1. Golpe
propagandístico-separatista de la CIA causa tragedia humana
Alrededor de
190 muertos causó el último intento subversivo de Washington
en China (Urumqui, Xinjiang, 5.7.09); mucho más que su golpe
de Estado en Honduras, pero una fracción marginal de sus repetidas
matanzas en Irak, Afganistán y Palestina. Cerca del 25% de las víctimas
fueron del pueblo Uyghur (turco-persa), el 75% del pueblo chino (Han).
Aprovechando
una protesta local en Urumqui por la muerte de dos trabajadores Uyghur
en la provincia de Guandong, los disturbios fueron alentados y coordinados
por el Congreso Mundial Uighur (CMU) y la Radio Free Asia
(RFA), desde Estados Unidos, Alemania, Turquía y Kazajstán. El Congreso
Mundial Uyghur es financiado, según su presidenta Rebiya Kadeer, por
la agencia gubernamental estadounidense National Endowment for Democracy
(NED): “Con el generoso apoyo financiero de la NED pudimos abrir una
oficina en Washington y operar globalmente”. (In These Times, 7.12.06).
Radio Free Asia fue fundada en 1950 por la CIA (Central Intelligence
Agency). Desde 1996 figura como una “organización privada”,
financiada por el Congreso estadounidense, que se autodefine como “organización
hermana” (sister organization) de Radio Martí y Televisión
Martí (OCB).
La capitalización
política del golpe separatista-propagandístico de la CIA fracasó
debido a la rapidez con que el gobierno chino neutralizó la operación
de Washington. A diferencia de su actuación en Tibet, permitió que
más de 300 periodistas de unos cien medios internacionales viajaran
a Urumqui para investigar libremente in situ los trágicos
acontecimientos. Esta transparencia terminó en lo inmediato con la
cábala occidental.
2. Autodeterminación
de los pueblos, naciones pluriétnicas y
subversión imperial
En el debate de los disturbios hay tres aspectos diferentes que son necesarios distinguir: 1. el derecho a la autodeterminación de los pueblos; 2. la subversiva política de “contención y destrucción” (contain and destroy) de Washington contra Rusia y China, a fin de desmembrarlos y, 3. la composición pluriétnica de muchas naciones.
El primer aspecto
se refiere a una tendencia mundial, transhistórica y legítima, resultante
de las identidades étnico-culturales, las migraciones de los pueblos
y la génesis de los Estados nacionales contemporáneos a través de
conquistas político-territoriales de etnias locales dominantes. Aun
siendo legítimo, el derecho a la autodeterminación ha servido en la
historia tanto a fines progresistas como reaccionarios.
El segundo
aspecto, la política del divide et impera (divide y domina),
es tan antigua como la sociedad de clase. A nivel mundial existe desde
la invasión europea a América, África y Asia. Hoy día es occidental-imperialista
e ilegitima. El tercer aspecto, la problemática pluriétnica de las
naciones resulta de los factores antes mencionados. Su solución institucional
solo es posible mediante negociaciones realistas dentro de las correlaciones
de fuerza actuales, no como restitución de un status quo
histórico como tal (el Eretz Yisrael-Gran Israel, el Tawuantinsuyu,
Al Andalus, los khanatos de Asia Central o el Gran Turkestán), que
cada uno de los actores en pugna reclama según su visión particular.
China es ejemplo
de esta plurietnicidad con alrededor del 8% de la población compuesta
por minorías étnicas nacionales, entre ellos los Zhuangzu (16.8 millones),
Manju (10.7), Miaozu (9.1), Uyghur (8.4), Mongol (5.8), Tibetanos (5.4),
Coreanos (1.92), dentro de una población total de 1.3 mil millones,
en su absoluta mayoría Han. En Xinjiang, los Uyghur representan el
46% del total de la población.
Ante esta compleja
situación de las tres tendencias, agravada por diferencias socioeconómicas
regionales e idiosincracias culturales y religiosas, ¿Qué posición
debe asumir el gobierno chino?
3. China debe dar la mayor autonomía posible, pero evitar Estados separatistas
El nacionalismo
de los pueblos sin Estado propio es una fuerza legítima y poderosa,
hecho por el cual el gobierno debería dar el mayor grado de autonomía
históricamente posible a las minorías nacionales que así lo reclamen.
A tal fin debería estudiarse pormenorizadamente las experiencias de
los movimientos de autodeterminación en los cinco continentes, por
ejemplo, la demanda de Estados multiétnicos y pluriculturales de los
pueblos indígenas americanos y las experiencias en el Estado español,
Escocia y la exYugoslavia.
