El primer sostén de la revolución son los trabajadores y particularmente la clase obrera.
Cada vez que oigo a alguien hablar de “los trabajadores informales”, yo me pongo fastidioso y le pregunto ¿Es que acaso ese trabajo al que te refieres no tiene forma?
¿Cómo tú le puedes decir informal a una cuestión que tiene forma?
¡Ah, que la referida “X” forma de trabajar no sea la convencional respecto al poder económico tradicional, eso es otra cosa pero, hay que ver lo que se jode un trabajador “Y” trabajando en “X” vaina pero, no obstante, se le ofende con eso de que su esfuerzo no tiene forma!
¡Vaya falta de respeto!
Que éstos anden muchas veces desorganizados y contravengan lo que la inmensa mayoría prefiere, es otra cosa, otro tema.
Sí entrompamos hacia un Estado Socialista, nada más importante que derogar lo que culturalmente nos ata a las caducas relaciones de trabajo; la historia va tumbando conceptos y creando otros nuevos, así que he ahí la oportunidad de dar un importante paso de avance, el considerar la revisión del lenguaje en la nueva Ley del Trabajo que será decretada el próximo 1º de Mayo.
La claridad de la Ley del Trabajo será un factor fundamental para que los trabajadores se organicen mejor y empujen hacia el bienestar de todos, que no es otra cosa que el desarrollo de la patria.
Yo quiero que Chávez haga una buena revisión de esa bicha antes de estamparle la “raboecochino” con su mano ZKonducta y elimine de esa importante ley, toda expresión que conduzca a la ambigüedad porque de ahí a los malos entendidos, apenas hay medio pasito.
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