenos, primeramente, comentar algunas ideas. La palabra “gringo” apareció, por primera vez, en Méjico, a pesar de Vicente Fox, durante la batalla de El Álamo (1836) cuando, según una de las versiones, los mejicanos identificaban al ejército norteamericano, vestido con uniforme de color verde (green) con el término: “gringo”. Otra de las versiones, según la chismografía histórica, era la frase de guerra que utilizaba el comandante norteamericano para arengar a sus tropas contra las tropas mejicanas: “green go” (“vienen los verdes”). Posteriormente, el término “gringo” se popularizó como una expresión despectiva hacia la presencia de ciudadanos norteamericanos en Méjico. Pues bien, resulta que en la reciente reunión de la Primera Cumbre de América Latina y El Caribe, celebrada en Costa Do Sauipe, Brasil, los países asistentes le dieron la bienvenida a Cuba, a propuesta del Presidente Lula y, “pues no invitaron a los gringos, mi cuate”.
Una reunión de dos (2) días de duración a nivel de Presidentes(as) y Jefes de Estado acompañados por algunos miembros de los Gabinetes correspondientes; reunión al más alto nivel para la Región al sur del rio Bravo (rio Grande para los gringos) ¡algo verdaderamente extraño a nivel continental! ¿Por qué decidieron los Presidentes(as) y Jefes de Estado de América Latina y El Caribe reunirse al más alto nivel? ¿Se debió a la crisis financiera en los Estados Unidos de América y en el resto del sistema capitalista? ¿Se debió a la reunión previa celebrada en Santiago de Chile para tratar la crisis provocada por las derechas nacionales bolivianas apoyadas por las derechas continentales y extra-continentales en contra de la voluntad popular de Bolivia? ¿El motivo fue la crisis que provocó Colombia cuando violó la soberanía territorial del Ecuador además de la actitud de la Organización de Estados Americanos que no tuvieron ni el coraje ni la voluntad de tomar serias, profundas y comprometidas decisiones sobre la base de los acuerdos alcanzados en la reunión del Grupo de Rio celebrada en Santo Domingo? ¿Fue motivada por aquella respuesta dada por Nicolás Maduro a la Dra. Condoleezza Rice en la reunión de la OEA celebrada en Panamá? o ¿se podría decir que se debe a ese proceso político que comenzó con la expulsión de Cuba de la Organización de Estados Americanos, reunión llevada a cabo en Punta del Este, Uruguay, en 1962, cuando América Latina perdió su dignidad frente al Imperio y se aplicó la “Doctrina Betancourt”?
En ese marco ideológico de la reunión de Costa Do Sauipe se impusieron pautas muy importantes para la Historia de la Dignidad de América Latina y El Caribe. En primer lugar, la comunidad al sur del rio Bravo ha recuperado la “dignidad completamente” frente a sus propias comunidades nacionales por tomar la decisión política de reunirse sin la presencia de los Estados Unidos de América. En segundo término, al incorporar a la reunión y al seno de la comunidad de naciones al sur del rio Bravo, por obvias razones tanto históricas como geográficas, a la República de Cuba, mandan un mensaje claro y trasparente a Washington y a la Comunidad Europea como también a los diferentes países del continente asiático y será un ejemplo a seguir por la comunidad de naciones africanas. En tercer lugar, tanto por los temas tratados como por el significado histórico-político, social y económico sin la presencia del Imperio norteamericano implica y significa una “mayoría de edad” sustentada en varias razones que expondremos a posteriori. Por último, Brasil se destaca como la nación que, a futuro, será la contrabalanza del objetivo poder norteamericano mientras sepan los gobernantes brasileños equilibrar el significado intrínseco del desarrollo político del Poder.
La Primera Cumbre de América Latina y El Caribe, al reunirse, ha implicado un muy duro golpe para la diplomacia norteamericana, particularmente, a la diplomacia impuesta por los neoconservadores por intermedio de Bush y Condoleezza Rice. Queremos suponer que, por las vías diplomáticas correspondientes, algún país del continente americano habrá informado a los equipos de política exterior del electo Presidente Barack Obama, una práctica normal en diplomacia. La Cumbre ha significado un duro golpe para la Organización de Estado Americanos. Ha impuesto que cuando surja un problema de cualquier naturaleza importante en la Región al sur del rio Bravo, probable e independientemente, si se lleva al seno de la OEA, al no ser la República de Cuba estado-miembro, las resoluciones tomadas en su seno serán “chucutas” y ello obligará a la Unión de Naciones Suramericanas –UNASUR- a debatir como con el precedente ocurrido con Bolivia en la reunión de Chile y tomar las decisiones correspondientes para solventar cualquier diferencia que surja entre los estados miembros; la UNASUR podría convertirse, en un futuro, en un organismo regional que tome sus propias e interesadas decisiones regionales con la totalidad de sus miembros y sin la intromisión de Washington obligando a la OEA a tomar resoluciones de restructuración del organismo continental: por cierto ¿qué estará pensando el Gobierno de Canadá sobre estos procesos políticos?
La mal denominada “crisis financiera global”, que consideramos que es, objetivamente, una crisis estructural del sistema capitalista pero sin negar la capacidad de “regeneración” del propio sistema capitalista como se está proponiendo en y desde los centros de poder político-económico tanto desde Washington como desde Berlín, Madrid, Londres y Paris, tiene varias vertientes con respecto a la Cumbre arriba en mención. Se presentan dos temas fundamentales. El primero de ellos, es necesario conocer, analizar y dar respuesta, en función de la interdependencia económica y de la política global, de la crisis del sistema capitalista. Se deberían dar, básicamente, dos respuestas: la primera dentro del “juego capitalista” tal y como lo viene ejecutando e indirectamente proponiendo el desarrollo de las fuerzas productivas en la República Popular China; en segundo lugar, se deben discutir, aprobar y ejecutar las propuestas que están en la mesa de la Cumbre que han sido propuestas por los Presidentes Rafael Correa, Cristina Fernández, Tabaré Vázquez, Lula Inacio y, obviamente, Chávez Frías, entre otros.
