Zamuro (buitre) cuidando carne

Vamos a decirlo en pocas palabras: eso de que el gobierno de Estados Unidos designe a uno de sus funcionarios para la presidencia de la Comisión Interamericana para el Control del Abuso de Drogas, es como lo decimos en Venezuela y demás países de habla hispana, “Zamuro o buitre cuidando carne”.

Como dijo el diputado Carolus Wimmer “la designación es un contrasentido, pues se trata del país con mayor consumo de drogas en el mundo”.

Lo de las transnacionales del poder estadounidenses podrá aparecer como algo nuevo en el negocio de las drogas, pero esa es una vieja herencia de sus hermanos mayores, los ingleses.

La historia está allí y no la podrán tapar, ni a punta de mentiras –que es su estilo preferido- ni de proyectiles.

No es secreto para este mundo lleno de líderes medio enfermos, que fueron los ingleses quienes presionaron a los chinos –y por eso hubo dos guerras- a ser los depositarios y usuarios del contrabando de opio de la India( East India Company), para entonces en manos de los británicos. Después se sumaría Francia al jueguito y después Portugal. Hay que ser honestos, dejar a un lado ese periodismo mentiroso y fariseo y decir las cosas como son.

En China comenzaron a perseguir tanto a los funcionarios como a los comerciantes corruptos, mientras los ingleses se negaban (¿No les parece esto conocido con Irak y Colombia?) que los de origen británico fuesen juzgados por las leyes chinas, dada su crudeza. Y esto lo acaban de reiterar en la reunión de los partidos de izquierda, al destacar que los soldados estadounidenses no pueden ser juzgados en Colombia.

Por allí empezó todo el asunto, porque los comerciantes insistían en seguir sobornando y escudándose en la posición oficial de los británicos de impedir que juzgaran a los suyos en territorio chino. Al final los acontecimientos vendrían concluyendo con unas negociaciones bastardas en las que China cedió Hong Kong a los ingleses y Maicao a Portugal.

Y, en cierto modo, eso es lo que ha estado sucediendo con la participación de de los grupos guerreros estadounidenses en Colombia y Afganistán, países en los que la producción de drogas se ha superelevado. Por esa vieja historia –apenas una- estamos plenamente de acuerdo con el parlamentario venezolano, quien estimó que “…la necesidad de garantizar la producción y el negocio de las drogas está también en el fondo de la instalación de las bases militares estadounidense en territorio colombiano”, como reseñó Aporrea. Hay una herencia cultural que los ingleses le dejaron a sus primohermanos.



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Pedro Estacio


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