Las declaraciones emitidas por el “Alto Comisionado para la Paz”, Frank Pearl, el día que fueron recibidos los restos del capitán Julián Ernesto Guevara, demuestran la incapacidad del gobierno colombiano para tratar el tema del Intercambio Humanitario. Con sus penosas declaraciones, prepotentes y arrogantes, deja en claro la posición intransigente que seguirá teniendo el gobierno de Álvaro Uribe Vélez.
El título de “Alto Comisionado para la Paz” simplemente es un chiste de mal gusto. Frank Pearl no es más que una extensión uribista dentro de todo este escenario.
Señalar a los prisioneros de guerra como “secuestrados” es realmente poco serio e intenta darle una mirada y una connotación grosera con su labia meramente propagandística.
¿Desde cuando a los prisioneros de guerra hay que llamárseles “secuestrados”? A muchos de nosotros nos gustaría que ese señor pudiera definir lo que es un prisionero de guerra y lo que es un secuestrado.
Al definir a los prisioneros de guerra como “secuestrados” simplemente se está haciendo uso de la propaganda del Estado colombiano. Si de esa manera nos queremos sentar en la mesa a poder lograr un “Acuerdo Humanitario” esa no es la manera.
Claramente debe haber aquí un cambio de lenguaje de parte de la principal parte involucrada (el gobierno y el Estado colombiano), de las estructuras de influencia (prensa, iglesia, etc) y de los familiares de los prisioneros de guerra. Si no cambiamos el tipo de lenguaje entonces no se habrá de llegar a buen puerto y seguiremos estando lejos de alcanzar cualquier acuerdo.
Muchos sabemos lo que significa el acto mismo del secuestro. Nuestras sociedades saben bien el significado cuando se refiere al secuestro, un acto calificado como “delictivo”. Pero sucede que en Colombia existe un conflicto armado de más de medio siglo, una guerra que el Estado colombiano intenta por todos los medios ocultar y que no habrá de acabar por un simple Intercambio Humanitario; y, por otro lado, existe un Estado que intenta transmutar conceptos para usos meramente propagandísticos.
Para el Estado colombiano no existe una guerra ni existen guerrillas, existe “Terrorismo” y existen “Terroristas”.
Los prisioneros de guerra tampoco existen, se habla de “secuestrados”.
¿Con un lenguaje de esa calaña, se podría avanzar en algo?
Para el gobierno colombiano todo se traduce a propaganda, no existe una sincera voluntad política para dar pasos de entendimiento entre las partes. Su proceder sólo ha sido únicamente el de acabar con el contrincante. ¿Cuál habrá de ser la nueva jugada sucia del Estado colombiano para no llegar a algún acuerdo con las FARC-EP?
Ya que no les resultaron las acusaciones de “violar el protocolo”, ¿se estaría fraguando señalar que los restos de Julián Ernesto Guevara no corresponderían a los restos entregados por las FARC-EP?
Frank Pearl pareciera vivir en el “país de las mil maravillas”. El concepto inadecuado que tiene del “secuestro” lo tiene bien detallado y estudiado: “El Secuestro pretende destruir a las personas, dividir a las familias y fragmentar a la sociedad. Los secuestradores quieren destruir a los secuestrados. Les arrebatan su libertad y su dignidad. En medio de su cobardía, el secuestro agrede, el secuestro humilla, el secuestro viola la intimidad. Y los secuestradores pretenden matar en vida a los secuestrados y sus familias. El secuestro no tiene absolutamente ninguna justificación. Y por eso debemos acabarlo.”
Al omitirse la definición de prisioneros de guerra sencillamente se está desconociendo la existencia de una guerra.
Pretender instalar, además, al “Secuestro” como la “tormenta de los mil demonios” también es desconocer la existencia del Terrorismo de Estado existente en Colombia. Pero para este “respetable” “Alto Comisionado para la Paz”, Frank Pearl, pareciera ser que el Terrorismo de Estado es una obra ficticia de “gente mal intencionada”. Ya nos gustaría a muchos que este señor definiera con el mismo ímpetu el Terrorismo de Estado que existe en Colombia como sí lo hace con el concepto inadecuado que tiene por “secuestro”.
¿Este “Alto Comisionado para la Paz” está conciente de los fuertes vínculos del paramilitarismo con las estructuras del Estado colombiano? ¿Está conciente de los aproximadamente 8,000 presos políticos en las cárceles colombianas? ¿Está conciente de los asesinatos, violaciones, desplazamientos, torturas, desaparecidos, masacres, humillaciones, amenazas, etc., contra el pueblo colombiano que ha venido cometiendo el Estado colombiano junto con la extensión encubierta del paramilitarismo desde hace ya años? ¿Está conciente de la enorme impunidad existente en Colombia? Y así y todo el señor es un “Alto Comisionado para la Paz”.
Frases como: “El secuestro no tiene absolutamente ninguna justificación. Y por eso debemos acabarlo.” ó “Tenemos que fijarnos el propósito de acabar con el secuestro en Colombia. El Gobierno del presidente Uribe ha sido clave en este avance. En estos últimos siete años hemos acabado el 90% del secuestro en Colombia.”, sólo indican una cosa de la boca de un “Alto Comisionado para la Paz”: significa más guerra contra el sufrido pueblo colombiano. Significa que el Intercambio Humanitario difícilmente podrá llevarse acabo. Significa la casi nula voluntad política para tratar temas como el Intercambio Humanitario.
Las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia – Ejercito del Pueblo (FARC-EP) ya han cumplido con su palabra, empeñada a principios del 2009, con la entrega de los prisioneros de guerra el soldado profesional Josué Daniel Calvo y el cabo Pablo Emilio Moncayo, además de la entrega de los restos del capitán Julián Ernesto Guevara. Ahora corresponde avanzar para que el Intercambio Humanitario se haga realidad. Existe la voluntad política departe de las FARC-EP. Ahora falta que se concretice con hechos la voluntad política por parte del gobierno colombiano para que se pueda concretar el Intercambio Humanitario.
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