Un año después...¿Qué ocurre en Invepal?

La revocación de la directiva por los trabajadores no es un problema sino un primer paso hacia la solución de un problema

Hace más de un año que la empresa Venepal fue expropiada por el presidente Chávez tras varios meses de ocupación de la empresa y una lucha ejemplar por parte de los trabajadores contra el intento del empresario de cerrarla. Nacía la Industria Venezolana Endógena de Papel (Invepal). Invepal quedará para siempre, junto a Inveval (antes Constructora Nacional de Válvulas) como un símbolo del proceso revolucionario venezolano. El propio Presidente Chávez, en el Aló Presidente realizado desde la empresa, presentó Invepal como el primer paso hacia un nuevo modelo de relaciones productivas. Como él mismo dijo: “amarro mi destino al de estos trabajadores”.

Aquella lucha contó con el apoyo de muchos colectivos pero el primero en darla a conocer nacional e internacionalmente y el que estuvo más vinculado a ella fuimos –como nos han manifestado muchas veces los propios trabajadores de la empresa- la CMR. Además de publicar constantemente reportes sobre la lucha, editamos varios volantes con nuestras propuestas para extender y organizar la solidaridad activa con la misma, convertimos nuestro periódico El Topo Obrero en vocero de la lucha durante aquellos duros meses y fuimos invitados a participar regularmente en las asambleas de trabajadores para dar nuestros aportes. Además, la campaña internacional de solidaridad organizada por la Corriente Marxista internacional en la que estamos integrados y por “Manos Fuera de Venezuela” popularizó la lucha entre activistas sindicales de todo el mundo.

La revocación no es un problema sino una solución

Esta vinculación tan estrecha hace que ahora que los camaradas trabajadores de Invepal han decidido revocar a la Junta Directiva de la cooperativa COVIMPA y a dos de sus tres representantes en la directiva de la empresa (incluido el Presidente de la misma , Edgar Peña, elegido por ellos mismos hace un año) y están luchando porque esta decisión de la asamblea sea reconocida por los Ministerios implicados, consideremos más necesario si cabe manifestar nuestro apoyo a su decisión y presentar toda una serie de propuestas que hagan avanzar este nuevo modelo en el sentido propuesto por el Presidente Chávez: la gestión de las empresas por los trabajadores rumbo al socialismo.

El que los mismos trabajadores que eligieron al presidente de la empresa decidan, ante una gestión que consideran contraria a lo que esperaban cuando le designaron, sustituirle no es ningún problema sino una solución al problema y la evidencia de que el modelo funciona. Si en el Central Azucarero Ezequiel Zamora hubiese habido posibilidad de revocar ala directiva ante la primera duda, acerca no ya de que había corrupción sino de que no se estuviese gestionando la misma de un modo revolucionario, se habrían evitado muchas de las cosas que ahora se han destapado.

La afirmación realizada por el Ministro Elías Jaua en la reunión con los trabajadores cuando respondió a la evidencia de que era una inmensa mayoría, más del 80%, la que quería revocar a Edgar Peña diciendo que “las mayorías se equivocaron cuando mataron a Cristo” no es un argumento aceptable en un debate entre revolucionarios que apoyamos el proceso bolivariano.

El respeto por las decisiones de las asambleas populares y de trabajadores es una de las banderas que ha levantado la revolución bolivariana. El propio Presidente Chávez, como antes decíamos, presentó un modelo basado en la asamblea de trabajadores como máximo órgano de decisión dentro de la empresa. Entonces el Presidente de la República insistió frente a los distintos funcionarios ministeriales en que el Presidente de Invepal debería ser elegido por los trabajadores. “A Edgar Peña (dirigente del sindicato elegido por los trabajadores en Asamblea) no lo nombro yo, lo nombran los trabajadores”, dijo. La entonces Ministra de Trabajo (hoy del MILCO) María Cristina Iglesias también fue muy clara. Definió el nuevo modelo que se quería como de co-participación entre el estado y los trabajadores en la gestión de las empresas y dijo que “la Asamblea de trabajadores será la máxima instancia de decisión”.

Lo que los trabajadores de Invepal están demandando hoy a los Ministerios no es otra cosa que la aplicación de ese modelo presentado por el Presidente Chávez y que se respete la voluntad de la asamblea de trabajadores. Es un deber de todos los que apoyamos este proceso revolucionario defender que esta primera cuestión básica, la democracia participativa y protagónica que los trabajadores intentan hacer realidad en su empresa, sea respetada.