Lo que no debe
aceptar China es la constitución de Estados autónomos separatistas,
por ejemplo, en Xinjiang o Tibet, porque esto significaría, entre otras
razones, entregar una parte sustancial del poder geoestratégico de
Euroasia al imperialismo occidental ---por la inevitable transnacionalización
satelital de esos mini-Estados---, lo que inclinaría aún más
la correlación de poder mundial a favor del imperialismo.
Washington
trató de lograr tal fin en los años cincuenta cuando la CIA organizó
y financió durante largo tiempo una guerrilla tibetana. Sin embargo,
la política de Mao derrotó a la subversión estadounidense. Tres décadas
después, Ronald Reagan y su operador de la guerra sucia, Bill Casey
(Jefe de la CIA), emplearon la misma estrategia con mayor éxito para
derrotar a la URSS en Afganistán; dentro del plan maestro, de desmembrar
posteriormente a Rusia y China mediante el paramilitarismo islámico
reaccionario.
En América
Latina, Reagan usó la misma política del paramilitarismo reaccionario
con los miskitos en Nicaragua, para destruir al gobierno sandinista,
y Clinton, Bush y la Unión Europea la usaron en Yugoslavia. El
último intento de balcanización fue el de George W. Bush en
Bolivia (Santa Cruz), de 2006 a 2008. Sería iluso e irresponsable desde
cualquier punto de vista antiimperialista, abstraer de este factor esencial
de la política mundial en el debate de la política china, rusa o del
bolivarianismo latinoamericano.
4. China
debe negar la constitución de cualquier Estado teocrático
La burguesía
ha creado dos condiciones políticas que son imprescindibles para
la democracia del futuro: el Estado de derecho y la separación de Estado
e Iglesia. El Estado secular es el único baluarte que nos separa del
oscurantismo terrorista de las teocracias, sean estas cristianas, musulmanas,
judías o de cualquier otra índole. A nivel mundial, el Estado secular
chino es un contrapeso fundamental en la higiene mental de la humanidad,
ante el creciente avance y peligro del clerical-fascismo monoteísta
de diverso tipo.
5. China
debe resolver los desequilibrios regionales y sociales
La situación
socio-económica de Xinjiang, y también de Tibet, sufre de dos problemas
estructurales que generan inestabilidad social y que han sido conceptualizados
desde los años noventa por el gobierno central como “la doble diferencia”:
a) la disparidad del ingreso y de las condiciones de vida entre las
ciudades y el campo y, b) las diferencias regionales del desarrollo
entre el interior y las costas.
En cuanto a
las disparidades ciudad-campo, alrededor del 81% de los Uyghures vive
en el campo y trabaja en pequeñas extensiones de agricultura, cuya
productividad y potencial de producción son muy limitadas. Sólo el
6% labora con equipo industrial o de transporte y el 5% está empleado
en los servicios. Como toda población de campo, ésta también es tradicional,
con fuertes vínculos a la cultura islámica-árabe-turco, y con bajo
nivel educativo.
Las diferencias
regionales fueron diagnosticados por el gobierno chino a inicios de
los noventa, y en el año 2000 y se institucionalizó la estrategia
del “desarrollo occidental” para combatirlas, con medidas preferenciales
financieras, productivas, comerciales, de apoyo social y de educación,
por ejemplo, una enseñanza especial para minorías de Xingjiang que
se ha extendido a 50 universidades en 28 ciudades, y ventajas para las
minorías nacionales en los exámenes de admisión universitarios. También
es más liberal la política de planeación familiar para las minorías
nacionales. Para los Han la política demográfica prevé un solo hijo
por pareja; para los Uyghur, dos a tres hijos, y para los tibetanos
en el campo no hay limitación alguna.
6. La guerra
sigue
Aunque Washington
haya sido derrotado por ahora en Xinjiang y antes en Georgia, por Putin,
la guerra de desgaste y desmembramiento contra cualquier potencial rival
mundial se intensificará. La doctrina de “contener y destruir”
(contain and destroy), como axioma de la política exterior estadounidense,
fue formulada por la clase política estadounidense a fines del siglo
XIX, para evitar el ascenso de la Rusia zarista. Desde entonces, como
dijo el gran historiador estadounidense, William Appleman Williams,
se ha convertido en la razón de Estado de su sistema capitalista:
Empire as a way of life – el Imperio como manera de vida.