Militarismo vs ecología

El síndrome “Copenhague “ y la pelicula “Avatar “

Las atenciones del mundo sensible estaban dirigidas a la esperanzada reunión promocionada por las NNUU sobre el tema climático y las variables congénitas a las variaciones del clima y sus efectos sobre la Naturaleza que, evidentemente, se han venido desarrollando gracias al modelo consumista occidental que está inmerso en las estructuras del sistema capitalista, prácticamente, desde la Revolución Industrial; es decir, el tema ecológico no es un tema ni reciente ni ajeno a las sensibilidades de los revolucionarios, intelectuales, políticos, el ser social en general que a lo largo de los tiempos han expresado sus inquietudes. Después de Kyoto, cuyos acuerdos siempre fueron rechazados por el señor George W Bush por afectar los intereses de la economía estadounidense, es decir, el capitalismo globalizado neoliberal impuesto y controlado por el Poder (Müller Rojas dixit) por razones nunca claramente expresadas por el mencionado representante del Poder referido, los pueblos y sus gobiernos, bueno, casi todos los gobiernos imperantes en el globo terráqueo, pusieron todas sus esperanzas en las discusiones y propuestas que se venían discutiendo para la referida reunión en la capital de Dinamarca. Varias posiciones y propuestas previas y durante las reuniones de las delegaciones previas a las presencias de los jefes de Estado y Gobierno en aquel país de testa coronada y tradición imperialista durante el siglo XIX. Los afectados, es decir, los pueblos de las naciones, independientemente de sus gobiernos, esperaban que le “diéramos un cariñito” a esta única nave espacial donde habitamos. Era evidente el movimiento mundial de los pueblos a todos los niveles de sus clases sociales, adultos, jóvenes e infantes, estimulados por los miembros de las sociedades sensibilizadas que ponían sus esperanzas en la supuesta responsabilidad de los responsables, gobiernos y empresarios, de que seguiríamos disfrutando de esos escenarios de los “hielos eternos” y de las “playas tropicales” de islas caribeñas y del Pacífico. Ponían sus esperanzas los habitantes de Bangladesh que año tras año sufrían las consecuencias de los “pecados de los destructores” de la Naturaleza. Ponían sus esperanzas los pueblos autóctonos de las regiones americanas que, teológicamente, manifiestan, cotidianamente, sus respetos por la Tierra. Ponían sus esperanzas los que diariamente sufren por la falta de las lluvias, de las aguas, de la electricidad, de la vida.

Frente a ese mundo imaginario, de esperanza, de sufrimiento, de rabias contenidas, de lucha cotidiana, de pueblos burlados, estaban las realidades de los significados del sistema capitalista. Como lo dijo el Comandante Chávez Frías cuando en tono de ironía se hizo y propuso la pregunta sobre si los responsables de tan tamaño problema y desastre ecológico pensaban que se podrían trasladar a vivir a cualquiera de los planetas de la Vía Láctea y/o, quizás, alguna otra galaxia del Universo. En ese orden, el escenario se fue, paulatinamente, aclarando en las realidades del permanente asesinato de la Naturaleza. Por un lado, el conjunto que contenía las objetivas realidades del desarrollo del sistema capitalista en cualesquiera sean sus etapas, pasadas, presentes y futuras. Dentro de este conjunto que contiene, evidentemente, “seres sociales” con diferentes niveles de responsabilidades, está presente e impuesta la “matriz de opinión” del “sacrificio del Otro”. Por otro lado, estaría el conjunto del “ciudadano común y con conciencia” de la crisis ecológica que se viene desarrollando gracias, en última instancia, por el “consumismo consolidado”. Este grupo variopinto lo componen sociedades de todos los países independientemente de sus lugares de origen, de sus clases sociales, de sus religiones y creencias, son, podríamos calificarlos como “ciudadanos del mundo sensibilizado”. Otro grupo serían aquellos que “pusieron el dedo en la llaga”. Aquellos que son responsables de los cambios estructurales que se vienen proponiendo y ejecutando en países del llamado “Tercer Mundo” (sic) precisando que es el “sistema capitalista” el origen y la causa de la crisis ecológica que ya está afectando a todos los países y sus pueblos del mundo tal y como lo precisa Greenpeace: “…By offering no movement on US global warming pollution cuts he showed his disregard for the science and the victims of climate change in the United States and abroad. He now risks being branded as the man who killed Copenhagen…his vision of a deal here would give us a three degree Celcius temperature rise which will devastate Africa and the small island states…” (“…al no ofrecer ninguna propuesta [Barack Obma] con relación a la reducción a la contaminación y al calentamiento global está mostrando su indiferencia a la ciencia y a las víctimas de los cambios climáticos en los Estados Unidos [de América] y [en el resto de las] naciones. Se está arriesgando a que lo etiqueten como la persona que “mató” [comillas nuestras] Copenague…su visón actual en la conferencia nos otorgará un aumento de tres (3) grado Celsius en la temperatura que traerá el caos a África y a las naciones de pequeñas islas…) No lo dijo Chávez Frías, no lo expresó Evo Morales, no lo escribió el Comandante Fidel “El Caballo”. Pero ¿Qué significará esa inquietud expresada por el movimiento mundial del Greenpeace?

La pregunta o las preguntas que nos deberíamos hacer serían ¿Por qué esa saña contra la Naturaleza de la nación considerada como la nación que representa en su máxima esencial imperialista, capitalista, de la globalización, de las propuestas neoliberales, de esa propuesta de querer comprar conciencias con la propuesta de “poner en la mesa” la suma de US$100 millardos de dólares devaluados americanos? ¿Será que el protestantismo no conoce aquella propuesta de la “Ética protestante” de orígenes británicos? ¿Cuál es la declaración preocupante del Vaticano?

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Miguel Ángel del Pozo


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