En ese mismo orden, la incorporación de Cuba a la Cumbre tiene varios importantes signos. El primero de ellos es el claro mensaje que le están dirigiendo los países y sus gobiernos de las naciones al sur del rio Bravo a Washington para que, en primer lugar, levante el bloqueo a Cuba. El Presidente Castro ha propuesto un intercambio (canjear) de los “presos políticos” cubanos en las cárceles norteamericanos por “disidentes” presos cubanos. El segundo lenguaje de la decisión de incorporación de Cuba es el reconocimiento del sistema político del Gobierno cubano respetándolo y comunicándole a la Casa Blanca que las “excusas” aplicadas en Punta del Este, en 1962, no tienen en la actualidad política continental vigencia alguna; ello implica, a su vez, un desconocimiento tácito del articulado en el cual se sustentó la OEA para la expulsión de la República de Cuba del seno del organismo continental. En tercer lugar, es el rechazo público por parte de los Gobiernos de los países asistentes a la Cumbre de la “Doctrina Betancourt” que fue utilizada y aplicada en el continente americano. Esto, a su vez, implica que las tesis del marxismo en la actual realidad política al sur del rio Bravo, no es el “coco” para las sociedades de avanzada, nacionalistas, anti-imperialistas, socialistas a despecho de las derechas tanto continentales como europeas y los grupos políticos neo-conservadores de los Estados Unidos de América.
La Cumbre ha roto los paradigmas de la Dependencia y las razones que causan esa Dependencia; los ha mandado al “basurero de la Historia”. La Cumbre ha mostrado una madurez política que siempre ha estado presente pero que necesitaba de eso que Edward H. Carr denominaba: el “hecho histórico”. ¿Cuál “hecho histórico” ha causado ese “saldo adelante” en las decisiones de los Gobiernos al sur del rio Bravo de aceptar una reunión del carácter de la Cumbre y aprobar por unanimidad la incorporación de Cuba a su seno? Arriba mencionábamos que ello comenzó cuando Cuba fue expulsada del seno de la OEA por razones de la “Guerra Fría” y las implicaciones que iban a tener en los movimientos sociales que se estaban gestando y desarrollando para la época histórica de 1962 en todo el continente americano incluido los Estados Unidos de América (black panthers, el movimiento anti-guerra de Vietnam). El gobierno de los EEUU de América necesitaba trasladar la “Guerra Fría” desde Asia y Europa a lo que consideraban su “patio trasero”. Esa propuesta política fue aceptada por los factores políticos que conjugaron el “Pacto de Punto Fijo” y decidieron ser los voceros de esa política anti-comunista proponiendo la “Doctrina Betancourt” que fue aplicada en el seno de la OEA en el caso de la República Dominicana (como justificación de la “doctrina” y la venganza de Rómulo Betancourt contra Chapita por el atentado de Los Próceres) y el “caso de Cuba”.
Desde las advertencias de Simón Bolívar sobre el “vecino del norte”, las políticas nacionalistas en el continente americano, la Revolución Cubana hasta la llegada de Chávez Frías a la Presidencia y la reestructuración del Estado venezolano, es decir, a partir de la implementación de las tesis de la Revolución Bolivariana, en ese intervalo histórico, largo y sangriento, los países al sur del rio Bravo sufrieron los avatares de las políticas económicas e ideológicas procedentes de Washington. Entre esas muestras de “profunda amistad del Imperio” fueron las ejecuciones, en tiempos históricos diferentes, de las políticas contenidas en la “Doctrina Monroe” (1823) plus el “Corolario Roosevelt” (1904) desarrollado e impuesto por Teodoro Roosevelt referido a los países de El Caribe y Centroamérica y la aplicación de la política Franklin D. Roosevelt del “Buen Vecino” (1934) junto a otros “hechos históricos” como las invasiones a República Dominicana, Panamá, Cuba, Nicaragua, Granada e intervenciones en Chile, Argentina, Venezuela.
Cuando el Poder Popular venezolano decidió, voluntaria y democráticamente, darle su voto al candidato a la Presidencia de la entonces República de Venezuela, Hugo Rafael Chávez Frías, marcó un hito histórico. El Poder Popular asumió el reto de transformar al Estado venezolano en profundos cambios que implicaban la horizontalidad de la distribución de las riquezas de la República, la implementación de la Doctrina de Bolívar, las ideas del socialismo del siglo XXI y el respeto de los Derechos Humanos con la profundización de la Democracia Participativa. Ese marco de ideas, “ha bañado” a las sociedades de las naciones al sur del rio Bravo, un hecho histórico objetivo y fácilmente demostrable. Es evidente que el acercamiento con la República de Cuba y el intercambio de beneficios marcó una nueva etapa de desarrollo del pensamiento político continental. Junto a estas realidades con las correspondientes propuestas políticas, sociales y económicas que fueron enriquecidas por las ideas y acciones políticas de los Presidentes suramericanos, centroamericanos y caribeños han permitido, en última instancia, que la realización de la Primera Cumbre de Latinoamérica y El Caribe en Costa Do Sauipe, en Brasil se la considere como un éxito para el futuro americano.
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