La IV flota sigue recorriendo el Océano Atlántico, en los manuales militares África es para el Comando Sur “territorio de guerra”, continúa el bloqueo a Cuba, se dilata el desmantelamiento de la cárcel de Guantánamo, se instalan bases militares en Colombia desde una de las cuales –Palanquero- operarán aviones que sin reabastecerse pueden recorrer mitad del continente americano, el apoyo a los golpistas hondureños, y ahora, el anuncio del envío de 30.000 soldados más a Afganistán.
Estamos señalando acciones concretas del gobierno de Barak Obama.
La política exterior norteamericana ha quedado al descubierto más allá de los flashes, las distinciones y las expectativas que su asunción había generado en el mundo.
De allí la ironía en México de Orhan Pamuk, Premio Nobel de Literatura 2006, cuando afirmó “Barack Obama "es buena persona, pero también es el presidente de Estados Unidos".
Sin entrar en consideraciones dialécticas sobre la bondad, la contundencia de los hechos demarca una estrategia de dominación. De esto se trata, no de anuncios y emprendimientos puntuales para cada situación conflictiva del planeta. La política imperial no se ha modificado en su esencia y los métodos buscan parecerse cada vez más a los de su predecesor George Bush.
El derrocamiento de Manuel Zelaya, donde se entrecruzaron el Parlamento, la Corte Suprema , los militares, los grandes medios o cadenas informativas y el gran capital privado, merece una consideración en particular, a la luz de situaciones vividas en el año 2008 y en el actual, especialmente en Bolivia, Paraguay, Venezuela y Argentina.
La teoría de los golpes suaves diseñada a principios de los años 80 que se implementó en las naciones emergentes de la ex URSS, encontraron su campo de experimentación en nuestro continente, con los estudiantes venezolanos, los separatistas santacruseños o los representantes del “campo” en nuestro país. Se intentó y materializó un nuevo sujeto social que se oponía a la soberbia, el autoritarismo, y el abuso de poder de los gobernantes de turno. El rol de los medios masivos potenció no sólo a esas realidades sectoriales, sino a la conflictividad al interior de la sociedad.
La aparición en Honduras de una resistencia, expresada fundamentalmente en las organizaciones sociales con un histórico desarrollo y trabajo de masas, devino en la clausura de radios, la persecución de dirigentes y la represión feroz en muchos casos- de las manifestaciones populares. Es decir, cuando los conflictos se profundizaron, lo sectores de poder no dudaron en volver a utilizar la vieja metodología de los años 50,60 y 70.
Esto fue posible por el margen de maniobra que significó la política de Obama, en tanto dilató la resolución de la crisis con sucesivas reuniones, la misión de
Óscar Arias, y finalmente, la apoyatura a la firma de un acuerdo que implicaba la restitución del presidente depuesto y que por supuesto, los primeros en no cumplirlo, fueron los golpistas.
El reconocimiento inmediato a las elecciones del domingo pasado, demuestran que el plan fue concebido y puesto en práctica, no sólo con el visto bueno del Departamento de Estado, sino que su accionar fue inherente al mismo.
Esto es lo que podemos esperar, de ahora en más, para las demás naciones de América Latina.
Frente a esto, adquiere una dimensión mayor el esfuerzo y las concreciones de un grupo de gobiernos y pueblos por construir un diálogo sur-sur, por fortalecer el Mercosur y la UNASUR , por gestar herramientas de integración económica, social y de infraestructura, por no convalidar esta política de hechos consumados, de planes de guerra, que ya ha comenzado a aplicar la administración del reciente Premio Nobel de la Paz.
(*) Dirigente Nacional del Frente Transversal de Argentina.