Al culminar la cumbre de UNASUR, me quedó un “saborcito” agridulce de los resultados. Al “cachaco” Uribe, no se veía ni acorralado ni intimidado. El pidió el apoyo mediático y se lo dieron, pidió el tiempo que quiso para exponer sus “justificaciones” y se lo dieron, lo “entromparon” al principio y después aflojaron, para luego (sabiendo que lo veía medio mundo en vivo y directo) decir la última palabra, en respuesta a la paz que deseaba el Comandante Chávez para ese país y la región. Un Lula “delicadito”, una Bachalett pura risa, una Cristina deambulado su cavilación, Tabaré con sueño, Alan García que no quería fotos ni posiciones comprometedoras, un Evo reflexivo y apaciguado, Correa efusivo y acometedor al principio para luego manifestarle las “simpatías” que el Ecuador tenía hacia Uribe y nuestro Comandante meditabundo. Parece que las bebidas y la comida la prepararon los integrantes de la delegación Colombiana y la sazonaron con algo “raro”.
Y al final (según mi parecer) el consenso diplomático llegó a la conclusión de que las justificaciones de Uribe son justas y que solo ameritaba un regañito de beneplácito como una advertencia, para que el “gamin” que gobierna nuestra hermana Colombia (Uribe es nuestro primo) cuando este en sus juegos de guerra con los gringos, no lance del otro lado de la barda uno de los “avioncitos” norteños. Ahora bien, no me quedó claro que si una nave gringa, de aire o agua, “se pasa de largo” ¿Qué hacemos? Será, que:
a) Le decimos cortésmente que “here is not” (por aquí no es) y le indicamos el camino de regreso.
b) Nos tomamos una foto con los gringos y dejamos que ellos tomen muchas fotos de nosotros.
c) Nos quedamos con los gringos y sus naves y esperamos a que “vengan a recogerlos”
d) Le quitamos algunas partes para reparar las naves que nos vendieron y necesitan repuestos y se las devolvemos dañadas.
e) O qué carajo hacemos.
No quedó realmente definido un baremo que permita de alguna manera regular el accionar de las tropas invasoras en el territorio sagrado, no solo de Colombia, sino de la periferia de este país. El narco-estado colombiano convirtió a Colombia en un gran portaaviones y si lo gringos no le pararon a la OEA ni a la ONU, que carajo le van a parar a la Consejo de Defensa de UNASUR. Claramente lo manifestó el mulato de Obama al decir que no tenía nada que ver con la reunión de Bariloche, porque su país no pertenecía a esta asociación de países sureños. Esto, sumado a que uno de sus miembros (Colombia) ahora se convierte en agresor de la región, nos permite aducir que no nos van a parar bolas.
Los gringos y el cartel colombiano (léase gobierno uribista) han perdido parte del control del tráfico y distribución del blanco y alucinante alcaloide, que lo han asumido a sangre y fuego los carteles mariachis. La política derechista colombiana y los “estirados” oligarcas colombianos se nutren literalmente de las aspiraciones nasales y las venas de los consumidores gringos y ahora quieren, por cuestiones de logística, esparcir una nube blanca en nuestra Latinoamérica, para destruir gobiernos progresistas y dañar la sana juventud nuestra.
La voz y presencia del camarada Presidente Chávez es la punta de lanza que sigue acicateando para llamar a la unidad sureña en contra de la invasión. Nuestros internos y malignos enemigos ya no tendrán que viajar tanto a Miami, ahora lo harán a Cúcuta o Cartagena, según sean sus ganas turísticas o de compras, para recibir instrucciones y “recursos” que utilizaran para seguir desestabilizando. La arremetida va a ser bárbara y sin miramientos. Es por eso, que las parcelitas de poder (sobre todo en el Zulia) en que se han convertido las gobernaciones y las alcaldías, se deben acabar. El estado es uno solo, la línea es una sola, el partido es uno solo y el líder es uno solo, CHÁVEZ.
En el plano internacional, tanto Correa, como Evo deben mantener la postura aguerrida en de defensa no solo de su territorio, sino de la integridad suramericana y que sumados a nuestra Bolivariana Patria, se delimite el cinturón que impida el avance de la invasión y por supuesto, su expulsión. Y ojala Lula, Bachalett, Cristina y el resto los gobernantes progresistas de países y territorios que de alguna manera fueron liberados o sus pueblos reflexionaron, no permitan con sus blandenguerías que se instale de nuevo la derecha como alternativa futura para ellos. Estos tres mandatarios, saben muy bien (por vivencias propias) que volver hacia ese lado, es retornar a la tortura y expandir la miseria, que al fin de cuentas, es el mayor producto de exportación y control que la derecha tiene. Con esto termino y me voy de versos y que me perdone Benedetti
Si la derecha regresa
y su mal aparece
como desatado demonio,
arrasará todo con su odio
y no valdrá, lo bien que reces
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