Colombia se transforma de ser un pais independiente a ser un pais semicolonial

Mao Zedong sobre la base de las realidades políticas, económicas, sociales, jurídicas e, inclusive, ideológicas consideró en su momento que su país, China, era un país “semi-colonial”. Quizás ese concepto ni en su momento histórico ni a posteriori fue sopesado en su real contexto según el pensamiento histórico de Mao Zedong. En primer lugar (solo para sinólogos), se tendría que conocer cuando fue que el máximo líder chino instituyó dicho concepto político. En segundo lugar, se tendría que conocer las realidades de China cuando Mao decidió establecer esa línea de política estratégica en el camino hacia la Revolución. En tercer lugar, es imperativo conocer cuáles fueron las razones históricas que llevaron a China a convertirse en un país semi-colonial. En cuarto lugar, sería necesario establecer cuáles fueron los paradigmas que Mao Zedong consideró para definir que China se encontraba en una etapa de “semi-colonia”. Y, por último, sería prudente establecer las variables de contradicciones que se produjeron entre las políticas consecuencia de la ocupación de esos espacios de la geografía china por parte de las Potencias Extranjeras y los diseños/respuestas diseñadas por el Partido Comunista Chino en el proceso de la Revolución China.

El concepto “semi-colonial” para China significaba que el país, China, no cumplía con todos los parámetros necesarios que la convirtieran en una “colonia”. En primer lugar, tendríamos que respondernos cómo fue que China se convirtió en semi-colonia, cuáles fueron los “hechos históricos” que lo permitieron y cuáles fueron las estructuras jurídicas que se impusieron con, evidentemente, limitaciones y cuales fueron esas limitaciones y sus consecuencias objetivas que incidieron en la sociedad china frente a esa realidad de subyugamiento.

Podríamos resumirlo en precisiones históricas: la Primera Guerra del Opio que fue un enfrentamiento entre la Corona Británica y la dinastía Qin para imponer el tráfico del opio desde la India hasta puertos chinos que resultó en derrota de los ejércitos chinos, permitió que la Corona Británica alcanzara sus objetivos globales encuadrados en los “primeros pinitos” del Imperialismo. Estos fueron la apertura de puertos chinos a la importación de opio, el control de las aduanas por parte de personeros británicos, el cobro de los impuestos aduanales tanto para los productos que se importaban como los exportables, la presencia de estamentos militares en las zonas referidas en los Tratados Y Acuerdos suscritos por las partes, la apertura de oficinas consulares y, lo más importante, la imposición del concepto jurídico de la “extraterritorialidad”. Desde el momento en que se impusieron esas condiciones a “punta de fuego y religión” a partir de la segunda mitad del siglo XIX, China, su Estado y su gobierno Qin con las objetivas consecuencias socio-económicas concluyentes contenidas en los Tratados y Acuerdos impuestos, vio limitada sus poderes estatales en partes del territorio chino y en cierto número de espacios urbanos en las ciudades más importantes del “país del centro”. ¿Controlaba el Emperador chino su país? Si, lo controlaba, excepto por aquellos impuestos jurídicos aceptados y firmados, evidentemente, bajo la presión de las armas de los Imperios europeos, japonés y el “democrático” Gobierno norteamericano; es decir, las Potencias Extranjeras no tenían un control de toda la geográfica nacional china sino que su poder estaría limitado por los condicionantes contenidos en los acuerdos. Esa extraña realidad política fue la que permitió calificar por parte de Mao Zedong a China como un país “semi-colonial”. ¿La presencia militar de las Potencias Extranjeras combatía el tráfico de opio?

