El primer intento de definición del término “Terrorismo” se produjo en 1937, aún en tiempos de la actual moribunda Sociedad de Naciones:
“Cualquier acto criminal
dirigido contra un estado y encaminado a o calculado para crear un
estado
de terror en las mentes de personas particulares, de un grupo de
personas
o del público en general”.
Generalizando; El Terrorismo
se puede definir como una sucesión de acciones violentas, ejecutadas
para infundir terror. Sin embargo, este término es usado por unos y
por otros, como excusa para la descalificación y ejecución por herejía
en las hogueras modernas del capitalismo.
El entonces presidente Bush,
en el discurso de la unión en el año 2002 utilizaba la expresión:
“Eje del mal”. Esto lo hacia para referirse a países que según
su criterio imperial, apoyaban al “terrorismo”. Recordemos que en
algunas ocasiones el nombre de Venezuela también apareció en la famosa
lista del “eje del mal” que entre otros países se encontraban también:
Cuba, Bolivia, Irán y por supuesto la después invadida Irak.
El termino “terrorista”
cobra verdadera legitimidad entre la sumisa comunidad internacional,
después de los teatrales sucesos del 11 de Septiembre y el desplome
de las torres gemelas. El mundo miro con estupor las imágenes (por
supuesto que en vivo y directo cual reality show) de como uno de los
símbolos de la modernidad estadounidense se venia abajo; esto
supuestamente
por culpa de “terroristas” que salían de las cuevas para atentar
contra la libertad del “American Way Live”.
El discurso de Bush hijo,
después
del 11 de septiembre, determina la política hegemónica del imperialismo
estadounidense; el dedo acusador del imperio iba acompañado de la mayor
fuerza militar conocida en toda la historia de la humanidad.
Bush evidenciaba lo que iba a ser uno de los gobiernos más guerreristas de toda la historia:
“...este será otro tipo
de conflicto... contra otro tipo de enemigo... es un conflicto sin
campos
de batalla... un conflicto con adversarios que se creen invisibles... pero se equivocan... van a ser
descubiertos...
y aprenderán lo que otros aprendieron en el pasado:... los que hacen
la guerra contra los Estados Unidos han escogido su propia destrucción”.
La definición de terrorismo
utilizada por el Departamento de Estado, que se asume legitima para
la comunidad internacional, permite determinar como terrorista cualquier
acto que viole la ley de cualquier estado de los Estados Unidos de
América,
incluso, por ejemplo, el no respetar las luces del semáforo. Véase
la Ley Patriota que viola todos los derechos a la intimidad y la
libertad
de expresión de los ciudadanos estadounidenses.
Esto desata entonces una nueva
inquisición moderna que acusa a diestra y siniestra a todo aquel que
no se arrodille ante los designios del imperialismo norteamericano.
Incluso las “Madres
de Plaza de Mayo y Abuelas de Plaza
de Mayo”, organización
argentina de búsqueda
de desaparecidos por las dictaduras militares, también fueron
consideradas
como “organizaciones terroristas”.
No nos extrañan las acusaciones de algunos sectores de la comunidad internacional, que han desatado una campaña en contra de Venezuela para intentar deslegitimarla.
Los medios de comunicación
de la burguesía internacional, escupen una cantidad de argumentos que
pretenden criminalizar a Venezuela y a sus aliados; pero nosotros
sabemos
que la verdadera intención del aceleramiento de estos ataques, se debe
al proyecto de integración que se materializa en América Latina y
el caribe.
Nosotros sabemos quienes son
los verdaderos terroristas; quienes son los que asesinan niños y los
llaman “daños colaterales”. Los que hacen bombas inteligentes que
destruyen hospitales y escuelas, sabemos quienes son los que invaden
pueblos indefensos matando millones de personas en busca de recursos
naturales.
El verdadero terrorismo, que es el imperialismo como fase superior del capitalismo; se viste de cordero pero se le ve la cola y los cachos.
adaleduardo@hotmail.com