Este próximo 3 de julio del 2015, AJIP, Asociación de Jubilados de la Industria Petrolera cumplirá cuarenta años de haber sido fundada como una alternativa para representar a una población de hombres y mujeres, quienes dedicaron gran parte de su vida al servicio del país y hoy se expresan en unos 27 mil ex trabajadores de Pdvsa.
Muchas historias se registraron gracias al esfuerzo de estos hombres y mujeres, quienes en diferentes etapas de la historia venezolana manifestaron su espíritu de servicio y de entrega, para hacer del petróleo un fruto para nutrir el desarrollo del país y ser la savia y el alimento de la Venezuela de nuestro tiempo.
Muy lejos quedaron los momentos tristes, cuando una meritocracia atada a intereses ajenos a la Patria de Bolívar, trataron de mantener a la industria petrolera como apéndice del imperio norteamericano y fracasaron en su intento, por el accionar de un espíritu nacionalista y patriótico que privó ante aquel funesto paro petrolero; hecho que quedará registrado en las páginas de la historia de Venezuela como un oscuro episodio.
Desde las filas de los jubilados petroleros salieron hombres íntegros quienes asumieron en base a su experiencia, puestos claves de la industria en aquellos momentos difíciles cuando con el liderazgo del Comandante Supremo Hugo Chávez Frías, se decidió tomar la colina de Pdvsa, acompañado de hombres valientes como Alí Rodríguez Araque y tantos otros, quienes asumieron el estandarte de la dignidad en aquel histórico momento.
Allí quedaron largas noches y días de batalla (Ver “El Rescate del Cerebro de Pdvsa”) y valientes acciones de nuestros hombres en las refinerías, plantas, oleoductos y taladros del complejo petrolero que hoy junto a sus familias se sienten orgullosos del deber cumplido.
Ha transcurrido el tiempo y la industria continúa y sigue su accionar con hombres y mujeres quienes entienden su responsabilidad y su compromiso con el país.
Muchos apostaron al fracaso y soñaron que sólo bajo los esquemas de una cultura trasnacional e imperialista se podría mantener una industria tan compleja como Pdvsa; la primera del país y la cual ha demostrado ante el mundo, la alta calidad de sus hombres y la solidez que la caracteriza, por su materia prima y su sentido de Patria que es algo más y superior al simple calificativo de “roja, rojita”.
La industria petrolera es hoy una expresión de la Venezuela que con sus virtudes y defectos, busca enrumbarse hacia un destino superior inspirado en un sistema socialista y revolucionario, no capitalista y neoliberal.
Este postulado no riñe con el afán de estar a la vanguardia de la tecnología de nuestro tiempo para encontrar caminos dentro del mercado petrolero mundial y seguir nutriendo la economía del país, como una industria eficiente bajo el criterio de una sincera inversión social para el pueblo venezolano.
La cultura petrolera venezolana ha marcado, luego de nuestra independencia, el destino de un país desde su aparición a finales del siglo XIX y comienzos del siglo XX.
La columna vertebral de nuestra historia ha girado en torno al petróleo para bien o para mal y el reto o el dilema, desde entonces, ha estado expresado en la frase “sembremos el petróleo”.
Mucha agua ha corrido debajo del puente y los años reflejan en la historia y en el papel de una clase trabajadora petrolera venezolana, su afán y su constancia. Sólo basta pasearnos por la historia - por cierto siempre en julio - como la primera huelga petrolera de 1925 de la cual conmemoramos en estos días sus 90 años, historia iniciada allá en el estado Zulia. (comitesocialista.blogspot.com/.../huelga-petrolera-1925-apuntes-en-5.html).
Otros, con el tiempo, también definirían como gran huelga petrolera o primera en la historia de Venezuela, la huelga de diciembre 1936, luego de la caída del régimen de Juan Vicente Gómez.
Desde aquellos antecedentes el devenir petrolero ha seguido su curso y la gran familia de la industria petrolera nacional, ha mantenido su orgullo por pertenecer a ella, por encima de las diferencias; aunque si unidas por sus verdaderos intereses de clase, los cuales trataron de borrar las trasnacionales, al sembrar hasta el día de hoy, un sistema basado en grupos o nóminas separadas representados en federaciones y sindicatos petroleros (FUTPV) o asociaciones, como AJIP; instituciones estas que a la final, son las expresiones de los intereses de los trabajadores petroleros (nómina menor, mayor y ejecutiva).
Este viejo esquema se mantiene aún en tiempos de Revolución, pero sale a flote y pone de manifiesto la diferencia que se expresa en la política laboral de Pdvsa a través de estos mismos esquemas, los cuales aún perduran, como rezagos de las filiales (Lagoven, Maraven, Corpoven) y de sus antecesoras, las trasnacionales (Esso, Creole, Shell, Mobil, Texaco, Phills, Conoco, Stándar Oil, etc,)
Entre las políticas existentes y todavía vigentes en materia laboral, están las normativas que se aplican y se expresan a través de las decisiones de RRHH para con los jubilados petroleros.
El Presidente Obrero Nicolás Maduro, conocedor por experiencia de esta materia, debería pasearse por este escenario laboral para conocer a fondo la realidad que hoy viven los jubilados petroleros. De ello, muy poco se le habló al Comandante Chávez, muy a pesar de los avances alcanzados en algunas políticas de carácter laboral en la Pdvsa roja, rojita y los cuales no se pueden negar.
En el caso de la industria petrolera hay materias pendientes y reivindicaciones que se deben sincerar. El actual ministro de Energía y Petróleo, el presidente de la nueva Pdvsa, los miembros de su Junta Directiva y el presidente de la Federación de Trabajadores Petroleros(FUTPV) y también vicepresidente laboral de la industria (con dos cachuchas), todos conocen a fondo la realidad del trabajador petrolero.
Hoy al cumplirse los 40 años de AJIP y los 90 años de la primera huelga petrolera, los 27 mil jubilados de la industria reclaman dignidad y justicia y no simples “baños de manguera” en materia de pensiones y salarios. Todo ello, porque el jubilado petrolero es un recurso humano de alta calificación el cual no puede verse como desecho, ya que tiene mucho que dar y aportar a un país en desarrollo como Venezuela.
Más allá de sus reivindicaciones, los jubilados de la industria exigen explicación del destino del Fondo de los Jubilados Petroleros y una justa homologación a sus pensiones congeladas en el tiempo. Estas aspiraciones para la meritocracia golpista eran ignoradas, gracias a sus privilegios o intereses puestos de manifiesto en sus elevados sueldos y jugosos beneficios, los cuales recibían a cambio de su genuflexa entrega a los intereses trasnacionales norteamericanos y extranjeros, que se pusieron de manifiesto en el nefasto paro petrolero de diciembre del 2002.
¡Unidad, lucha, batalla y victoria en la industria petrolera!