En el marco de la Independencia, Colombia alcanzó su soberanía plena tras las sucesivas derrotas de las huestes armadas de la Corona española y a partir de aquellos históricos momentos, la sociedad favorecida ejerció el pleno poder sobre los destinos del hermano país. Dos realidades históricas han incidido en la cotidianidad de la sociedad colombiana favoreciendo a unos e impactando, negativamente, a otros. El uno fueron las causas y consecuencias que produjeron la existencia de un movimiento armado campesino contra el establecimiento colombiano que se ha traducido, con el tiempo, en las FARC, el ELN y otros ejércitos populares. El otro es el desarrollo de la industria de la droga que, dentro nuestro real desconocimiento, ha tenido varias etapas de desarrollo hasta convertirse en una influyente variable económica que tiene un fuerte impacto en el PIB colombiano. Esas dos realidades han desarrollado un “modo de vida caótico” y cotidiano que ha dividido al país, aparentemente, en varios sectores sociales con objetiva influencia en todo el territorio colombiano. Esas dos variables han incidido en factores estatales del poder colombiano con consecuencias publicas y conocidas como serían las alteraciones en las propiedades de tierras con los consecuentes desplazamientos poblacionales y en algunos casos con el “extrañamiento” de esas poblaciones desplazadas hacia países limítrofes con las consecuencias lógicas sico-sociales que conllevan los desplazados; los paramilitares; la llamada “parapolítica”; y las consecuencias del accionar militar estrictamente colombiano tanto de los ejércitos estatalmente legales y los ejércitos estatalmente considerados como “anti-sistema capitalista”. Más o menos ese era un cuadro real que se venía desarrollando a lo interno de Colombia. Cuando la relación matemática de esas variables arriba expuestas se alteraron, inmediatamente, entró en escena un “agente exógeno” a dichas realidades; quizás sería prudente comentar que desde la llegada de la Revolución Bolivariana a Miraflores y por decisión del Presidente Comandante Chávez Frías, las colaboraciones reales y participativas de las llamadas antiguamente como Fuerzas Armadas Nacionales en colaboración con sus contrapartes colombianas para “perseguir en caliente”, concepto nunca oficialmente aceptado por la 4ta República pero que en la praxis se practicaba, contra los ejércitos insurrectos colombianos fueron suspendidas, ejecutivamente, aplicando la norma internacional de la “no interferencia en los asuntos internos” de la República de Colombia. Tal decisión permitió la excusa de la profundización de la presencia de instituciones norteamericanas en territorio colombiano bajo dos parámetros: combatir a los ejércitos populares por su ideología marxista con adjetivaciones y combatir lo que han denominado como “narcotráfico”.

Es evidente que la “Caída del Muro de Berlín” ha tenido un objetivo impacto en los razonamientos lógico-militares de expansión y consolidación de las políticas imperiales diseñadas por el Poder (Mûller Rojas dixit); razonamientos puestos en “power-point” por el Pentágono sobre la base de dos “aplastantes” realidades: una de carácter político y la otra por las razones evolutivas de la economía global imperialista; ambas facturas con evidente influencia del diseño ideológico que permitiera amalgamar la consolidación y permanencia de los EEUU de América como Potencia mundial. En lo ideológico nos referimos a dos textos: “El Fin de la Historia” y “Choque de Civilizaciones”. El diseño de expansión imperialista en lo económico ha requerido un “rediseño” de las políticas imperialista hacia África como reservorio natural de “materias primas”; mientras que en la lógica militar, un diseño global para el control de ese reservorio. Una variable ha incidido supremamente en el diseño militar del Pentágono. La crisis del sistema capitalista y del capital por la implosión del sistema financiero ha obligado al Poder en referencia a rediseñar y acelerar su preeminencia en el sistema económico globalizado y, al mismo tiempo, rediseñar sus variables militares (ver “Global en route Strategy”; “Air mobility Command”)

¿Cuál sería la realidad del Poder y del Gobierno norteamericanos como Imperio y, en consecuencia, con sus políticas imperiales e imperialistas frente a los desarrollos socio-económicos, sociales e, inclusive, militares e ideológico-culturales que vienen surgiendo en países como China, la India, Rusia, el posicionamiento de Irán en la muy convulsionada zona del Asia Central y el paulatino despegue de Suramérica con Brasil y Argentina a la cabeza en el marco de las nuevas variables del sistema capitalista post-crisis financiera con respecto a “materias primas”, “mercados”, “rutas marítimas”?

La crisis financiera, la elección de Barack Obama y lo que ello significa en lo cultural-ideológico tanto a lo interno de la sociedad norteamericana como en el contenido de sus discursos en los primeros cien días, las realidades del poder de las derechas norteamericanas, su proyecto y sus presiones en la estructura de poder del establecimiento norteamericano, han obligado a la Casa Blanca “poner los pies en la tierra” y, en lo referente a los países al sur del rio Bravo, comenzar a posicionar el rediseño de su Poder (léase: imponer la política de “patio trasero siglo XXI”). Debemos referirnos a dos “hechos históricos” con la finalidad de poder entender el real significado del rediseño de la “nueva política” norteamericana hacia su “patio trasero”. El primero de ellos fue el fracaso, repetimos, el fracaso, del “golpe de estado” contra Hugo Rafael Chávez Frías. Consideramos que lo que nunca esperaron las derechas que ejecutaron el golpe fue la reacción del pueblo venezolano; ello fue una variable que nunca jamás tomaron en cuenta quizás hasta por esa soberbia judeo-cristiana y capitalista. El segundo hecho histórico fue el denominado “Paro Petrolero”. La reacción de Brasil de solidaridad con la Revolución Bolivariana fue la otra variable que el Poder norteamericano nunca jamás esperaron se diera. Volaron muy alto y se estrellaron pero aprendieron. Por esa enseñanza decidieron dar el golpe de estado contra Mel Zelaya ¿es porqué Mel Zelaya es un líder hondureño que podría ser referencia en los pueblos centroamericanos y/o también fue un regreso a la vieja política norteamericana hacia Centroamérica? La realidad concreta en el plano militar es que en Honduras está establecida una “base militar” norteamericana que forma parte del nuevo rediseño del Pentágono en el escenario que hemos venido describiendo más arriba.