Por otra parte, el argumento de que las mayorías se equivocan es bastante peligroso. No en vano ha sido utilizado a menudo por los medios de comunicación y los voceros del imperialismo con el fin de intentar cuestionar la legitimidad del propio gobierno revolucionario venezolano.

En nuestra opinión la reducida minoría de trabajadores de Invepal que votó contra la revocación debería rechazar cualquier intento de alterar la voluntad democrática de la asamblea de trabajadores de Invepal en su favor por parted e cualquier funcionario del estado, si el mismo se produce. El único modo de que la clase obrera pueda mantener su unidad es mediante el ejercicio cotidiano y el respeto absoluto por la democracia de los trabajadores. Cuando ha habido un debate acerca de la gestión de la empresa en la que cada trabajador ha podido defender sus opiniones libremente, hay una experiencia prolongada a lo largo de varios meses para valorar la gestión de la directiva y la asamblea de todos los trabajadores que integran la cooperativa toma una decisión por una mayoría del 80% esta decisión debe ser acatada por todos los que participaron en la asamblea y defender como una piña ante el ministerio que sea ejecutada. Si hoy se cuestiona el derecho de los trabajadores a decidir sobre quien preside la empresa mañana estará cuestionado el derecho a decidir sobre cualquier otra cuestión: los estatutos de la empresa y cualquier aspecto relativo a la gestión y funcionamiento de la misma.

Readmisión de despedidos y que todos los trabajadores sean iguales

Planteado este primer punto, consideramos imprescindible así mismo que los trabajadores de la planta de producción de cuadernos de Invepal situada en Maracay (Edo. Aragua) que fueron primero contratados en condiciones injustas y luego despedidos deben ser reintegrados a sus puestos de trabajo. Esto se debe hacer sin que suponga ninguna desmejora para los trabajadores cooperativistas ya que ellos no fueron responsables de la decisión. Los trabajadores despedidos son, además, en su mayor parte ex trabajadores de Venepal que también sufrieron todo el saboteo económico del patrón y cuya experiencia y conocimientos pueden contribuir enormemente a la mejora de la productividad de la empresa.

La vuelta al trabajo de estos compatriotas debe ser sólo el primer paso. Una causa fundamental de que se haya podido dar una situación tan grave como la que se ha vivido en Invepal es que al adoptarse la forma de una empresa participada accionarialmente por el gobierno y una cooperativa de trabajadores, y plantear que esta contrate directamente a otros trabajadores, se crean las bases para una división entre los trabajadores.

Si ,además, la empresa debe competir en un mercado que sigue siendo capitalista con otras empresas y con transnacionales esto llevará a enfrentamientos entre los trabajadores y hace que entre una capa de los trabajadores que gestionan la empresa pueda desarrollar una mentalidad empresarial que anteponga la cuenta de resultados y la necesidad de producir y competir a toda costa al carácter social y revolucionario que debe definir el proyecto de Invepal. Demostrando su conciencia de clase y sano instinto revolucionario, los propios trabajadores de Invepal son precisamente los que,ante los primeros síntomas de alarma, han actuado e intentado corregir el rumbo de la nave.

Cualquier intento de enfrentar a los trabajadores entre sí por motivos salariales, ofreciendo contratos diferentes a unos y otros, sería un crimen. Es fundamental plantear al estado que los nuevos trabajadores deben ser incorporados a la empresa en las mismas condiciones que los trabajadores que defendieron esta y la salvaron del cierre. . Esto no puede hacerse sobre la base de desmejorar a ningún trabajador. Si la situación financiera actual de la cooperativa y la empresa no lo permiten el estado debe asumir esa responsabilidad. Una inversión superior a la pautada inicialmente de 13 millardos, que muchos conocedores de la empresa consideran insuficiente para explotar plenamente todas las posibilidades que Invepal ofrece, permitiría ampliar la plantilla incorporando a los nuevos trabajadores e incluso mejorar las condiciones tanto de los cooperativistas como de los que hasta ahora han trabajado como contratados.

Por la gestión obrera de las empresas nacionalizadas y la extensión d elas expropiaciones

Paralelamente al debate sobre Invepal hay que abrir el debate sobre todas las empresas en cogestión. Resulta necesario responder a algunos de los peligrosos argumentos esgrimidos por los compatriotas bolivarianos que desde distintas posiciones de poder cuestionan el derecho de los trabajadores de las empresas expropiadas a gestionar las mismas. Uno de los argumentos más socorridos es el de que como el estado tiene el 51% de las acciones y la cooperativa constituida por los trabajadores sólo el 49% el estado debe tener tres representantes y los trabajadores solamente dos. Algunos incluso plantean que el estado debe decidir y la asamblea de trabajadores ser meramente consultiva.

