Es muy fácil para un hombre que tiene todo lo que desee materialmente solamente dando una orden, decir barbaridades como lo hace el recién electo presidente chileno, Este millonario burgués con aspecto de Nazi acomplejado, dice que en Cuba no hay democracia y que él va hacer que la carta democrática se ponga en ejecútese. Llega como todo burgués atolondrado a querer elevar admiración diciendo estupideces. Ya conocíamos su casta. Chileno con sabor a vieja Europa. Chileno sureño, chileno que no se parece a los demás iintegrantes de esta geografía hecha a la medida para gente con otras facciones, como los Mapuches, ¿será Piñera un hijo de la violación Europea a América? s; sí lo es, ¿con cuál herramienta cuenta este siniestro personaje del dólar y el euro para llegar a decir que en Cuba no hay democracia? ¿Qué es democracia? ¿Dinero para enanizar a los demás? ¿Para comprar conciencia y almas? ¿Placeres?..
Mientras en Cuba, la que carece de democracia, según Piñera, se acaba de conseguir el remedio contra el Parkinson, en el Chile burgués, oloroso a corte, a culillúos,se abre el prólogo al nuevo pinochetismo, Qué lástima que esa fue la tierra de Neruda, de Jara , de Allende. Hombres que vieron la luz en el lugar menos afortunado para la lucha en pro de la libertad y el amor social. ¿Qué ha sido Chile en la historia más allá de haberle dado al mundo dos premios Nóbeles? Mientras en la Cuba revolucionaria, en la que no hay desplantes pro facistas, donde no se imita a Mussolini, donde los militares no andan como Goeebeles, planificando mentiras para engañar al pueblo, ni levantan sus manos almirabaradas de sumisión, se lucha por hacer de los pueblos del mundo, otros hermanos, mediante ayuda humanitaria, ¿cuántos chilenos están en este momento en Haití ayudando ? ¿Cuántos médicos chilenos son capaces de vivir en remotas aldeas fuera de su tierra natal para dar una mano a los menos favorecidos?
No estamos en una era para necedades. Piñera el millonario comienza dar bandazos. Su aire burgués es igualito a sus demás hermanos oligarcas de Latinoamérica. Quienes lo eligieron, son los mismos que dejaron a Allende en La moneda aguantado los proyectiles de los acomplejados chilenos fascistas. Los mismos que no fueron capaz de sentir valor para ir en contra de la desigualdad bélica que se le hizo a Salvador Allende, allá en ese lugar donde la música del réquien sonó a heroicidad, a valor, a hombría, porque sin caer en machismo necio, el hombre es el Alfa y el Omega de la vida: o destruye o construye. Pero la cobardía es genética. Ningún cabrón, ningún chulo, ningún mediocre sabe darle real valor a lo visible.
Piñera abre el prólogo a la sumisión imperial. Se le nota en el rostro y en la voz. No me equivoqué. modestia aparte, cuando pensé que a Chile no llegará jamás la luz que ilumina a otros pueblos, porque ese mismo pueblo no fue capaz de defender lo que le ofreció Allende. Estoicamente esperaron la muerte de Pinochet y éste se fue con su camisita de angelto celestial a la corte de un Dios que lo esperó para uncirlo con el néctar de las flores, de lo cual hablan los estúpidos. Ese pueblo chileno incapaz de mirar con amor la diferencia que existe entre el bien y el mal, nunca estará presto a alcanzar lberarse de ese dominio que le prometieron los gringos Europeos: ser o no ser. Que fácil es decir barbnaridades sin haber pasado jamás por el dolor de un día sin pan.
Piñera y su corte de ridículas ancianas , de frágiles efebos sopranos, de fascistas marchando al compás de la música de Shubert, cagándose en Las Alamedas de Allende, luciendo gigantescos lentes, están de nuevo en el poder; no lleqaron de Brandenburgo, siempre han estado en Chile. El Chile que soño en señor de Islas Negras,"puedo escribir los versos más tristes esta noche" (Con su permiso yo agregaría: Chile...) es una utopía: quienes han sido eternamente sirvientes se acostumbraron a eso. A la señora Bachellete, la historia le dice adiós; pasó con pena y sin glorias. Su pana, su amigo, su hermano oligarca está de presidente. Nada ha de sorprendernos de un pueblo que duerme en Chile pero sueña con Europa, de un pueblo que ama su oligarquía per se.
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