La Organización de Estados Americanos se está encargando ella misma de labrarle el RIP a su propia lápida. El informe dado a conocer este miércoles sobre la "Democracia y los Derechos Humanos en Venezuela", no pudo ser más descarado. Sobre la base de chismes y con la argumentación exclusiva de uno solo de los dos sectores de la diatriba política, la Corte Interamericana de los Derechos Humanos emitió un veredicto contra el país, que obviamente está dirigido a alimentar, con nueva carroña, la campaña mediática internacional contra nuestro país.
Lo que acaba de hacer la OEA es lo mismo que si alguien acusa a otro ante un juez y éste dicta un veredicto sin siquiera escuchar al afectado. Esta tramoya no tiene sino un solo objetivo: continuar en la siembra de la percepción de que la nuestra es una nación donde no se respetan las libertades. De allí a decir que amparamos terroristas, que le pasamos uranio por debajo del mar a Irán para que termine de armar su bomba atómica; afirmar que aquí se tortura y se violan los derechos fundamentales de la gente, no hay mucha distancia.
De pura candidez, uno cree que el sentido común es universal y que bodrios como éste son poco creíbles. Pero resulta que los norteamericanos convencieron a su propia gente de que pequeños países como República Dominicana, Panamá, Nicaragua, Haití, Granada, por citar sólo algunos, representaban una amenaza para su gran nación y los invadieron, no una sino unas cuantas veces a lo largo del siglo pasado. Otros, como Bolivia, México, Chile, El Salvador o Guatemala, fueron descaradamente intervenidos en sus asuntos internos y provocaron en ellos toda suerte de atropellos a sus soberanías.
En ninguno de esos casos la OEA produjo informes contundentes que denunciaran tales violaciones y que pusieran en evidencia que, como ya lo anunciara Teodoro Roosevelt en 1905, Estados Unidos se había convertido en "el gendarme del Caribe". De manera que el informe objeto de este artículo no es nada casual. A Sadam Hussein lo ahorcaron, a su país lo destruyeron; allá asesinaron a cientos de miles de personas y hasta ahora no ha habido organismo internacional que condene la atrocidad.
Esta misma semana fue detenido en Medellín un primo hermano del "varón" Uribe, acusado de los ya conocidos nexos con el paramilitarismo criminal que hace vida en Colombia. Pero los Estados Unidos han "invertido" más de mil millones de dólares en el plan de "ayuda masiva" que han puesto en práctica en el vecino país, a cambio de lo cual cuentan ahora con privilegiados puestos de observación, espionaje y conspiración en el mismísimo suelo suramericano.
Si el Presidente de ese país figuraba antes en la lista negra de la DEA, como narcotraficante, ya es harina de otro costal. Ahora es un fiel aliado y eficiente servidor, como un día lo fueron el mismo Hussein, Bin Laden y hasta Noriega, a quien tienen como huésped forzado en una de sus cárceles.
Por detallitos como estos es que cobra mayor vigencia e importancia la Cumbre de la Unidad celebrada recientemente en México, en la que los 33 países latinoamericanos y caribeños le pusieron la primera piedrita, a lo que algún día debe ser el organismo que integre a la región, sin la ominosa presencia del policía universal que atropella, con su descarada intromisión, la verdadera libertad de nuestros pueblos. Esperemos que de aquí a allá logremos sobrevivir al vendaval.
Mlinar2004@yahoo.es