Esta filosofía contraviene directamente el modelo presentado por el Presidente hace un año y que despertó el entusiasmo generalizado de los trabajadores, no sólo de las empresas en cogestión revolucionaria sino del movimiento obrero de todo el país. Además, hay que decir que –independientemente de cuales sean sus intenciones- los compatriotas que defienden este planteamiento, conscientemente o no, están expresando la ideología capitalista con la que nos han alienado durante décadas y no precisamente una ideología revolucionaria acorde con el nuevo modelo de sociedad que queremos crear.

Para empezar esa división accionarial y esos criterios de representación en la Directiva son mecanismos legales de procedencia burguesa que se han utilizado a veces para intentar que en empresas cuyo accionariado se repartía entre el estado capitalista y un empresario privado éste no pudiera mover su capital libremente a otro lugar en cualquier momento, llevar la empresa a la quiebra para vender su parte u otras marramucias a las que nos tienen acostumbrados los empresarios privados.

Como resulta obvio, no tiene sentido alguno aplicar esta filosofía a unos trabajadores que son precisamente quienes han salvado y defendido las empresas y que no tienen ningún interés ni obtendrían ningún beneficio vendiendo sus acciones ni piensan fugarse con ellas a ningún lugar. El único sentido que tienen estos planteamientos que cerecenan el poder de decisión de los trabajadores es el de evitar que la idea de que los trabajadores pueden gestionar las empresas se abra paso en la conciencia de las masas. Porque, si los trabajadores pueden gestionar -con asesoramiento y una participación minoritaria del estado-Invepal o Inveval porque no pueden gestionar también del mismo modo las empresas y servicios públicos. Más aún: ¿Porqué no podemos gestionar el conjunto de la economía y el estado?

De hecho, el presidente Chávez ha planteado como uno de los objetivos para este año la creación de un nuevo estado y la transformación del modelo económico. En ese sentido se podrían formular varias preguntas: ¿Porqué los representantes del estado en las empresas en cogestión revolucionaria tiene que nombrarlos a dedo un Ministro y aparecer como una parte enfrentada a la de los trabajadores? ¿Acaso el nuevo estado revolucionario que debemos crear no debe basarse en los trabajadores y los sectores populares? ¿Porqué los representantes del estado no pueden ser elegidos y revocables , por ejemplo, por un Consejo nacional de Empresas Gestionadas por los trabajadores conformado a su vez por delegados elegibles y revocables por todas las empresa cogestionadas y en el que también participen las comunidades a través de los consejos comunales, asambleas populares, UBEs, etc?

En nuestra opinión, y tal y como defendimos ya durante la lucha de Venepal y CNV, la alternativa que mejor garantiza el avance hacia un nuevo modelo de relaciones productivas rumbo al socialismo y permite combatir cualquier riesgo de que la ideología burguesa y la competencia propia del mercado desvirtúen el modelo es que las acciones de las empresas sean del estado (es decir que sean estatizadas) pero la gestión de las mismas esté en manos de los trabajadores.

Además, es necesario que el modelo basado en la gestión e las empresas por los trabajadores y el control obrero se extienda a otras muchas empresas . Es imprescindible nacionalizar Sel-Fex, Invetex, Gotcha y todas las demás empresas en crisis. Pero el nuevo modelo que defendemos no sólo debe aplicarse a empresas en crisis sino a las propias empresas públicas como primer paso para extenderlo a la totalidad de la economía. Ello permitiría conformar un Consejo de Empresas Gestionadas por los trabajadores en el que junto a técnicos y delegados elegidos por el ministerio, la mayoría esté integrada por delegados elegibles y revocables por los trabajadores. Por último, para que las empresas gestionadas por los trabajadores, cooperativas, etc tengan financiación adecuada y no queden aisladas es necesario implementar un Plan nacional de Desarrollo Endógeno Rumbo al socialismo que integre a todas en un mismo objetivo económico. Para hacer realidad ese Plan, además de la participación protagónica y con poder decisorio de los trabajadores que hemos defendido, es fundamental que los bancos, los monopolios y los latifundios sean expropiados y nacionalizados bajo control obrero y social.


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