Frente a las realidades suramericanas, la Casa Blanca, consideramos, no tiene suficiente confianza en el ejercicio del poder de Alan García por los evidentes problemas que, en recientes fechas, se han venido manifestando y ello quizás haya influido para rechazar la idea de instalar en Perú una muy necesaria base militar para uso de la Armada norteamericana que tenga un rango de acción considerablemente importante sobre el Pacífico. En Chile las realidades internas son de permanente contradicciones porque el “pinochetismo” aun no ha sido superado y los sectores políticos de centro y centro-izquierda han venido desarrollando un importante posicionamiento en la política interna además que la posición geográfica de Chile es superada, desde la óptica militar, con creces, por Perú y Colombia. En ese marco geopolítico y geoestratégico, obliga a los EEUU de América ha “tomar posición” militar de un país en concreto que contenga una serie de variables que le permitan “tomar control” de una serie de realidades obligantes a tomar en cuenta desde la óptica militar como serían: el control del Canal de Panamá; el control de las rutas marítimas hacia y desde Asia hacia la costa occidental de todo el continente americano; resguardar los centros de “materias primas” vista la crisis energética a futuro una vez que las economías emergentes, incluyendo al Brasil, se desarrollen a niveles importantes; lograr un importante control del Atlántico Sur como ruta hacia el petróleo y el gas en Angola, entre otros objetivos.

En ese marco propuesto, el posicionamiento militar norteamericano de bases colombianas teniendo como tropas de acción inmediata a las tropas de las fuerzas armadas colombianas es una necesaria necesidad en el actual rediseño de las políticas del Poder (Mûller Rojas dixit) tanto en lo geopolítico como geoestratégico. Ese posicionamiento se ha realizado con la aceptación del Gobierno de don Álvaro Uribe Vélez sobre la base de Acuerdos y extensiones de Acuerdos de contenido militar que implica, en la realidad, una transferencia del poder real colombiano a las necesidades militares del nuevo proyecto de dominación militar norteamericano y sus lógicas consecuencias en lo económico y en lo social en el marco de las políticas imperialistas del Poder en referencia. Esa transferencia del poder real colombiano es una transferencia de la soberanía e independencia de la República de Colombia a una Potencia Extranjera; es decir, es un proceso evolutivo hacia la conversión de Colombia en una “semi-colonia”.

En ese marco de ideas, el matrimonio y la “luna de miel” entre Washington y Bogotá es una realidad global que los países de la UNASUR confrontarán en el marco de la reunión de Presidentes de los países miembros de la UNASUR en Bariloche. En la reunión se presentarán varios escenarios que tendrán su circunstancia en el desarrollo de las realidades internas de Colombia; es decir, se tendrá en cuenta necesariamente que las realidades internas de Colombia en lo referente a la extensión de acuerdos y firmas de nuevos acuerdos entre Washington y Bogotá es un “hecho cumplido”. En segundo lugar, se tendrá que tomar en consideración la evolución del referéndum para la re-elección de don Álvaro Uribe Vélez a un nuevo periodo presidencial. Frente a ambas realidades, Uribe Vélez se presentará como un triunfador con el posible y objetivo apoyo de Alan García mas las presiones que ejercerá Washington sobre Paraguay donde hay una base militar norteamericana además de que se viene desarrollando una “matriz de opinión” adversa al Presidente Lugo conjuntamente a otros Presidentes de la Región. En segundo lugar, se confrontarán en la mesa de negociaciones dos posiciones: Washington representado por Colombia y Brasil que, posiblemente, tendrá el respaldo de Caracas y Buenos Aires. En tercer lugar, la propuesta del Presidente Lula de sostener una muy seria reunión con Barack Obama para tratar los temas regionales con la objetividad, el realismo y la posible sinceridad de uno de los factores será extensamente discutida porque, como bien se señaló, en vez de Uribe Vélez quien se va a sentir presionado sería, probablemente, el Presidente de los EEUU de América. En este punto cual consideramos el más importante y álgido a alcanzar un acuerdo entre los Presidentes de la UNASUR, podría tener implicaciones muy importantes para toda la Región; quizás sea el momento de proponer que un representante tanto de los países de Centroamérica como de El Caribe pueda tener voz a lo interno de la UNASUR. En el ambiente de la reunión estará presente la propuesta brasileña de un Consejo de Defensa Suramericano. En este punto, la incomodidad del Pentágono se hará presente ya que para poder tener un control del Atlántico Sur necesitaría bien alcanzar un acuerdo para reabastecimiento de los vuelos norteamericanos hacia el África a lo cual ya el Gobierno brasileño ha expresado su negativa y/o alcanzar un acuerdo con Francia para utilizar su colonia en el continente suramericano.

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Miguel Ángel del Pozo


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