La “Fiesta de la Libertad” por la Caída del Muro

Este 9 de noviembre el mundo “democrático” con sus líderes (que también son muy democráticos) celebró con la solemnidad del caso, el 20° aniversario de la caída del Muro de Berlín. La celebración fue calificada por los medios de comunicación como la “fiesta de la libertad”. Indiscutiblemente era un día para recordar una espina que la humanidad lleva en el alma.



La celebración seguramente tuvo como objeto hacer invisible otros muros o como dijera Eduardo Galeano, asegurarse que otros muros continuaran mudos. En otras palabras, la celebración silenció ese gran muro que el “primer mundo” ha estado construyendo para que la vida en la tierra sea cada vez más difícil y riesgosa. Es increíble ver tanta euforia por la caída de un muro, que fue un monumento al miedo y al terror, según el criterio de la Canciller Ángela Merkel, pero esos mismos líderes aún no toman conciencia, sobre la necesidad de derribar un gran muro que no promete terror y miedo, sino la destrucción de toda forma de vida.



La muralla que va extendiéndose por todo el mundo y amenaza la vida, no es visible para ese “gran y primer mundo” porque históricamente sus comodidades y su modelo de “desarrollo” tiene el “pequeñito” defecto de acabar con los elementos de la naturaleza que garantizan la vida en el plantea. Esa muralla no le es visible porque es el costo o “impuesto” que la humanidad debe pagar para que su forma de vida y su “desarrollo” sean viables y por esa razón, no sienten la amenaza de una realidad que muerde la vida en la tierra.



Esa gran muralla contra la vida está prácticamente invisibilizada y no es posible observar un gesto de preocupación, que permita ver una esperanza frente al terror que le espera a la humanidad. La “fiesta de la libertad”, como fue titulada por las grandes cadenas de medios de comunicación este aniversario, también ha invisibilizado otros muros, que son también una gran mancha para la humanidad, pero que muy curiosamente, son muros construidos desde los países autodefinidos como democráticos y representantes en la tierra de la paz y la libertad.



El muro del terror y el miedo de Berlín que cayó hace 20 años, costo unas 220 vidas. Es decir 220 personas que intentaron llegar al “mundo libre” dejaron sus vidas intentando saltarlo. No es un motivo para celebrar, pero si para recordar y tratar de asegurarnos que situaciones como esas no lleguen a repetirse. No ese el sentido de esa celebración. El acto o “fiesta de la libertad” no llega a calificar como un acto simbólico a favor de la vida, porque simple y llanamente es un acto propio y muy representativo de un mundo y de unos “líderes” con cara y comportamiento de hipócrita.



El Muro de Berlín se alzó en 1961 y tuvo ese lamentable saldo de 220 personas que perdieron la vida tratando de saltarlo. El Muro de Berlín tiene una historia que no es dantesca, pero terrible y los líderes “democrático” del mundo celebran esa caída y con ese gesto de celebración, pretenden invisibilizar los otros muros que han construido o han permitido construir y que continúan justificando actuaciones contra los más elementales derechos del hombre.



Esos líderes permanecen indiferentes al muro que Israel construyó en Cisjordania y que ha permitido al Estado de Israel asesinar a 1.420 palestinos de los cuales, 426 son niños. Este muro está igualmente invisibilizado y no produce ninguna preocupación en ese exquisito “gran mundo”, que además de “grande” y “primero”, es (hipócritamente) “amante” de la paz, la solidaridad, la libertad y la vida.



Se celebra la caída del Muro de Berlín con la presencia de Hillary Clinton quien tiene un muro que ha costado la vida a 5.600 mexicanos y no alcanza el tiempo que tuvo el muro de Berlín. En esta “fiesta de la libertad” estuvo Gorbachov que no ha sido capaz de preparar otra “Perestroika” para derrumbar el muro que hace posible que más de mil millones de seres humanos se encuentre desnutrido y sin derecho a una alimentación, mientras el muro en el que se sustenta la economía de la guerra consume miles de millones de dólares diarios. Para finalizar se dirá que a esta “fiesta de la libertad”, faltó Bush y Shimon Peres, Netanyahu. Su ausencia le restó más brillo a esa hipócrita “fiesta de la libertad”

evaristomarcano@cantv.net





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Evaristo Marcano Marín


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